La Cooperativa Agrícola Sant Antoni ha iniciado este jueves su campaña de compra de algarroba de Ibiza en un año en el que el precio de este producto ha subido de manera considerable. Si en 2021 el kilo de algarroba se pagó a 0,85 euros, este verano el precio aumentará hasta los 1,20 euros, más impuestos.
La cooperativa es uno de los principales compradores de algarroba en la isla y en sus instalaciones almacena y procesa este fruto para obtener su pulpa y su semilla. Esta última parte, conocida como garroví, es la más valorada y es, precisamente, la que en temporada marca el precio del fruto del algarrobo.
El gerente Juan Antonio Prats ha destacado este miércoles que el garrofín se utiliza en la elaboración de un conocido espesante, el E-410, así como en otros productos cuyo consumo está muy extendido. «Cuando sube su coste, ello nos permite también subir el precio de la algarroba», insistió.
Este año, y debido a la particular climatología registrada en la isla, el experto confirmó que la algarroba ibicenca está «muy seca» y avanzó también que la producción será «más corta» en comparación con años anteriores. Según Prats, los algarrobos suelen alternar años de mucha producción con otros en los que producen menos, tal como se espera para este 2022.
«Entre 300 y 400 personas de la cooperativa pueden recoger algarrobas. Hoy recibiremos a mucha gente que nos las van a traer. Los primeros días vienen muchas personas», manifestó el gerente.
Protocolo
A finales de julio, la Conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentación detalló la actualización del protocolo de actuación contra los robos de algarroba en las explotaciones agrarias y en los almacenes de empresas de este subsector. Desde el Govern destacaron que, en los últimos años, la algarroba «se ha revalorizado enormemente y esto es una gran noticia, porque este valor añadido aumenta la renta agraria y hace posible que el sector primario siga adelante».
Al mismo tiempo, el aumento de su valor ha provocado oleadas de robos y hurtos en numerosas fincas de Baleares. Para evitar la comercialización de las algarrobas robadas, el nuevo protocolo incluye la obligación de cumplimentar diferentes trámites y documentos, tales como un certificado que se expedirá desde las delegaciones comarcales para cada uno de los titulares de las explotaciones con este cultivo.
En el documento aparecerán todas las parcelas existentes y deberá estar firmado por la propia delegación y por la persona que recoge la algarroba en nombre del titular. Además, se establece el contrato alimentario que se aplica a partir de una operación de más de 1.000 euros y que en el caso de la Cooperativa Agrícola de Sant Antoni deberán suscribir quienes no sean socios de la entidad.
Según manifestó el gerente, a pesar de las complicaciones burocráticas, los clientes de la cooperativa deben pensar que toda esta documentación se solicita «por su propio bien» y para defender los intereses de los productores.
Prats también lamentó que en Ibiza los robos de este fruto son más habituales de lo que se pueda pensar: «El pasado año, un socio de la cooperativa tenía los sacos cerrados y amontonados y, durante un fin de semana, alguien pasó por su finca y se los llevó. Nosotros, lo primero que preguntamos a quien nos trae algarrobas es si es socio o no y le pedimos que nos indique de qué finca nos las traen, el polígono y la parcela. Cuando alguien nos entrega algo que no parece demasiado legal, cuando ven que pedimos tanta documentación, se van y ya no vuelven».
El objetivo del protocolo es que, si alguien roba algarrobas, no pueda venderlas fácilmente por su propia cuenta, reiteró Prats.
El gerente concluyó asegurando que este cultivo está ahora en su «momento álgido», con precios que se están pagando «nunca vistos en Ibiza».
«Ahora todos quieren sembrar algarrobos porque han visto que es un árbol que no necesita demasiados cuidados y, si la producción es buena, el rendimiento a día de hoy es muy positivo», concluyó.