Los datos registrados este mes de enero en Cáritas Ibiza y Formentera son de todo menos esperanzadores. En su servicio de primera acogida, durante estas semanas del nuevo año, han atendido ya a más de 220 personas. Por lo que, si se mantiene la progresión, será un 2023 muy complicado para la ONG ibicenca. El director Juan Torres recordó que este servicio de primera acogida se centra en las primeras atenciones que se prestan a los usuarios nada más llegar a la oficina de Cáritas.
«Se trata de ver las necesidades de esa persona y guiarle un poco. Si necesita comida, se le extienden unos vales, si necesita asistencia burocrática, se le ayuda», explicó. También el coordinador Gustavo Gómez reconoció que los números relativos a la primera acogida han sido altos este mes. Según explicó, a los usuarios que llevan atendiendo desde que acabó el verano, se han sumado ahora muchos trabajadores que, tras las fiestas, han agotado sus ahorros.
Goteo «constante»
El goteo «constante» de personas en situación irregular, con pocas opciones de recibir ayuda fuera de los estamentos habituales, ha causado también un incremento en las listas de Cáritas. El director Juan Torres lamentó que las cifras que están manejando en enero «nos dan la razón cuando aseguramos que las cosas, este año, no vienen fáciles». Esta situación es también más que evidente en relación al reparto de alimentos: si en enero de 2022 repartían unos 40 lotes a la semana, ahora pueden rozar los 90 «y no hemos bajado de los 60 prácticamente ningún día». «Las cifras son preocupantes», reconoció.
Torres aseguró que el perfil que más está aumentando es el de personas trabajadoras que no llegan a final de mes debido al elevado coste de la vivienda y a la inflación, que ha provocado el encarecimiento de todos los productos de alimentación y de otras necesidades básicas. «El reparto de comida es un paliativo muy bueno para estas personas», aseguró Torres. Lo cierto es que ya en 2022, y a través de todos sus servicios, Cáritas atendió a unas 3.000 personas. Torres recordó que esta cifra se traduce en cerca de 2.000 hogares, lo cual es «mucho».
Petición de auxilio
Nada más comenzar el 2023, Cáritas Ibiza lanzó una petición de auxilio asegurando que la ONG se encuentra en una situación límite, económicamente hablando. En este sentido, el director manifestó ayer que «ha habido respuesta, aunque las necesidades son muchas». «Esperamos, entre todos, poder cambiar esa tendencia de creciente déficit», insistió. En una carta difundida entre los medios locales, Juan Torres informó a principios de mes que el déficit de esta entidad sin ánimo de lucro ascendía a 234.000 euros, mientras que el previsto para este año rondará los 400.000.
«El número cada vez menor de socios en Cáritas Diocesana de Ibiza y Formentera, la escasez de donaciones y el hecho de que las subvenciones no cubren nunca la totalidad de gastos, hacen que el déficit presupuestario en Cáritas sea crónico y creciente», explicó Torres. La entidad también recordó que el número de familias de Ibiza en riesgo de exclusión supera el 20% y que los socios representan unos 45.000 euros en ingresos. «Esa es la única financiación que tenemos segura y supone únicamente un 3% de nuestro presupuesto», concluyó. Otros datos ofrecidos desde la ONG ibicenca invitan a la reflexión.
Según su memoria de 2021 –la última presentada por la entidad–, un 4% de los usuarios que acudieron aquel año a Cáritas Ibiza para solicitar ayuda contaba con estudios universitarios o de FP de grado superior. El número exacto de personas atendidas en Cáritas Ibiza en 2021 fue de 3.081 usuarios, un 10% menos en comparación con el año anterior. En relación a 2019, antes de la crisis derivada del Covid, la entidad solidaria asistió en 2021 a un 38% más de ciudadanos.
En cuanto al reparto de alimentos, fueron entregados 190.000 kilos de alimentos valorados en cerca de 300.000 euros. «Merece una reflexión que en unas islas como las nuestras, con el potencial que hay, se estén repartiendo casi 200.000 kilos de comida al año. Por mucha pandemia que haya, nos tiene que hacer reflexionar. Son datos tremendos y preocupantes», concluyeron responsables de la ONG.