La calle Isidor Macabich de Santa Eulària atraviesa cerca de 270 metros en pleno corazón de la Villa del Río entre la Plaza del Cañón y el Camí de Missa.
Se trata de una calle semi peatonal en la que las personas tienen preferencia sobre los vehículos y en la que se encuentran una gran variedad de comercios locales de toda la vida, así como locales dedicados a la hostelería y, en el tramo más cercano al Camí de Missa, una zona fundamentalmente residencial.
«Es una calle muy alegre y los comerciantes salen a la calle. También se ven muchos niños jugando y la verdad es que es todo un éxito», opina Arcadio, que pasea habitualmente por la zona. «Es todo un acierto que sea semi peatonal y que puedan pasar coches, no como en la zona de La Marina de Vila, donde se han cargado todo el comercio de los alrededores», observa Arcadio para zanjar que, «uno de los puntos fundamentales de esta calle, y el que le da más vida, es la cafetería Niko de toda la vida».
Manoli trabaja en esta cafetería desde hace 23 años y destaca que «lo mejor de todo es que está limpia». A la hora de describir la calle Isidor Macabich, Manoli lo tiene más que claro: «es una calle mágica, todo el mundo que viene se siente a gusto y acaba repitiendo».
Al preguntarle sobre algún punto negativo de esta calle, Manoli hace una larga pausa para acabar reconociendo que no es capaz de encontrar nada malo en esta calle. «Antes los árboles estaban secos, pero ahora los han cambiado y están preciosos», apunta. Mari Carmen es una de las comerciantes y vecina de la zona desde hace 40 años y tiene una opinión muy clara: «Que sea semi peatonal está muy bien, pero todavía sería mejor si la hicieran peatonal del todo». Como comerciante, reconoce que, «aunque con la venta on-line el comercio está acabado, comercialmente esta calle está bastante bien».
Limpieza
La vecina de Mari Carmen, Violeta, lleva seis años establecida en la calle en su tienda de moda Violeta Moon. Violeta pone en valor el buen ambiente entre el vecindario hasta el punto de reconocer que echa mucho de menos a su vecina Goyi, que se jubiló y cerró el año pasado. «Cuando llegas nueva a un lugar donde hay negocios que llevan a lo mejor 40 años te sientes un poco intimidada, pero la verdad es que todo el vecindario me ha acogido con mucho cariño y amistad», explica Violeta, quien también apunta que «cuando hay fiestas tenemos la suerte de que cierran la calle al tráfico y eso nos va muy bien a los comerciantes». Violeta no deja de poner en valor la limpieza de la calle: «Ni siquiera tenemos que barrer nuestra zona». Violeta hace también una larga pausa reflexiva al ser cuestionada sobre algún punto negativo de la calle sin ser capaz de aportar ninguno: «¡Si es que hasta podemos llegar a atender la tienda sentadas en la cafetería Nico!». Desamparados vive en Santa Eulària desde hace 22 años y, a fuerza de insistir, es la única de las personas encuestadas que arranca una nota negativa respecto a la calle: «Lo único malo son algunos cafres que se meten en dirección contraria, deberían señalizarla mejor para evitarlo».
Otro de los negocios clásicos de esta calle es la peluquería París, que desde hace dos años regenta Erika. «Es una calle con mucho movimiento, muy buen ambiente y con muchos comercios locales de toda la vida». Lo único que pienso que se debería mejorar son algunos adoquines, que están sueltos y, si vas con tacones es fácil tropezar», reconoce la peluquera tras unos segundos de reflexión.