La isla de Ibiza dio este viernes comienzo a las primeras rebajas de este recién estrenado 2022. Como ya es habitual desde hace tiempo dar un paseo por el centro de Vila es descubrir fuertes contrastes. Es como si fueran dos ciudades distintas por más que el barrio de la Marina y el Paseo Vara de Rey esté separados por apenas unos metros de la Avenida Bartomeu Roselló. En una zona, desolación y, en otra, grandes colas a la entrada de los comercios.
[El primer día de rebajas en Ibiza, en imágenes (Fotos: Arguiñe Escandón).]
De hecho, en la calle Anibal, conocida como la calle de las Farmacias, en Bisbe Torres o justo a la entrada del puerto, muchos apuraban sus horas para echar el cierre de cara a la temporada de verano. Muchos descansarán y harán alguna reforma con sus esperanzas puestas en que este 2022 sea «algo mejor». «Este año he apurado un poco más pero como las ventas han sido muy malas y no me sale rentable seguir abriendo en un lugar por el que apenas pasa nadie y en el que no hay casi vida no tengo más remedio que cerrar el 15 de enero», se lamentó este viernes a Periódico de Ibiza y Formentera Joelle, la encargada de Ibiza Republic en la calle Bisbe Torres.
Otros, sin embargo, no se dan por vencidos aunque saben que compiten «en una gran desigualdad de condiciones». Es el caso de Álex quien junto a su madre regenta desde hace más de tres décadas la tienda de ropa para bebés, niños y adolescentes Club Abc también en Bisbe Torres. «Hacemos rebajas que llegan hasta el 70% pero aunque le ponemos ganas e ilusión cada vez es más complicado resistir abiertos todo el año porque la competencia con las grandes marcas es brutal y porque la Marina se ha quedado desierto, incluso en estos días de Navidad, y porque los problemas de aparcamiento desaniman a muchos ibicencos a venir hasta aquí», contestó Álex mientras colgaba sus carteles con las ofertas en el escaparate.
«Invierno muy duro»
En una situación parecida están otros pequeños comercios a los que apenas separan unos metros de grandes franquicias pero años luz en ventas. Es el caso de Francesca, quien tras el mostrador de la tienda de zapatos de importación italianos Kekko Ibiza intenta no perder el ánimo y la sonrisa. «Está siendo un año muy flojo para tiendas pequeñas como nosotros por el coronavirus, la falta de turismo o los problemas para acceder al centro de la ciudad, pero nosotros intentamos sobrevivir con descuentos desde Navidades y con rebajas del 30% si te llevas un par y un 50% si te llevas más».
También buscan alternativas en comercios como Mercalzado, en el 7 de la calle peatonal Pere de Portugal y también a escasos 50 metros de Bartomeu Roselló. Según Carmen, aunque van haciendo promociones puntuales, este viernes empezaron oficialmente las rebajas. «Creo que este año volverá a ser tranquilo porque ya no es como antes, cuando el primer día todo el mundo acudía en tromba a comprar, y porque el pequeño comercio tiene muy difícil competir en precios contra grandes franquicias estando además en un lugar de tan difícil acceso con el coche como este».
Las grandes franquicias
Unas opiniones que contrastaban frontalmente con lo que se vivía entre las grandes marcas. La Avenida Bartomeu Roselló acumulaba numerosos clientes e, incluso, en algunos comercios había cola para entrar debido a las restricciones de los aforos.
Aunque algunas responsables aseguraron tener prohibido dar datos y hablar con la prensa, la sensación en muchas de estas tiendas es de optimismo. «Viendo como está el primer día de rebajas, con mucha gente rebuscando entre las ofertas y con grandes filas en las que apenas se guarda la distancia de seguridad, podemos decir que todo ha comenzado muy bien y que vamos a registrar un alto nivel de ventas».
Ganas de rebajas
Entre el público de a pie había ganas de que llegara este viernes. Era el caso de León, Pere, Cristo y Rubén, cuatro amigos estudiantes que apuraban sus últimos días antes de volver a las clases este lunes. «Este año hemos notado que nuestros particulares Reyes Magos han sido algo más escasos a la hora de dejarnos dinero, así que estábamos esperando a que llegara el día de hoy para acudir en busca de gangas y renovar nuestro armario que nunca viene mal».
Ellos llevaban cada uno una gran bolsa en las manos pero otros eran algo más exagerados. Moha y Jazmina aprovecharon para renovar parte de la ropa de sus pequeños. «Este año la economía familiar se ha resentido porque no se ha trabajado tanto debido al coronavirus y, por eso, venimos a las rebajas para aprovechar que los precios son mucho más asequibles que los de los pequeños comercios».
Precisamente, la diferencia de precios fue este viernes una de las explicaciones más habituales entre los muchos que este viernes acudieron a las rebajas. «Lo siento por la tienda pequeña pero por lo que allí vale una prenda en una franquicia me puedo comprar tres y, además, siempre hay mucho más donde elegir», confirmó Sol junto a sus amigas Mariana, Jimena, Lina y Pepi.
Precisamente, esta última se acordó del consabido problema del aparcamiento. «Algo tendrían que hacer quienes gobiernan en la ciudad si no quieren que el pequeño comercio acabe muriendo porque, a día de hoy, es muy difícil competir con los precios de Bartomeu Roselló y con las posibilidades que hay de aparcamiento que aunque son pocas, son mejores que acudir a otras calles o al barrio de la Marina».