'Alma' es el nombre actual de un barco de lujo que fue construido en Estados Unidos en 1973. Está amarrado en el Port Fòrum de Barcelona. El yate, de 28,5 metros de eslora, se alquila en temporada alta por 6.000 euros al día o 35.000 a la semana. En temporada baja se puede navegar en él por 5.000 euros al día o 30.000 a la semana. Los gastos de gasoil no están incluidos en las tarifas. El barco, hace dos años, no se llamaba ‘Alma' ni se encontraba en Barcelona. Tampoco se alquilaba ni transportaba pasajeros. Se llamaba ‘HCH-X', estaba amarrado en el Port Adriano y transportaba 336 kilos de cocaína procedente de Colombia. El buque, con bandera de Gibraltar, había salido de Palma rumbo a Girona cuando fue abordado por agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera, el 19 de agosto de 2018, entre Mallorca e Ibiza.
Los cinco tripulantes del buque, cuatro holandeses y un alemán de entre 19 y 54 años, llevaban preparando la operación desde hacía dos años. Todos fueron detenidos y encarcelados. Robert G., un corpulento holandés de 54 años, había comprado el ‘HCH-X' por un millón de euros y lo reformó. Hasta entonces lo utilizaban para navegar por los canales holandeses. El barco no era la típica embarcación de narcotraficantes. A simple vista, parecía un viejo cascarón de hierro de color blanco y gris. Sin embargo, en el interior no faltaba ni un solo detalle. Era algo barroco, pero tenía hasta un jacuzzi en el camarote del capitán.
Robert G., que se parecía al cantante Iggy Pop, decidió adquirir el yate de lujo porque pasaría desapercibido en un lugar como el Port Adriano, donde pagaba 70.000 euros de amarre al año. Instaló cámaras de seguridad en la popa del ‘HCH-X' y un circuito de televisión cerrado para controlar el interior. Dos espejos retrovisores de camión asomaban por ambos lados. La embarcación, que cuenta con un gran salón con cocina en la cubierta principal y tres cabinas dobles con aseo, además de dos camarotes, salió a subasta en 2020. Estaba tasada en 350.000 euros y la puja mínima era de 148.750.
Los nuevos propietarios del ‘Alma' han pintado el casco de azul oscuro, pero han conservado sus interiores, según se aprecia en las imágenes de su web. La embarcación mantiene las estancias en las que Robert G. organizaba fiestas con jóvenes camareras. «Él siempre decía que en el barco nunca faltaría el alcohol, era exagerado lo que había allí», explicó una de las chicas que acudió en alguna ocasión. «El barco ha fusionado su estética clásica y aventurera con la modernidad y el lujo», detallan en la página web Alma Explorer Yacht. «Sus amplios espacios exteriores lo convierten en una auténtica villa flotante». Una «auténtica villa flotante» que un verano transportó 336 kilos de cocaína por aguas de Balears. La mitad de la droga estaba escondida en un doble fondo del suelo del camarote del capitán.