El sorteo de la Lotería de Navidad dejó ayer un total de 8.400.000 euros –a falta de descontar los impuestos– en la isla de Ibiza, concretamente en el restaurante La Perla, en es Canar (Santa Eulària).
En un viaje a Gran Canaria a finales de octubre, el titular del bar, Cristino Marín, compró 21 décimos del número 86.148 para repartir entre algunos familiares –por ejemplo, su hermano, quien regenta un bar de Sant Rafel–, clientes y los trabajadores del restaurante –15 ó 16–, con la particularidad de que, en este último caso, se trató de un regalo.
Marín, de 67 años de edad, es jienense, pero lleva residiendo en Ibiza desde los 14 años, así que se considera «mitad de cada lugar». Desde el año 2003 dirige La Perla y asegura que el premio no le «va a cambiar la vida, pero bienvenido sea». «Seguiré haciendo lo de siempre», apuntó Marín, quien se considera «un trabajador nato». Hasta que vuelva a abrir el restaurante, en febrero, se encuentra en su tierra natal. Eso sí, promete que, poco antes de la reapertura, hará una gran fiesta para los acertantes y los fieles del lugar.
De entre los acertantes del sorteo –entre familiares, clientes y trabajadores– advirtió Marín, hay muchos que tampoco están en la isla ahora, sino en tierras como Andalucía y Murcia, y también regresarán para finales del próximo mes.
No hubo tanta suerte con las administraciones locales, que no repartieron ningún premio de los considerados grandes. De hecho, como si previeran que no iba a sonar la campana, los ibicencos no prestaron mucha atención al sorteo, al menos en cuanto a bares se refiere. Así, en Ca Na Negreta, junto a los juzgados, apenas había seguimiento, y sólo un señor pareció prestarle atención, aunque, en realidad, estaba «echando un vistazo» mientras pagaba.
En el café bar Balafi, igual. De entre las pocas personas que había, ninguna prestaba atención al sorteo, al menos por televisión. Tal era el caso de Elena Riera y sus hijas Mari Pau Bonet y Rosario Bonet, a quien ni siguiera le dio suerte el hecho de que ayer fuera su cumpleaños. Ellas prefirieron enterarse de si habían ganado algún premio a través del grupo familiar.
Mientras tanto, en El Rincón del Poeta, en la calle Aragón, a falta de seguimiento por parte de los clientes, eran las camareras quienes más atención ponían a los números. Cuando aún no había salido el Gordo, ambas soñaban despiertas con lo que harían si les tocara. Maribel Tirado –quien llevaba siete décimos– aseguró que sabríamos si le había tocado el Gordo hoy, porque, si así hubiera sido, no habría abierto el negocio.
Su sobrina, Amaia Tirado, tenía dos décimos del mismo número, porque el que compró fue en el trabajo de su novio y luego éste recibió otro igual. Su ilusión si hubiera ganado el premio era coger hoy el primer vuelo disponible al extranjero, a donde se terciara, y luego comprarse un piso, o dos si fuera posible. Por ahora, ella también tendrá que esperar.
Como curiosidad, la asociación de enfermos de Asperger repartió una pedrea con el número 67075.
La suerte, a Mallorca
Más suerte hubo en Mallorca, donde tocaron más de ocho millones de euros entre el cuarto premio (42833), en Pont d'Inca y Capdepera, y el quinto (89.053), en Santa Ponça (Calvià).