La plantilla de trabajadores de la residencia de mayores Sa Serra, ubicada en Sant Antoni y gestionada por el Govern balear, se suma a las quejas de profesionales de otros centros sobre las carencias y malas condiciones en las que deben desempeñar su trabajo. En Sa Serra, aseguran, la situación es muy preocupante al tener que soportar sobrecargas de trabajo difícilmente asumibles.
Desesperados, lamentan cómo «cada vez se nos exige más, pero se nos reconoce menos y contamos con peores recursos».
Estos profesionales afirman que, haciendo cálculos, de unas 40 jornadas de trabajo, sólo en cuatro noches han contado con enfermeras de guardia. Tampoco disponen de médicos durante esas supervisiones nocturnas.
Ello implica que los auxiliares sociosanitarios deban asumir funciones como glucemias y el control de pacientes en una situación más delicada.
Lo peor, según afirman, es que sin estar cualificados, los auxiliares deben adoptar decisiones como avisar al 061 «teniendo en nuestras manos la vida de muchas personas sin estar formados o preparados para ello». En caso de defunciones, serán estos trabajadores quienes deban encargarse de toda la gestión del suceso.
Según afirman, durante el turno de noche suelen trabajar cuatro auxiliares -uno por planta- sin enfermería o personas de apoyo, por lo que fácilmente uno de los pisos puede quedarse sin supervisión en caso de registrarse alguna incidencia en otro punto de la residencia.
«Parece que piensan que trabajamos con máquinas y son personas. Si alguien necesita más tiempo para comer o si quiere dar un paseo porque tiene un mal día, también debe poder hacerlo. Son cosas necesarias e imprevisibles y, al ir siempre tan justos, no puedes permitir dedicar a los internos el tiempo que requieren», lamentan.
Uno de los problemas más graves son los errores en la medicación que algunos profesionales aseguran haber detectado.
Al tener que cubrir numerosas horas extra que no suelen ser pagadas, los empleados afirman que se generan unas bolsas imposibles de recuperar. «Después, pedimos un día de asuntos propios y nos lo deniegan por falta de personal», concluyen.
La falta de vivienda o incluso los mejores salarios que se perciben en otros centros, causan que trabajadores con plaza en Sa Serra estén renunciando a ella por interinidades, advierten.
Sin agua caliente
Los trabajadores explican que, en relación a las instalaciones, no hay agua caliente en la residencia desde hace «mucho tiempo».
«Llegas a duchar a un interno y tienes que rezar y cruzar los dedos para que ese día en su habitación esa persona tenga agua caliente. Vamos buscando habitaciones para encontrar agua caliente. Según nos comentaron, hay problemas con las calderas porque el edificio no está bien construido, aunque pueden tomar medidas porque se sabe de hace tiempo», insisten.
Estos profesionales recuerdan cómo el pasado verano algunos de ellos sufrieron golpes de calor o cómo tuvieron que llevar ventiladores al centro ante la falta de aire acondicionado. Preguntados por la calefacción, explican cómo aquellos internos con capacidad para comunicarse piden a los auxiliares que no la enciendan por el enorme ruido que genera.
También explican que los correos corporativos no están habilitados, por lo que no pueden acceder a mucha información ni formular sugerencias a sus responsables. «Nuestra comunicación interna la hacemos con walkies que tampoco funcionan. Las duchas tienen goteras continuas y las ventanas no cierran bien», insisten.
Otro de los problemas detectados es el mal funcionamiento de los cuatro ascensores que hay en Sa Serra, más que necesarios en una residencia de mayores. Según afirman los sanitarios, hasta en dos ocasiones han tenido que acudir los bomberos para rescatar a ancianos atrapados en el interior.
La respuesta
La Conselleria de Asuntos Sociales reconoció ayer que, efectivamente, el agua caliente «no funciona como sería deseable», aunque están presupuestados 250.000 euros para reparar la instalación. Según señalaron, el problema es que hay zonas de la residencia donde el agua caliente tarda más en salir, debiéndose todo a un problema en la construcción del edificio. «En cualquier caso, sí hay agua caliente», reiteraron desde el Govern.
Sobre los aparatos de climatización del centro, la Conselleria explicó que, de cinco máquinas, hay dos con anomalías, aunque la incidencia está en proceso de solucionarse.
De la misma manera, sucede con los ascensores de la residencia. «Se está muy encima de la empresa que lleva el mantenimiento», concluyeron.