Ecologistas de Ibiza achacan los problemas de aguas fecales de la depuradora de Ibiza a la mala planificación y a la falta de mantenimiento de las instalaciones. «Gran parte de los problemas con los vertidos en el torrente de sa Llavanera son consecuencia de una mala gestión política». Con estas palabras de indignación explicó ayer Hazel Morgan, presidenta de la asociación ibicenca Amics de la
Terra, las causas de los habituales residuos tóxicos que llegan a este torrente.
«Es preocupante el nivel de incidencias que se detectan en los sistemas de alcantarillado y en las depuradoras de la isla. Estos problemas provocan que aguas no tratadas acaben en el medio natural», explicó Joan Carles Palerm, presidente del grupo ecologista GEN–Gob.
Mantenimiento
Ambos delegados, Morgan y Palerm, coinciden en que la falta del mantenimiento de la depuradora ha generado un deterioro de las canalizaciones. «Aquí en Ibiza se construye mucho, pero luego no se mantienen las instalaciones levantadas porque eso conlleva una inversión económica», subrayó Hazel Morgan. Una inversión que, según los ecologistas, tiene un destino turístico y no medioambiental. «Es importante mejorar el esfuerzo en mantenimiento de estas infraestructuras. El funcionamiento de las depuradoras no es el adecuado. No puede ser que estas aguas fecales contaminen la naturaleza», puntualizó consternado Joan Carles Palerm. Sin duda, para este ecologista, esta situación se ha convertido en un auténtico problema ambiental en Ibiza. En este sentido, subrayó que no solo en esta zona se producen vertidos tóxicos. Sin ir más lejos, señaló que la situación de la red de aguas residuales que existe en la bahía de Sant Antoni también sufre estos problemas de saneamiento. «Esta preocupación se ha repetido constantemente en los últimos años», explicó. No obstante, pese a las reiteradas denuncias por parte de los vecinos del edificio Brisol y entidades ecologistas de la isla, siguen faltando soluciones efectivas para terminar con esta problemática.
En esta línea, Hazel Morgan subrayó que es el Govern balear, órgano responsable de la depuradora de Ibiza, el que debe controlar esta gestión mientras se pueda poner en funcionamiento la nueva estación. «El problema es cuando las instituciones no quieren asumir sus competencias en la materia. Es cuando se genera esta nefasta gestión», puntualizó. Subrayó que es importante solventar estos vertidos porque con esta situación sufre la gente y sufre la naturaleza.