Pese a ser un espacio protegido, la playa de Ses Salines se convierte de manera habitual en un mercadillo dedicado a la venta ambulante. Esta actividad, que no sucede de manera espontánea, sino de manera organizada por vendedores que actúan al unísono, provoca la acumulación de residuos en la playa.
Decenas de sombrillas que se ponen a la venta para los turistas menos precavidos que llegan a la playa sin esa protección, cajas donde vender la comida y la bebida, cajas y cartones, palés de madera y mucho más son los residuos que se generan de manera habitual durante la temporada turística. Esto es lo que se encuentran los trabajadores de la empresa concesionaria del matenimiento de Ses Salines, los cuales denunciaron ayer esta situación.
De manera más excepcional pueden llegar a encontrarse, indicaron, una lancha pinchada. Según explicaron, esto proviene de los servicios pirata que realizan en estas pequeñas embarcaciones y que, si ven peligro de ser atrapados cometiendo dicha actividad clandestina, pinchan la lancha y la dejan abandonada a su suerte.