El periodista Hunter S. Thompson, autor de Los Ángeles del Infierno. Una extraña y terrible (Anagrama), saga rodó con la banda motera durante un año y escribió una especie de diario que se convirtió en libro. Borracheras, drogas, peleas, violaciones y mucha, mucha violencia. La rama mallorquina de Los Ángeles del Infierno fue juzgada a principios del año pasado en la Audiencia Nacional por protagonizar episodios similares en la Isla.
Un total de 32 miembros de la banda de moteros, fundada en Estados Unidos en 1948 y con tentáculos en diferentes países, fueron condenados por delitos como organización criminal, extorsión, blanqueo de capitales, prostitución o narcotráfico. La mayoría de los acusados cambiaron las abultadas penas de cárcel por multas de miles de euros.
La Audiencia Nacional descartó que la banda formara una organización «con una estructura delictiva jerarquizada, con pretensiones de permanencia, y en la que cada uno de los miembros adopta un concreto rol, a modo de empresa criminal dedicada a la obtención de beneficios para ser ingresados en una caja común».
Los jueces sostenían que muchos de los enjuiciados asentados en Mallorca estaban vinculados a Los Ángeles del Infierno y cometieron delitos, pero no lo hicieron bajo el amparo de la asociación.
Miedo
Hunter S. Thompson explicó en una entrevista para ABC News en 1967 que «nadie puede provocar un miedo más visceral y atroz que un ángel del infierno con unos alicates colgados en el cinturón que utiliza para sacarle los dientes a la gente en los bares de carretera nocturnos».
El nuevo presidente del capítulo de la banda de moteros en Mallorca no llevaba alicates para sacar dientes al empresario de Platja de Palma, pero infunde sobre los responsables de los negocios de la zona el mismo temor que sus predecesores de Estados Unidos. Las formas del actual líder se parecen a las de la Camorra italiana y su pizzo: el impuesto que la mafia exige a los comerciantes. O pagas o tendrás problemas.
La Audiencia Nacional absolvió a su anterior líder
El entonces jefe de la banda, Frank Hanebuth, se enfrentaba a una petición de 13 años de cárcel. El Ministerio Público le acusaba de liderar una trama de prostitución, drogas y blanqueo de capitales en Mallorca, pero terminó absuelto en una sentencia de casi 500 páginas.