La Asociación de Madres y Padres de la escuela Can Misses de Ibiza (AMIPA) exigió etse martes un comedor escolar «en condiciones», puesto que desde el curso 2007-2008 este servicio se presta en el centro en un módulo prefabricado. Por si ello fuera poco, las mejoras propuestas ahora por los responsables educativos de las islas pasan por instalar el comedor en otro espacio donde llegan a alcanzarse 35 grados y donde el ruido es ensordecedor.
El presidente de la Amipa, Salvador Sanchís, destacó este martes que contar con un adecuado servicio de comedor para los alumnos del colegio es una «demanda histórica» que llevan años reivindicando. «Parecía que había voluntad de quitar el módulo y contar con un comedor, una decisión que aplaudíamos», explicó.
El problema es que la propuesta planteada ahora no responde a las expectativas de las madres y padres de alumnos al pretenderse ofrecer el servicio en un aula que ya fue utilizada años atrás como comedor, pero que es «muy ruidosa y en la que se alcanzan temperaturas elevadísimas».
De barracón a horno ruidoso
«No estamos dispuestos de pasar de ese barracón a lo que nosotros llamamos un ‘horno ruidoso'», insistió Sanchís.
El presidente se refirió a un informe técnico inicial en el que ya se ponía de manifiesto la necesidad de buscar soluciones para mejorar la climatización e insonorización del espacio: «Entendemos que hace 40 años, cuando allí había un comedor, tener máquinas de aire acondicionado era muy caro. Hoy en día son bastante asequibles».
A pesar de tenerlo previsto, la Amipa no pudo reunirse ayer con responsables de las administraciones implicadas y «mantener una mínima negociación productiva» que permitiera llegar a acuerdos en este asunto.
«Tenemos constancia de que el comedor se dotará con los electrodomésticos necesarios, pero no se va a garantizar, de momento, ni la climatización ni la insonorización», explicó Sanchís.
Según señaló el presidente, la propuesta de los responsables educativos es que el comedor abra en septiembre: «Ahora se excusan en que no ha habido una licitación, sino que se ejecutará una obra menor. Después de 15 años de demanda, nos parece un menosprecio. Para una licitación ha habido mucho tiempo. Llevamos manteniendo negociaciones sobre este tema desde 2020».
También aseguró que en las diferentes reuniones celebradas siempre se había mostrado voluntad desde todas las partes implicadas para solucionar esta problemática. «Si fueran lo suficientemente responsables para decirnos que el comedor no estará en septiembre sino más adelante, no habría ningún problema por parte de la Amipa Can Misses. Hemos aguantado 15 años, podemos aguantar tres meses del curso escolar con un comedor en un barracón, pero lo que nos gustaría es que, a través de la vía administrativa necesaria, se pueda inaugurar un comedor con todas las de la ley, sin someter al alumnado a estas temperaturas o a ese ruido insoportable», insistió.
Sanchís lamentó cómo los responsables educativos les aseguran que la instalación, tal como los madres y padres solicitan, se hará en una segunda fase, sin contemplarse todavía cuándo.
La Amipa explicó ayer que, si nada cambia, el comedor se emplazará en un espacio utilizado hasta ahora como aula de psicomotricidad y donde antiguamente ya se ubicaba un comedor escolar. Ello garantizará poder abaratar los costes de instalación.
Las altas temperaturas o la acústica del aula hacen que este lugar sea poco recomendable para acoger el servicio de comedor, más teniendo en cuenta que hasta 100 niños podrían utilizarlo a la vez. Así, la Amipa lamentó este martes que «todo lo que se ha debatido y acordado con la administración se incumple a la hora de ejecutar el proyecto».
Para las familias de los alumnos de Can Misses, la solución planteada es «indignante» y, además de llegar «muy tarde», se demuestra que «no hay voluntad real de querer abordar enteramente la solución a un problema tan antiguo y tan evidente».
También explicaron que está en curso administrativo la construcción de un gimnasio para realizar las actividades que no se podrán llevar a cabo al utilizarse como comedor el espacio de psicomotricidad. La Amipa reiteró que ven positiva esta construcción, «pero no como moneda de cambio a un comedor que no garantiza el bienestar de sus comensales, exponiéndolos a altas temperaturas y a unos niveles de ruido insoportables».