Cada vez que escucha que las Pitiusas son destinos atractivos para los sanitarios, Sara Barrera no da crédito. Esta pediatra está a punto de abandonar la isla de Ibiza ante las dificultades para encontrar una vivienda digna a un precio razonable. Ahora mismo trabaja en la sanidad privada.
«Me está resultando muy difícil encontrar esa estabilidad, esa consistencia, en un valor tan importante como es el hogar. Estoy bastante cansada de la situación», lamenta.
Llegó a la isla hace 17 meses después de que le aseguraran «que me iban a ayudar con la vivienda, aunque ello no sucedió». Lo cierto es que esta especialista ha estado trabajando en grandes países como Australia y Reino Unido y explica que la situación «es mucho más complicada en Ibiza», si se habla del precio de los alquileres en relación al sueldo de un especialista médico.
«Es muchísimo más complicado que en Londres y que en otros países de la Unión Europea. Londres me facilitó el acceso a una vivienda. Fui para formarme y, como tienen necesidad de profesionales de la salud, les ayudan. En mi caso, agradezco que me facilitaran el acceso a una vivienda a un precio ajustado a mi sueldo. Una casa en el centro de Londres, a dos minutos del hospital. Ahí está la clave. Si el tema residencial está difícil, pero tienes una administración dispuesta a facilitar las cosas, el intercambio se hace mucho más fácil. Yo agradezco haber tenido acceso a una habitación en el hospital Can Misses durante tres meses, pero reconozco que una habitación de hospital no es un hogar para ningún profesional sanitario que ha venido a servir a esta isla», relata.
Residencia de Can Misses
Para esta pediatra, la habitación en Can Misses fue una ayuda momentánea, pero este espacio nunca puede suplir el bienestar que brinda una casa.
Según explica, los alquileres que ha ido encontrando y que más o menos se ajustaban a sus necesidades estaban después llenos de irregularidades y desagradables sorpresas. También lamenta que, en otras ocasiones, le han exigido el pago de hasta seis meses por adelantado, un gasto difícil de afrontar para cualquier trabajador y que además es una petición ilegal.
«Me parece muy triste lo que está sucediendo. Ibiza se ha convertido en un lugar inseguro desde el punto de vista médico. Si bien hay grandes profesionales y compañeros haciendo una labor excelente para el sistema, la realidad es que somos demasiado pocos para asumir las necesidades reales de la isla. Veo continuamente niños en la consulta que han sido evaluados por profesionales médicos no especializados en Pediatría y a los que se les ha prescrito un tratamiento que no se ajusta a las guías de la Asociación Española de Pediatría. Hasta donde yo sé, el acceso a un pediatra especialista que esté de guardia presencial durante la tarde o la noche no está asegurado para todas las familias de Ibiza ya que, ante la escasez, se priorizan solo los casos más graves», considera esta pediatra.
Barrera reitera que esta situación es una «gran desigualdad para el ibicenco» que debería de tener la seguridad y tranquilidad de poder acceder a una asistencia pediátrica a cualquier hora.
Sobre la problemática de la vivienda, dice conocer a gente que ya se ha acostumbrado a esta insólita situación y llevan tiempo cambiando de vivienda dos veces al año, al inicio y al final de la temporada.
Según explica, muchos de sus compañeros sanitarios se han marchado de la isla y los pocos que resisten o son ibicencos o en su día tuvieron la suerte de encontrar una vivienda asequible.
«Llevo buscando de forma intermitente una vivienda a un precio justo desde que llegué a la isla. Encuentro cosas, pero me exigen seis meses por adelantado o veo casas con moho que, bajo mi punto de vista, no son seguras para la salud. En otras, no me quieren empadronar. Eso no es lo que estoy buscando», afirma
Mallorca, la salida
Ante las dificultades para encontrar casa en Ibiza, busca ya en la isla de Mallorca, donde es también complicado «pero tengo más respuestas».
Esta pediatra reconoce encontrarse constantemente con gente en la isla que le justifica el elevado precio de los alquileres diciéndole que ciudadanos de otros países pagan miles de euros por una vivienda: «Sería interesante tener ayuda o consideración hacia las personas que venimos a trabajar y a servir a esta tierra».
Por tanto, esta profesional defiende que trabajadores que se trasladan a la isla para cubrir puestos laborales tengan cierta prioridad ante el extranjero que puede permitirse abonar un elevadísimo alquiler.
«Me parece que estamos ya ante una competencia muy desigual. Estaría bien que se protegiera un poco al trabajador, tanto al local como a los que venimos de fuera para servir a Ibiza. El dinero, por muy atractivo sea, nunca va a pagar la tranquilidad de sentirnos a salvo en un sistema que está preparado para cuidarnos cuando lo necesitemos», concluye.