Sergio González Malabia (Valencia, 1976) ha tomado posesión como juez decano de Ibiza tras casi tres meses ostentando el cargo en funciones. El valenciano, que lleva doce años en la isla como juez titular del Juzgado de Primera Instancia nº3, releva así a Juan Carlos Torres, decano desde 1989 hasta julio de este año. Licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia en 1999 y doctorado en Derecho Procesal por la misma entidad en 2003 y por la Universidad de Bolonia en 2004, González afronta esta nueva etapa con expectativas sobre el futuro de la Justicia en Ibiza. «No tenemos tanto poder para conseguir lo que queremos, pero estaremos allí para molestar y dar la cara», comenta.
—¿Cuál sería la foto fija de la situación a día de hoy de los Juzgados de Ibiza?
—Venimos arrastrando un déficit histórico de la administración de justicia, que siempre ha sido la gran abandonada en todo el país. Aquí además se ve agravada por una serie de circunstancias como el incendio del anterior edificio, el traslado a esta nueva sede,. la dispersión entre Sa Graduada y el Cetis, el Covid y las huelgas de funcionarios. A todo esto hay que añadirle el elevado coste de vida que provoca inestabilidad en el personal, lo que provoca, a su vez, una demora aún mayor en la tramitación de resolución de los procedimientos.
—Lleva poco tiempo, pero ya sabrá qué pedir al Ministerio y a la gerencia.
—Todo este tipo de cosas no dependen del juez decano, que tiene unas competencias bastante limitadas para conseguir todas las cosas que serían necesarias, pero sí que en lugares pequeños parece que es un poco la cara visible de la Justicia. Lo que puedo hacer es reclamar, como la finalización del edifico cuanto antes, que se creen nuevos juzgados, que se mejoren las condiciones o se incremente el plus de insularidad, pero no está en nuestra mano conseguirlo.
—¿Dónde hay más problemas, en juzgados de instrucción o de primera instancia?
—Los problemas son comunes en ambos juzgados: la falta de personal, de estabilidad… Sí que hay algo en los de primera instancia que necesita una solución, que es con los asuntos de familia. Habría que concentrarlos en un mismo juzgado de instrucción que consiga compensar la carga pero que no excluya otros tipos de asuntos.
—Son conocidos los problemas por bajas y carencias en el juzgado de Violencia sobre la Mujer.
—No solo en ese, es en todos. La población local no es suficiente para cubrir las plazas. La gente d ella península viene con unas condiciones laborales que en muchos casos son insuficientes para conseguir una vivienda digna, lo que provoca la inestabilidad. Ocurre lo mismo con los jueces: somos todos de fuera de la isla. ¿Cuántos compañeros he visto yo llegar, quedarse dos años y tener que marcharse?
—Otro de los asuntos que queda pendiente es la ejecución de la segunda fase del edificio de Sa Graduada.
—Los plazos están claros. Se acaban de adjudicar la redacción del proyecto, hay que ejecutarlo y después la obra. Se supone que son dos años, ojalá se cumpla el plazo, pero he escuchado tantos. Lo mejor que puede pasar es que se unifiquen todos los servicios en un mismo lugar. Una vez más: no depende de nosotros, pero podemos meter prisa. Si dependiese de nosotros ya haría tiempo que estaría terminado.
—Ejecutada la segunda fase, primera instancia abandona el Cetis.
—No le veo sentido. Lleva 14 años en el Cetis, donde se paga un alquiler bastante considerable. Se ejecuta este edificio de Sa Graduada pero solo parcialmente, cosa que no entiendo porque sobre todo cuando se lleven a cabo las obras de la segunda fase habrá perjuicio en todo el edificio.
—¿Tiene datos de la pendencia que hay en los juzgados?
—Cada juzgado tiene sus propias estadística que se remiten al consejo y el servicio de inspección es quien controla esos números y velan porque estén en parámetros aceptables. Cuando no lo están, toman medidas para intentar ayudar. No nos olvidemos que el Consejo General del Poder Judicial estableció un máximo de carga de trabajo que aquí está superadísimo, al 200% por encima de ese límite.
—Tras el incendio se pusieron jornadas laborales por las tardes, no sé si se siguen haciendo.
—No. Sí que es cierto que hay una jueza de refuerzo en instrucción nº4. El número de asuntos es tanto que entonces se considera oportuno solicitar un refuerzo que se concede por el Tribunal Superior de Justicia y son dos jueces los que atienden el trabajo. O pones un refuerzo o creas un nuevo juzgado para que los asuntos se repartan entre más manos. No damos abasto con las pocas manos que tenemos.
—¿Qué supondría un plus de insularidad digno?
—¿A quién no le va a ayudar que aumente el plus? Solo hace falta leer los periódicos: faltan profesores, médicos, enfermeras, hay guardias civiles durmiendo en vehículos, la oficina de Tráfico se cierra… Con nosotros es igual. ¿De verdad, el que sea responsable, no ve el problema? Puede venir la gente a pasárselo muy bien de vacaciones pero es necesario que haya una base de la administración que sea estable. No sé si actualizar el plus es la solución, pero ayudaría bastante.
—¿Se tiene calculado algún déficit de personal?
—No está calculado, pero harían falta muchas cosas: otro juzgado de primera instancia, que parece que en muy breve se va a crear, otro juzgado de lo social y mejorar otros servicios como el psicosocial. La Administración de Justicia siempre ha sido la gran olvidada y no se ha invertido lo que debería.
—Al ser elegido juez decano comentó que el cargo necesitaba un nuevo impulso.
—Podía sonar como una manera de desacreditar la actuación que se había hecho antes, y ni mucho menos es eso. Igualmente, parece ser que cuando hay un cambio hay nuevas ganas, ideas o impulsos que no vienen mal. Es a eso a lo que me refería: no es que haga falta cambiar nada, todo está bien, es ese nuevo impulso para continuar.
—Ha comentado en otras ocasiones que en los últimos años ha aumentado el número de procedimientos y denuncias que llevan las personas a los juzgados. ¿Sigue incrementándose?
—Hay momentos, como la pandemia del Covid, que dan lugar a nuevos problemas como consecuencia de una situación extraordinaria y diferente. Estos asuntos, por suerte, se han ido revolviendo y ya están pasando. Por ejemplo, uno de estos conflictos nuevos podría ser qué ocurría con los arrendamientos, como el que pagaba un alquiler por un bar que no podía abrir.
—¿Cómo está el futuro de la Justicia en Ibiza?
—Mientras el Estado no ponga interés en la administración de Justicia, tendremos siempre las mismas deficiencias de toda la vida, el retraso. Esto continuará igual mientras no se haga nada distinto. Hay que crear nuevos juzgados, aumentar el plus de insularidad y las retribuciones, conseguir mejores condiciones… Esto viene de toda la vida. ¿Quién no se ha quejado de la lentitud en Justicia?