Ibiza y Formentera vivieron ayer su primer día de alerta amarilla por altas temperaturas que durará, mínimo, hasta el jueves. Los termómetros en el interior de Mallorca este lunes marcaron cifras cercanas a los 40º C, convirtiéndose en uno de los días más calurosos del año, mientras que en Ibiza se superaron los 37º C en Sant Antoni.
Las altas temperaturas que sufrió la península hace aproximadamente una semana han llegado a las Islas Baleares. «Esta semana nos afectará una masa de aire tan cálida. La situación continuará hasta el jueves, esperando registrar valores de 36 a 37ºC, incluso puntualmente 38ºC», señaló Maria José Guerrero, delegada territorial de la Aemet en Baleares. Asimismo, aseguró que el día que se espera más calor es el jueves 1 de agosto.
Este episodio de altas temperaturas afecta a turistas y a trabajadores, aunque especialmente a estos últimos. Gaspar es uno de los trabajadores de las obras que se están realizando en la Platja de s'Arenal, en Sant Antoni. «Este año es insoportable, más caluroso que el anterior», afirmó. Su jornada y la de sus compañeros se extiende hasta las 3 de la tarde para evitar posibles golpes de calor. No es de extrañar que por parte de algunos ayuntamientos de la isla, como el caso del Ayuntamiento de Ibiza, difundan en sus redes sociales como identificar y actuar frente a un golpe de calor, una situación en la que el cuerpo humano llega a los 40º C.
Noelia, monitora de tiempo libre en la isla, asegura que «se está pasando muy mal y se nota mucho en las aulas». «Muchos colegios de la isla no están equipados para soportar estas olas de calor. Los niños lo pasan mal, hay padres que prefieren no traer a sus hijos los días que tocan actividades fuera por si tienen golpes de calor», asegura la ibicenca. Asimismo, explica que muchas veces es necesario organizar «paradas» para que los niños y niñas descansen del bochornoso calor en el comedor, el único sitio con aire acondicionado en el centro.
Como ella, muchos trabajadores intentan soportar como sea estos días de intenso calor, especialmente aquellos que trabajan en la hostelería. Además de interferir directamente en la jornada laboral, el calor también achaca directamente al estado anímico de muchas personas. «No solo trabajando, con este calor no descansas bien, no comes porque no te apetece y, en general, estás mucho más irritable», señaló Teresa, una vecina de Cala de Bou.