Los hosteleros de Talamanca afrontaron este martes con resignación el nuevo vertido de residuos que se produjo en la playa de Talamanca el pasado lunes por la tarde. Según estos trabajadores, los continuos vertidos que provienen de las operaciones rutinarias de los barcos son perjudiciales para su trabajo, puesto que perjudica al turismo de la zona.
«Los turistas que vienen a comer o tomar un aperitivo lo hacen con la intención de pegarse un baño cada cierto tiempo. Cuando aparecen estas manchas residuales, se trasladan a otras playas», explicó Pilar de la Flor, empleada del Hostal Talamanca Restaurant mientras atendía una mesa en la terraza del local.
En este sentido, señaló que muchos visitantes se fueron cuando vieron el agua turbia. «El agua por la mañana está muy bien, pero por la tarde se vuelve muy revuelta como consecuencia del movimiento de todos los barcos», puntualizó.
En esta línea también se mostró la presidenta de la Asociación de Vecinos de Talamanca, Ana Lledó. Esta mujer subrayó a Periódico de Ibiza y Formentera que esta zona jamás había estado tan deplorable debido, entre otras cuestiones, al número de embarcaciones que fondean en Talamanca, una de las bahías más masificadas y con la pradera de posidonia más castigada de Ibiza. «Tenemos 400 barcos amarrados ilegalmente aquí. Cada uno de ellos vierte su porquería al mar contaminándolo todo», subrayó contrariada.
«Nos hundimos en fecales»
Además, según la presidenta de la Asociación de Vecinos de Talamanca, esta zona de la isla padece las consecuencias generadas por la falta de una depuradora en condiciones.
«Talamaca se hunde en fecales y nadie hace nada. La preocupación de Medio Ambiente es inexistente», afirmó con rotundidad. Asimismo, Ana Lledó adelantó a este medio que ha elaborado dos denuncias que quiere hacer llegar a la Comisión Europea: una por los
fondeos ilegales y el otro procedimiento por la nefasta gestión de la depuradora y los irregulares expedientes.
«Resignación»
Además de Pilar de la Flor, otros hosteleros de la zona como Joan Marí, del chiringuito Alegría, o la camarera Carolina Donadio, del local Shu Ibiza Talamanca Beach Club, se mostraron resignados con los numerosos vertidos que se producen en el mar.
«Todos los años pasa lo mismo. Son muchas temporadas viviendo esta situación», explicaron. No obstante, mientras que Marí señaló que estos residuos sí pueden llegar a influir en la productividad del local, Donadio explicó que el estado del mar no condiciona «considerablemente», a su clientela.
«Viene mucha gente simplemente a tomar algo. No por el estado de esta playa», puntualizó. Justo enfrente de este local, el socorrista Fabio observaba, desde la torre de madera, a los pocos bañistas que este martes se atrevieron a darse un chapuzón mientras ondeaba la bandera amarilla «por precaución», según Fabio. Cabe recordar que los socorristas tuvieron que sacar la bandera roja el lunes por la tarde tras avistar el vertido de un barco.