El invierno en es Canar pasa despacio. El movimiento que acostumbra esta zona durante el verano contrasta radicalmente con la tranquilidad extrema que se vive durante los inviernos. La avenida d'es Canar apenas presenta tráfico, algunos vecinos aprovechan los días soleados para pasear a sus mascotas y disfrutar de la tranquilidad del invierno.
Este es el caso de Manoli Pelegrina y Mari Conchi Castro, que son vecinas de la zona y, en su paseo matutino a sus respectivos perros, explicaban que «en invierno aquí estamos muy tranquilos». Sin embargo reconocen que están deseando que comience la temporada y reincorporarse a los hoteles en los que prestan sus servicios, el Hotel Miami y el hotel Ereso respectivamente, ambos en la zona. «Hay ganas de que llegue ya la temporada. Ahora se está muy tranquilo, pero en verano hay alegría», reconocían ambas.
En el popular bar Apache de es Canar, su camarero, Antonio Partido, no tiene dudas a la hora de calificar el invierno en su zona: «Fatal». Asegura que el Apache «es el único bar abierto en invierno», aunque, tal como matiza Partido, «hace poco que abrió otro bar en la avenida Punta Arabí». Asegura que «de momento, es rentable mantener el bar abierto fuera de temporada», poniendo especial énfasis en el condicional «de momento». Comenta que la actividad del Apache se centra, sobre todo, por las mañanas «en los desayunos y el cafelito, y al medio día. Por la noche hay poco movimiento».
Pocos negocios
En la avenida Punta Arabí el paisaje trasciende la calma invernal de cualquier zona turística. Un gran número de locales mantienen la verja cerrada desde que terminó la temporada estival de 2019, acumulando polvo y suciedad sin que nadie parezca preocuparse por su estado. Un hombre, Luis, subido a unos zancos pasea por la avenida entrenando su habilidad de cara al verano aprovechando el poco tráfico de la zona. Apenas unos negocios mantienen la actividad en esta avenida, entre ellos el estanco y la tienda de comestibles.
A la puerta del estanco esperaba su turno Antonio Gutiérrez, que califica la zona de «desangelada» en invierno. Aunque vive en Santa Eulària asegura que, durante esta época es asiduo a esta zona, «me gusta venir a pasear en invierno y aprovechar la tranquilidad».
En la tienda de comestibles, su responsable, Sabina Lozano, asegura que «aquí cada vez hay menos negocios, y se han ido muchos vecinos». Lozano decidió abrir su tienda de comestibles durante todo el año con la llegada de la pandemia, hasta entonces era uno más de los negocios que trabajaban exclusivamente en temporada de verano. Ahora asegura que está «deseando que llegue el Imserso a es Canar y que llegue el trabajo». La lista de quejas de Sabina respecto a su vecindario es larga, además asegura que se ha quejado en reiteradas ocasiones a la línea verde del Ayuntamiento sin resultado respecto a temas como el alumbrado que «muchas tardes, se apaga».
20 minutos para un taxi
La tienda de Sabina se ha convertido en este tiempo en una suerte de centro social en el que los vecinos se paran a comentar y debatir sobre cualquier cosa. No son pocas las reclamaciones que los clientes y vecinos que van pasando por la tienda reivindican respecto al estado de su barrio. Uno de los más comunes tiene que ver con las conexiones de transporte público. Habla de su hija, que «cuando va con las amigas por Santa Eulària se tiene que volver, como tarde, en el último bus de las 20 horas».
Además «hay que esperar 20 minutos para que llegue un taxi en invierno», se queja, «además, desde Santa Eulària, cuesta 10 o 12 euros». Clauss, de 63 años, vecino de la tienda y con problemas de salud, confirma la dificultad de vivir en esta zona «vivir en esta zona se está convirtiendo en un problema», asegura, y comenta que «para cualquier cosa hay que ir fuera». Además explica que «es relativamente fácil salir de es Canar, pero lo difícil es volver», y vuelve a hacer referencia del gasto que debe afrontar para moverse en taxi, y añade el «demasiado» tiempo que debe invertir cada vez que debe desplazarse, la mayor parte de las veces por motivos de salud.
«Vivir en es Canar se está convirtiendo en un problema. Para cualquier cosa hay que ir fuera y luego es complicado volver»
Clauss
VECINO DE ES CANAR
Flor, de 66 años, también se une a la conversación en la tienda de Sabina, y añade una queja más respecto al transporte público: «en invierno solo hay una parada, y es la que más lejos está de dónde vivimos la mayoría de los vecinos. Además no tiene marquesina y si llueve no nos podemos resguardar», lamenta. «Para una cita con el médico de cinco minutos tenemos que invertir dos horas de viaje», añade Clauss, «y si vas en taxi, entre ir y volver, el viaje cuesta unos 20 euros».
Otra de las reivindicaciones de Lozano gira en torno a la prohibición de aparcar a cualquier vehículo que no sea turismo o motocicleta en toda la avenida, «yo tengo una furgoneta pequeña para la tienda, pero otros vecinos, que son jardineros o fontaneros, también se mueven en furgoneta y siempre nos acaban multando». En la lista de reclamaciones no falta la reivindicación respecto a parques infantiles y para personas mayores, así como las quejas de «poca limpieza», en toda la zona. «En es Canar todo es para los turistas, no para los vecinos», concluye la tendera.
Por parte del Ayuntamiento de Santa Eulària, respecto a los parque asegura que «hay una zona de juegos infantiles, pero es cierto que no es muy grande». Apuntan que el problema que tiene al respecto el Ayuntamiento deriva de no tener terrenos en propiedad en la zona. Sin embargo aseguran que «se están haciendo gestiones para tratar de conseguir espacio para otra instalación infantil y, según el tamaño que tenga, se podrían intentar incorporar también máquinas de ejercicio para mayores».
Línea verde
Al mismo tiempo, también aseguran que «se está tratando de conseguir algún solar más para realizar aparcamientos públicos». Respecto al problema del aparcamiento y las furgonetas explican que «prohibición de estacionamiento de vehículos que no sean turismos y motocicletas se instauró hace unos meses para mejorar la seguridad de los peatones». Respecto al alumbrado, el Ayuntamiento reconoce que, en diciembre hubo problemas debidos a las luces de Navidad, pero que «en principio estaría solucionado», y animan a los vecinos a usar la línea verde para comunicar este tipo de problemas.
En cuanto a la limpieza, el Ayuntamiento reconoce que «al ser una zona con más presión en verano, el servicio suele reforzarse más en temporada y en invierno se adapta a la población residente». Sin embargo comunican que «la queja ya está trasladada al departamento y miraremos a ver si podemos reforzar o ajustar el servicio».