La dificultad de encontrar alquileres a precios asequibles sigue siendo un problema en Ibiza y Formentera. Quienes más han alzado la voz en los últimos meses son los funcionarios, ya sean policías, guardias civiles o docentes. En este gremio se encuentra Kenia, una docente de la vecina Mallorca que, según explica en el programa La Tarde de la Cadena Copa, encontró una sustitución en un colegio de Ibiza. Kenia aseguró que debía aceptar la plaza ya que, en caso contrario, tendría una penalización de dos años sin poder acceder a las listas.
Dormir en el coche
Kenia empezó a buscar pisos y habitaciones en Ibiza y comprobó que «era todo carísimo», razón por la que decidió llevarse su coche de Mallorca a Ibiza y así poder dormir en él mientras seguía buscando piso. «Fue una medida desesperada para una situación desesperada», ha relatado a este programa de radio. Durante varios días durmió en el aparcamiento del hospital Can Misses, que está 24 horas vigilado. Y allí encontró «unas siete u ocho personas» en la misma situación. «Había policías y gente de hostelería», explica. Kenia afirma en La Tarde que es imposible encontrar una habitación e, incluso, la posibilidad de compartir piso es muy complicada debido a los precios ya que le pedían 1.000 euros para compartir habitación y, en caso de querer el piso completo, la cifra subía a los 1.600 euros. Sobre su experiencia de dormir en el coche, esta docente mallorquina asegura que «era incomodísimo y casi no podía respirar». Su familia le pidió que regresara a Mallorca, pero no contempló esta opción ya que no podía quedarse dos años sin trabajar si rechazaba la oferta de sustitución en Ibiza, pues tiene dos hijos. En total, Kenia estuvo buscando piso o habitación durante cinco meses. «Estaba deprimida y sin ganas de hacer nada», asegura. En febrero encontró media habitación ilegal, es decir, un pequeño cuarto para dos personas por 490 euros. «Nos separaba un biombo», precisa. Si bien la situación es así de complicada en Ibiza, esta mallorquina afirma que en su isla natal también se ven precios desorbitados: «En Palma no encuentras nada por menos de 1.000 euros. Hace unos años estaban en 300 y 400 y la pandemia los ha triplicado». «La solución parte de los propios ciudadanos, los que tienen casas en alquiler y se aprovechan de las desgracias de sus compañeros de barrio», concluye.
Álex es otro docente mallorquín que, en este caso, consiguió trabajo en Formentera. Igual que su compañera Kenia tuvo que aceptarlo ya que, de no hacerlo, se enfrentaba a la penalización de dos años. «Había pisos de dos habitaciones por 4.000 euros», afirma y recuerda que el hecho de no tener alojamiento donde dormir no te exime de la penalización que tanto temen los docentes. Según relata este docente, se siente desamparado por las instituciones públicas. «Los médicos y bomberos no tienen casa y no pueden trabajar en Formentera», afirma. Actualmente, trabaja de jardinero y tiene claro que no pedirá más la plaza de profesor en las Pitiusas: «No vuelvo a pasar por eso», concluye.