Cuatro hombres han aceptado este jueves penas que suman 13 años y diez meses de cárcel y 257.000 euros en multas después de reconocer que se dedicaron a la venta de droga en Ibiza, principalmente marihuana.
La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Baleares juzgaba este jueves, a un grupo de cinco personas por esta trama de narcotráfico. La quinta acusada es una mujer que residía en el apartamento de Ses Figueretes que la Policía señala como punto de venta de la droga.
Las defensas del resto de procesados han llegado a acuerdos con la Fiscalía por los que, al asumir los delitos, han logrado una rebaja de las penas de cárcel que se solicitan. La mujer, en cambio, al inicio de la vista ha manifestado que no estaba satisfecha con la labor de su abogado y no se ha adherido a este acuerdo.
Por ello, ha defendido su inocencia, a pesar de que otros coacusados han declarado que ella vendía droga desde el apartamento de Ses Figueretes.
La mujer ha asegurado que la droga encontrada en su domicilio --cocaína, hachís, MDMA, cannabis y metabolito de heroína-- era toda de consumo propio y no para venta a terceros. La Policía encontró cocaína y una báscula de precisión enterradas en un macetero en la ventana de su habitación, y también pastillas repartidas en sus enseres y ropa, pero la mujer ha sugerido que su expareja, con quien tuvo varios pleitos por violencia de género, fue quien la puso ahí.
Por otra parte, la acusada también ha dicho que todos sus ingresos proceden de su trabajo limpiando sucursales de bancos.
Durante el juicio se han reproducido diferentes conversaciones fruto de pinchazos telefónicos, en las que la mujer hablaba con supuestos compradores. La acusada ha dado explicaciones muy diversas, que la Fiscalía ha considerado del todo «inverosímiles», para justificar el contenido de esas conversaciones.
Así, ha negado que las personas que le llamaban para «comprar» se refirieran a droga, sino a «comida» --a pesar de que la llamada se produjera en mitad de la madrugada, por ejemplo--. En caso de que en la conversación se aludiera explícitamente a marihuana, decía que era para consumo propio. Sobre una llamada alertando de presencia policial cerca de su apartamento, ha sostenido que le avisaban porque su expareja tenía una orden de alejamiento respecto a ella que se estaba incumpliendo.
Con todo, otro acusado ha reconocido que le compraba droga, mientras que su expareja ha declarado haber colaborado con ella en la venta de estupefacientes para que le permitiera quedarse en el piso.
Además, la mujer era ya conocida por la Policía en Ibiza a raíz de otras investigaciones por narcotráfico. Los agentes del grupo de estupefacientes iniciaron esta investigación a partir de denuncias vecinales por el «trasiego» constante de toxicómanos que se acercaban a comprar al apartamento.
La Policía realizó vigilancias y reportajes fotográficos para acreditar la venta de sustancias, y comprobaron el flujo de personas que subían al domicilio y salían tras permanecer un tiempo corto. Así, interceptaron a compradores recién salidos del apartamento y hallaron droga entre sus pertenencias.
Al no reconocer los hechos, la Fiscalía ha mantenido su petición para la acusada, de cinco años y medio de cárcel. En cuanto al resto, dos hermanos se han conformado, cada uno, con cuatro años de cárcel y multa de 123.000 euros; la expareja de la acusada ha aceptado cuatro años de cárcel y multa de casi 8.800 euros; y un cuarto acusado, de origen búlgaro, ha aceptado un año y diez meses de cárcel y una multa de 2.100 euros.
Para varios de ellos se ha solicitado sustituir parte de la pena de cárcel por la expulsión del territorio nacional.