«Una de las cosas que más lamento de estar enfermo es no poder seguir haciendo retos solidarios contra el cáncer», explica el paciente oncológico Toño Stihl a Periódico de Ibiza y Formentera en un pequeño local de la calle del Ceramista Joan Daifa. Este hombre, que lleva afincado en la isla toda su vida, hace tiempo que dio un paso al frente en Ibiza para convertir su enfermedad y su sufrimiento en un acto solidario, aportando su grano de arena para ayudar a combatir esta enfermedad, pero también la ineficacia del actual sistema de salud. Y es que, a veces, un grano de arena sí puede hacer una montaña. Explica que a raíz de la noticia de la manifestación del día 3 de marzo, grabó un vídeo compartiendo su caso de metástasis por carcinoma de amígdala en las redes sociales para denunciar la situación sanitaria de la isla. «Si me hubiesen operado cuando tuve esos fuertes dolores, y no un mes después en Palma, se hubiese podido controlar mejor la aparición de metástasis a los ganglios y al músculo trapecio», explica Toño a este medio sin querer tomar nada líquido durante la charla.
«No puedo comer por la boca desde el 28 de agosto. Lo hago a través de una sonda de alimentación que me colocaron directamente en el estómago», explica Toño resaltando que tiene que alimentarse seis veces al día. Una obligación que le condiciona a la hora de hacer actividades porque los batidos que se toma están en su cuarto, ya que necesitan tener cuidados especiales. Explica, haciendo uso de una fortaleza mental encomiable, que con ayuda psicológica se ha hecho a la idea de no poder comer con la boca nunca más. «He asimilado que es mi manera de vivir», apunta este hombre con firmeza. Una solidez que se desvanece en el aire cuando habla de su familia. Es entonces cuando sus ojos empiezan a verse un poco vidriosos, con pequeñas arrugas debajo de sus ojos azules. «La vida es ahora. Quiero disfrutar de mis sobrinos, de mis hermanos y de mi madre. Lucharé hasta el final, aunque me quede solo. Quiero dejar mi granito de arena», expresa este hombre algo emocionado.
Una emoción que se convierte en enfado cada vez que escucha a la consellera de Salud, Patricia Gómez, decir que Ibiza es un lugar atractivo para los facultativos o que los pacientes de la isla reciben la misma atención sanitaria que en Palma. «Cómo puede decir esto si no tenemos ni derecho a pernoctar en un hotel de Palma antes de someternos a una operación en Son Espases», lamenta este joven.
En este sentido, Toño denuncia que la válvula de salida de la sonda se la tuvo que poner en Palma. Una operación que tenía a las 8:00 horas de la mañana. No obstante, como el vuelo desde Ibiza era a las 7:30 horas, pensó en desplazarse el día anterior a Mallorca. «Lo tenía todo reservado en un hotel de Palma, pero desde el servicio de Traslados me dijeron que no tenía derecho a dormir allí», explica con indignación recordando este momento. Asimismo, señala que, al final, tuvo que volar el mismo día de la operación. Una situación que provocó el retraso de la consulta y que Toño tuviese que estar sin comer hasta las 15:00 horas, ya que tenía que ir a la cita en ayunas.
«Un oncólogo que viene desde Son Espases cobrará unos 1.000 euros por visita y yo no tuve derecho ni a dormir en un hotel antes de mi operación», lamenta este paciente oncológico durante la charla. En esta misma línea, subraya que desde hace meses tiene que someterse a revisiones o analíticas periódicas mensuales. Sin embargo, tras la última visita en la que le hicieron una tomografía computarizada en Can Misses, no lo han vuelto a llamar. «Hace más de un mes que tuve la cita. También me dijeron que mi otorrino está de baja y no hay ningún sustituto», relata Toño haciendo hincapié en que cuando vuelva a sentir un dolor en la garganta tiene que someterse a otra operación de urgencia.
Sin duda, la vida de Toño ha sido una batalla constante desde noviembre de 2017. Este año fue cuando Toño se encontró un bulto en el cuello y decidió ir al médico. Le diagnosticaron un carcinoma de amígdala, que había que extirpar y tratar. En 2021 se sometió a su tercera operación y estuvo 11 días ingresado de los que tres permaneció en la UCI. Desde entonces ha visto cómo ha ido perdiendo su fuerza física, que no mental, para poder llevar a cabo esos retos solidarios que tanto apoya. «He tenido que vender la bici y la moto. Un accidente en mi estado supondría poner en riesgo mi vida», explica Toño resaltando que la manifestación del día 3 de marzo en Can Misses es una reivindicación histórica para la isla. «Yo estaré allí en primera fila. Nunca dejaré de luchar», apunta Toño mientras recalca que esta protesta es una concentración de los pacientes, usuarios, familiares y los vecinos de Ibiza, no es una lucha política.