Pasajeros amedrentados encogidos en sus asientos sin poder siquiera ir al baño. Este era el panorama que vivieron los pasajeros de un vuelo de Ryanair de Lancashire a Ibiza el pasado mes de septiembre. El caos se desató cuando un grupo de pasajeros estuvieron «de fiesta» en el pasillo del avión mientras bebían botellas de vodka compradas en el Duty Free y ponía la música a todo volumen con un altavoz propio.
Según describe el Daily Star, la escena podría haberse convertido fácilmente en un «motín», y la turba revoltosa casi impide que el avión aterrice, encima en plena tormenta.
Una pareja que se encontraba en el avión denunció los hechos ante la compañía tras su llegada a Ibiza, el hombre de 55 años describió la escena fuera de control, diciendo al Daily Record: «La respuesta de Ryanair fue una broma. Para ser sincero, no esperaba otra cosa. Te llevan allí porque son vuelos baratos, pero aunque sea una ganga, no deberías pasar por eso. La seguridad de los pasajeros es lo primero.
«No había ningún tipo de control sobre ese avión. Fue horrible desde el momento en que subimos. Eran unos 70 que venían todos de la misma zona. Tenían un gran altavoz negro al máximo volumen que estuvo sonando durante tres horas».
El comportamiento del grupo era tan malo que podría haber «estallado en una guerra total», añadió: «Golpeaban el techo, se quitaban la camiseta y abrían la bebida que habían comprado en el duty free. La única vez que Ryanair se acercó a ellos fue para servirles más bebida. No quería ni ir al baño porque cada vez estaban más borrachos».
«Mi marido fue al baño y, al volver, este tipo golpeó la mano de mi marido como si fuera a chocar los cinco, pero luego le dio los dedos. Los demás pasajeros se estaban molestando mucho por este comportamiento y podría haber estallado una guerra en toda regla».
A continuación, afirmó que el grupo desordenado podría incluso haber impedido el aterrizaje del avión al negarse a ocupar sus asientos durante la tormenta.
El hombre explicó: «Cuando íbamos a aterrizar, había una tormenta bastante fuerte. La azafata gritaba por el altavoz que nos sentáramos o el avión no iba a aterrizar porque todos seguían de pie».
Tras desembarcar del estresante vuelo en el aeropuerto de Ibiza presentaron una queja oficial a Ryanair, pero la respuesta tras recibir un «copia y pega» el 26 de noviembre fue de lo más decepcionante.
Según la publicación, un portavoz de Ryanair dijo: «Un grupo de pasajeros en este vuelo de Edimburgo a Ibiza se convirtió en un grupo disruptivo a mitad de vuelo».
«Para calmar la situación y minimizar las molestias a los pasajeros, la tripulación hizo varios anuncios durante el vuelo y se negó a servir más de dos bebidas alcohólicas a cada pasajero», apuntó la respuesta. Por otro lado, aclaró que «los pasajeros cesaron su comportamiento disruptivo antes de aterrizar con seguridad en Ibiza».