La comunidad gitana sigue siendo muy fiel a sus costumbres y liturgias y el pedimiento es una de ellas. «Esta celebración es la más importante, incluso más que la boda», señaló el tío del novio, José Luis Rodríguez mientras organizaba la colocación sobre la tarima de algunos de los gitanos más respetados de la comunidad. «Es tradición que la gente mayor suba al entablado mientras los novios hacen su recorrido hasta este altar», explicó José Luis resaltando que este pedimiento es la confirmación de que los dos jóvenes, Tati y Saúl, se quieren casar. Mientras estas personas se colocaban sobre la tarima, dos artistas empezaron a interpretar con mucha emoción la canción Como el agua. A los pocos minutos, los novios recorrieron el pasillo habilitado por los invitados en el interior de la carpa del Recinto Ferial de Ibiza.
Algunos de ellos proceden del barrio de Sa Penya, otros de Cas Serres y algunos de Santa Eulària, pero los más veteranos nacieron en Granada. Ambos estaban nerviosos, pero muy felices. Tati estaba afónica, pero no dejaba de expresar su alegría durante todo el camino. Cuando llegaron hasta el final, la pareja subió al escenario y arriba se reunieron con sus padres. «Estamos muy contentos. Tras esta ceremonia, se celebrará la boda, que suele ser al cabo de dos años. Primero nos tendremos que reponer de esta fiesta», señaló entre risas Francisca, la madre de Saúl junto a su marido Adelino.
Tras varios bailes en familia, dos gitanos mayores respetados realizaron la liturgia gitana, una tradición de la pedida de mano que incorpora elementos como la poesía. En este sentido, aunque los dos jóvenes son los grandes protagonistas del evento, es la novia la que tiene la última palabra, es ella la que debe decir si acepta o no la petición de matrimonio. Cabe recordar que antes de celebrar este compromiso de matrimonio se festeja meses antes un acto de pedida en el que la familia del novio llega hasta donde está la novia con sus allegados.
Allí, los padres de ambos conversan y se autoriza el noviazgo entre los enamorados. «Llevan de novios seis meses. Durante este acto, el padre de la novia le dice al joven que no ha perdido una hija sino que ha ganado un hijo», apuntó José Luis emocionado. Al preguntarle por el coste de estas celebraciones, este invitado explicó que todos estos actos festivos suelen costar entre 40.000 y 50.000 euros.
«Tenemos mucha comida, bebida y hemos contratado a cinco agrupaciones musicales diferentes», manifestó este hombre mientras comenzaba el «jolgorio» dentro de la carpa del Recinto Ferial de Ibiza. También estaba en la fiesta el alcalde de Ibiza, Rafa Triguero, invitado por la familia del novio.