«El PSOE es el único partido capaz de que cuando hay un problema no se pone de perfil». Así de tajante y rotunda se manifestó hace tan sólo un mes la líder del PSIB-PSOE, Francina Armengol, en la reunión del Consejo Político, el máximo órgano de dirección del partido, donde incorporó a la Comisión Ejecutiva a Milena Herrera como portavoz y a Rafa Ruiz como secretario de Política Deportiva y de la Actividad Física. No es coña.
Pese a presumir de no ponerse de perfil, ni la expresidenta del Govern balear entre 2015 y 2023, ni tampoco la portavoz del partido que dirige desde 700 kilómetros de distancia, han sido capaces, desde que el lunes estalló el mal llamado ‘caso Koldo', que yo denomino ‘caso Ábalos', de comparecer ante los medios de comunicación y dar la cara.
ARMENGOL, DESAPARECIDA
Hace pocos días, el PSIB criticaba que la presidenta del Govern, Marga Prohens, se escondía ante la crisis interna vivida en Vox Baleares. Iago Negueruela exigía a Prohens que asumiera «su responsabilidad, acabe con este circo y diga claramente lo que está pasando». Lo que está sucediendo ahora mismo es infinitamente más grave.
El mutismo de Armengol es enormemente revelador y autoinculpatorio. Y recuerda mucho al episodio de las copas durante el toque de queda en aquel tugurio llamado Hat Bar, donde primero se negó todo y días más tarde, tras descubrirse que había un acta de la Policía Local de Palma donde se denunciaba al establecimiento por estar abierto, todo se despachó con unas disculpas de la presidenta.
Las compras de las mascarillas a la empresa Soluciones de Gestión y Apoyo a Empresas SL hechas por gobiernos socialistas, como los de Baleares y Canarias, además del propio Ministerio de Transportes y el Ministerio del Interior, en el año 2020, está siendo investigada por la Audiencia Nacional y la Fiscalía Anticorrupción. Y, sin embargo, Francina no tiene nada que decir.
LA ‘KOLDOSFERA'
El pasado miércoles fue detenido Koldo García, hombre de absoluta confianza y mano derecha de quien fuera ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos. El ahora diputado y presidente de la Comisión de Interior del Congreso de los Diputados, también fue secretario de Organización del PSOE, número dos del politburó que lidera con mano de hierro Pedro Sánchez, quien lo defenestró del Consejo de Ministros y de la Ejecutiva Federal en julio de 2021, por sorpresa y sin ofrecer ninguna explicación.
El Govern de Armengol, a través del Servei de Salut, compró una remesa de mascarillas FFP2 traídas en avión desde China por 3,7 millones de euros. Hay que suponer que por recomendación del Ministerio de Transportes dirigido por Ábalos. Lo mismo que hizo el Gobierno de Canarias, también presidido por el PSOE y curiosamente, con quien fuera su presidente por aquellas fechas, Ángel Víctor Torres, ascendido a ministro de Política Territorial y Memoria Democrática.
Iago Negueruela, se negó a explicar quién había puesto en contacto al Govern con la empresa de Koldo García. «Hablábamos con quien fuese y como fuese. (…) Contratamos a través de empresas que nos decían los ministerios, faltaría más», dijo el exportavoz del Ejecutivo de izquierdas. Pero no era tan difícil contestar a la pregunta que se le hizo y decir quién recomendó contratar a la empresa del asesor y mano derecha del ministro.
MASCARILLAS DEFECTUOSAS
Sin embargo, las mascarillas FFP2 nunca llegaron a Baleares, por las que se pagaron 3,7 millones de euros, nunca protegieron a nadie y nunca salvaron vida alguna. Llegaron simples mascarillas quirúrgicas que fueron directas al almacén. Desde el 8 de junio de 2020, hasta el 20 de marzo de 2023, el Govern no contactó con la empresa de Koldo, el asesor y amigo de Ábalos, para protestar por el incumplimiento del contrato. El director del Servicio de Salud, Manuel Palomino, envió una pobre carta donde ni siquiera especificaba la cantidad económica que el Govern reclamaba, que más tarde se cuantificó en 2,6 millones.
El juez que investiga el caso cree, gracias a los pinchazos telefónicos de los principales investigados que el Govern Armengol fue presionado para evitar reclamar legal y efectivamente aquella millonada, pues no fue hasta el día que el PSOE desalojó el Govern, el mismo día que Prohens fue investida presidenta, cuando se firmó la rescisión del contrato de compra, tres años y un mes después de ser estafados. Ante estas informaciones, es inevitable pensar que de haber ganado las elecciones el PSOE, la reclamación nunca se hubiese hecho.
Es duro ver que el Gobierno de la Comunidad Autónoma pudo incurrir en corrupción en la compra de mascarillas, con las mordidas correspondientes que se quedó, presuntamente, el asesor del ministro Ábalos. Pero descubrir que todo fue, no para provecho propio, sino para enriquecer a otros, eso sí que es increíble.