Si alguna entidad conoce el auténtico drama que está provocando el precio de la vivienda en Ibiza esa es Cáritas. Y es que solo en 2023 la entidad vinculada a la Iglesia tuvo que ayudar a unas 300 familias en Ibiza a poder alimentarse semanalmente porque, aun teniendo trabajo, los elevados alquileres que pagan se llevan buena parte de sus ingresos. En la «isla de la opulencia», tal y como la ha definido este lunes el coordinador de Cáritas, Gustavo Gómez, no se puede «normalizar» pagar por una habitación 700 o 1.000 euros. Por ello, ha dejado claro que «tiene que haber intervención para moderar los precios». Y ha ido más allá al admitir que «las Administraciones han de regular el tema de la vivienda para que todo cambie» e, incluso, que «sería positivo topar los precios del alquiler».
Gómez precisó que Cáritas considera que es necesario poner sobre la mesa propuestas «en positivo» para solucionar el problema de la vivienda. Así, ha citado como ejemplo las ya por todos conocidas: incrementar la seguridad para los propietarios e incentivarles fiscalmente para que accedan a sacar sus viviendas al mercado del alquiler pues, ha recordado, en Ibiza hay en estos momentos «miles de viviendas cerradas».
Líneas de ayuda
Junto a Gómez compareció ante los medios el obispo de Ibiza, monseñor Vicente Ribas, quien planteó otras fórmulas para paliar esta situación. En este sentido, monseñor Ribas hizo un llamamiento a todas las instituciones para que «faciliten» que estas viviendas cerradas pasen al mercado del alquiler. Y planteó la posibilidad de que las distintas administraciones establezcan líneas de ayuda para que los propietarios con pisos en situación precaria puedan reformarlos y alquilarlos.
El obispo denunció, además, que la situación se agrava en el caso de los inmigrantes, sobre todo aquellos que no han podido legalizar aún su situación. Ciudadanos, según destacó, que han de esperar unos tres años para lograr los tan ansiados papeles y, mientras tanto, son víctimas de «tantísimos abusos». «Es muy duro sufrir durante tres años para tener tus papeles y poder así tener una vida más digna», lamentó monseñor Ribas.
El obispo apeló a la caridad de los ibicencos, pero, sobre todo, de los empresarios. «El verano será una temporada buenísima», según destacó, «y los empresarios tendrán sus cuentas con muchos ceros. Han de compartir porque es escandaloso que en una isla con tantísima riqueza haya tanta pobreza. El egoísmo nos cierra los ojos. Hay que ayudar a que las personas tengan una vivienda digna». Y recordó que «cuando todos ponemos, hay para todos y sobra». No se trata, según destacó, «de dar una limosna sino de tener una verdadera caridad, es decir, has de dar hasta que te duela».