Un total de 516 estudiantes, 500 de Ibiza y otros 16 de Formentera, comenzaron ayer las pruebas de bachillerato de acceso a la universidad (PBAU). Las pruebas se realizarán hasta mañana jueves día 9 cuando el examen de Diseño o de Historia de la Filosofía pondrá fin, a las 18.00 horas, a los tres días de exámenes. En Ibiza, las pruebas están teniendo lugar en el Recinto Ferial, bajo la atenta mirada de 23 profesores. En Formentera, los 16 alumnos se examinan en el Instituto Marc Ferrer.
Los resultados de los exámenes se publicarán el próximo día 17 y, a partir de ese momento, se abrirá el plazo para revisiones. Los resultados definitivos se harán públicos el 28 de junio. Las fechas de recuperación se celebrarán los días 6, 7 y 8 de julio.
A partir de las 08.00 horas de ayer, el Recinto Ferial de Ibiza empezaba a llenarse de estudiantes. Muchos de ellos, con apuntes en mano y con la vista clavada en ellos. Otros, tratando de abstraerse con los cascos clavados en los oídos de los nervios de otros compañeros minutos antes de comenzar. Y nervios, sobre todo muchos nervios, los protagonistas año tras año de esta prueba, tan trascendental para el futuro del alumnado.
Nervios
Como los que no disimulaba Llorenç Atienza, que se enfrenta a la selectividad con la esperanza de alcanzar la nota de 12,3 que necesita para acceder a la carrera de Farmacia. A Llorenç lo podríamos definir dentro del equipo de los sobreexcitados. «La pila galvánica es mi apellido, ¡soy una pila compuesta por un ponsalí, algo de electrones y dos semipilas!. No estoy nada nervioso, ahora mismo soy un alfa», así se definía, descargando (o más bien desbordando) tensión con humor, ante las carcajadas, un poco nerviosas también, de sus compañeros del IES Sa Serra.
Uno de ellos es Obay Gaufi, que aseguraba, continuando la broma de su amigo, que «soy el amigo de la pila galvánica: el modernismo y las vanguardias. ¡No hay miedo!». Gaufi espera poder llegar a conseguir un 12,8 para poder estudiar la carrera medicina forense. La misma carrera a la que aspira su compañera, Lucía Planells, que, entre risas, reconocía abiertamente, «estoy nerviosa, pero lo llevo bien. He estudiado mucho, ¡y llevo una pila galvánica en el cerebro!».
A unos metros del grupo de Sa Serra aguardaba la hora para entrar al recinto otro grupo, éste del IES Algarb y con la tensión más contenida que el grupo portmanyí. «Hay muchos nervios, la verdad. Encima, ahora es el primero y estamos todos que no sabemos dónde tirar», admitía Quica Sastre, que reconocía que los exámenes de Historia, Catalán y Matemáticas son los que más le asustan, mientras que el de Física es el que afronta con más seguridad. Sastre espera alcanzar un 12,5 para poder estudiar la carrera de Biomedicina. «Es una nota muy alta, pero he estudiado mucho», explicaba con prudencia, pero con seguridad. Carla Marí no tenía tan clara la carrera exacta a la que piensa optar, «algo relacionado con ciencias de la salud», eso sí, lo aseguraba con rotundidad. «Medicina, un grado superior de Enfermería o Fisioterapia. Aún no estoy segura, lo que más me asusta es la nota de corte, que últimamente están muy altas», explicaba Marí, que también apuntaba que necesitaría una nota media de 12,5 para poder estudiar una carrera del sector que le interesa.
Nervios compartidos
Con el alumnado concentrado en sus exámenes, sentado ante los pupitres dispuestos en el Recinto Ferial, que aprovechó hasta la cafetería, todavía quedaban algunos grupos de personas en el exterior. Se trataba de grupos de madres. «Yo estoy más nerviosa que mi hijo, ¡hasta me he tenido que tomar una pastilla!», reconocía Daniela, respecto a su hijo, Marco, que espera poder estudiar Bioquímica. «Esta noche [por el lunes por la noche] ha dormido tres horas y media; por la noche no estaba nada estresado. Estuvo repasando hasta las tres y media de la madrugada y esta mañana, a la siete, sí que estaba un poco más nervioso, ni siquiera ha podido desayunar. Lo sé porque yo tampoco he dormido», explicaba Daniela.
Su amiga, Amal, puede contar una historia parecida respecto a su hijo Wouassim, que quiere estudiar Astronomía. «Necesita un 13,5, pero estoy muy tranquila porque es muy buen estudiante», explicaba Amal, que también reconocía haber recurrido a una pastilla para combatir los nervios por el examen de su hijo. Quien más tranquila estaba era Natalia: «Tanto mi hija, Alba, como yo hemos dormido toda la noche», explicaba sin ocultar cierta emoción en su mirada: «Es verdad que los nervios se llevan por dentro», precisaba. Tampoco podía ocultar orgullo ante los comentarios de Amal y Daniela: «Es que Alba va a ser una gran cirujana que va a poder operar sin siquiera pestañear», explicaba Amal con admiración mientras Daniela recordaba la Matrícula de Honor que ha conseguido Alba con sus buenas notas.