Dice la tradición que San Lorenzo, uno de los mártires de la Iglesia, fue un diácono regional de Roma que fue martirizado en una parrilla el 10 de agosto del año 258 de nuestra era por el emperador Valeriano. Pues ayer, más de 20 siglos después, en el día que se conmemora su muerte, en el pequeño pueblo de Sant Llorenç alguno de los presentes seguro que tuvo una sensación semejante al calor del santo ante las ascuas.
Comienzo de la procesión en Sant Llorenç este miércoles. Vídeo: Manu Gon.
Y es que el día grande de la pequeña localidad del municipio de Sant Joan fue extremadamente caluroso y en torno a las 13.00 horas, cuando terminó la misa, conseguir una sombra en la plaza de la iglesia en la que guarecerse se cotizaba lo mismo que una pequeña botella de agua para refrescarse.
Decenas de abanicos en la iglesia
Afortunadamente para todos los que llenaron el pequeño templo para seguir la ceremonia que ofició el obispo de Ibiza y Formentera, Vicent Ribas, en los laterales de la iglesia había pequeños ventiladores funcionando a su máxima potencia para intentar llegar a lo que no podían las decenas de abanicos que se movían con gran agilidad sin importar la edad de su portador.
Durante su homilía, Vicent Ribas volvió a demostrar una vez más su cercanía a la población de Ibiza recordando que Sant Llorenç es uno de los pueblos más activos en lo que a eventos tradicionales se refiere, citando los Pasos de Semana Santa, los Goigs de Nadal o la elaboración de Palmas en la víspera del Domingo de Ramos.
Además, tuvo palabras de agradecimiento para todos los que han colaborado en la preparación de las fiestas – obreros de la parroquia y miembros del coro parroquial incluidos – e, incluso, se acordó de las balladoras de Sa Colla de Labritja que desafiaron al intenso calor con sus trajes tradicionales que pueden llegar a los seis kilos de peso.
Después, explicando que San Lorenzo era uno de los uno de los siete diáconos regionales de Roma y que murió por presentar al emperador Valeriano a los pobres, lisiados, mendigos, huérfanos, viudas, ancianos, mutilados, ciegos y leprosos «como la verdadera riqueza de lglesia», Ribas recordó que actualmente Ibiza solo tiene uno permanente. Es el mexicano pero ibicenco de adopción Pedro M.
Ramírez Sánchez y como entre sus funciones «está el dar testimonio cristiano ayudando a los más pobres» instó a todos los presentes a seguir el ejemplo de ambos «para difundir la fe cristiana de la misma manera para que no sea una fe muerta».
Procesión, carros y ball pagès
Tras la misa, en torno a las 13.00 horas y ante un intenso calor que se reflejaba en las manchas de sudor en las camisas de muchos de los asistentes comenzó la procesión. Fue corta, por los alrededores del templo y con la imagen del santo cerrando la comitiva como marca la tradición. Delante, un solícito Santi Marí, director insular de Bienestar Social de Ibiza pero sobre todo orgulloso llorancer, que no paró de ayudar en ningún momento. Tan pronto llevaba el estandarte que abría la procesión como servía refresco y bunyols o coordinaba los carros de barana para que todos aquellos que lo quisieran se pudiera subir a dar una vuelta. Y todo ello con más de 30 grados a la sombra.
Tras el tradicional paseo y mientras se preparaban la quincena de miembros de Sa Colla de Labritja llegó el momento que muchos asistentes esperaban, el grifo medio escondido en un lateral de la iglesia comenzaba a funcionar a pleno rendimiento sirviendo una cerveza fresquita que hizo más llevadero el disfrutar de la muestra de ball pagès.
Un espectáculo que si ya de por sí tiene mérito ayer se multiplicó. Y es que como explicó a Periódico de Ibiza y Formentera Neus, profesora del CEIP Labritja y una de las veteranas de la colla desde que acudió a ver como lo hacían sus hijos hace ya casi dos décadas, su traje puede llegar a pesar hasta seis kilos. Sin embargo, todos ellos demostraron una vez más que hay pocas cosas que se les resistan dando una exhibición que acabó con las mayores ovaciones de la jornada.