Mientras la consellera balear de Salud, la socialista Patricia Gómez, niega la mayor sobre la situación crítica de Oncología en Ibiza, la realidad de los pacientes de esta isla y de la de Formentera se impone de manera demoledora. El caso de Marga Guasch (Ibiza, 1967) no es único. Lleva más de seis meses sin atención especializada para su enfermedad y no deja de preguntarse por qué el Govern no adopta decisiones como la de abonar a los médicos de Ibiza el dinero que paga a los oncólogos que vienen desde Palma o qué sucedió con el proyecto de rehabilitar el antiguo hospital de Can Misses para reconvertirlo en una residencia para sanitarios.
Esta ibicenca no tenía ningún síntoma que le hiciera sospechar que podía tener un cáncer. Fue a principios de 2018 cuando observando su pecho notó que uno de los pezones tenía una apariencia diferente. Y le preguntó a su entonces médico de cabecera. Este la envió directamente a cirugía y, en solo un día de pruebas, le informaron del diagnóstico: cáncer de mama bilateral con metástasis en dos vértebras. Llegaron entonces la operación, la quimioterapia y la radioterapia. Todo ello controlado estrechamente por los especialistas de Can Misses que debían intervenir para solucionar su enfermedad. Cinco años después, Guasch lleva la friolera de seis meses sin noticias de algún médico que no sea su doctora de cabecera, Ana Ribas, del centro de salud de Sant Jordi.
Al principio de esta etapa, Guasch tuvo como oncóloga a la doctora Iria González, para la que solo tiene buenas palabras: «Como ella, ninguna. Era una chica joven, fantástica, que dedicaba a cada paciente el tiempo que necesitaba. Es más, podíamos entrar toda la familia, dejaba que nos expresáramos, que expresáramos nuestros sentimientos. En una situación así no solo necesitas un buen médico sino alguien que, además, sea familiar, amable, que te explique las cosas».
Con el tiempo, el deterioro del departamento de Oncología de Can Misses fue haciéndose cada vez más evidente. El número de oncólogos se iba reduciendo y los que quedaban tenían cada vez más carga de trabajo. Hasta el extremo de que, según explica Marga Guasch, ahora mismo hay solo un especialista para todos los enfermos de Ibiza y Formentera. Tiene el refuerzo de los oncólogos que se desplazan semanalmente desde Palma pero «no es suficiente, digan lo que digan». En su caso, la situación es «muy indignante», a pesar de que ella se siente bien y hace su vida con normalidad. La última vez que vio a un especialista fue hace seis meses. La oncóloga mandó que se le hiciera una radiografía porque le dolía la cadera. Tres meses más tarde, el pasado mes de diciembre, al no saber nada de los resultados, recurrió a Atención al Paciente y de allí la mandaron de vuelta a Oncología. La enfermera de este departamento, Bea, logró encontrar sus pruebas y le explicó que, «aunque todo estaba bien, tendría que pedir cita con el traumatólogo». Cita de la que, a finales del mes de febrero, aún no tiene ninguna noticia. «La enfermera», relata, «me dijo que estaba bien pero también me dijo que ni siquiera estoy en lista de espera para que me vea uno de los oncólogos que viene de Palma».
«Estamos desamparados», asegura, «y por eso hemos decidido organizarnos y manifestarnos en Can Misses. Todos estamos en la misma situación. Y da igual quien seas porque esto le puede pasar a cualquiera». Sin nadie que controle la evolución de su enfermedad, Guasch rehúye cualquier politización de lo que está sucediendo con la sanidad en Ibiza y ahora mismo solo tiene preguntas para las que no hay respuesta, por mucho que la consellera Gómez diga lo contrario.