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GEAS: los ojos de la Guardia Civil en el mar de Ibiza

Dos de los GEAS durante la expedición. | Moisés Copa

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El Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil -GEAS- es la unidad de la Guardia Civil encargada de la búsqueda y rescate de personas, la localización y recuperación de objetos en el medio acuático, entre otras misiones. Se encuentran presentes en diferentes puntos costeros del país, entre ellos, Ibiza. En la isla, además de todas estas funciones, realizan muchas labores medioambientales en colaboración con otras entidades como, por ejemplo, el Seprona.

Periódico de Ibiza y Formentera ha tenido la oportunidad de embarcarse con los GEAS para acompañarles en una salida rutinaria, que partía del dique de es Botafoc. En la expedición estuvieron presentes Daniel González, como jefe del equipo, Rafael García, conductor de la embarcación, y Ricardo Rueda, el fotógrafo del grupo. Son tres de los miembros que completan una plantilla de seis personas en la isla. «Somos la policía judicial de debajo del agua, los que primero llegamos para poder esclarecer y dar indicios de lo que haya podido pasar, además de muchas otras funciones, todo lo relacionado con el mar prácticamente», explica González justo cuando partimos del dique hacia la bahía de Talamanca.

Labores

Una de las labores más habituales es la de comprobar los posibles fondeos ilegales de las embarcaciones, si sus anclas están echadas sobre una reserva de posidonia, por ejemplo. En caso de detectarse esta infracción, los agentes de los GEAS realizan las fotografías y levantan acta. Una vez realizado este procedimiento, es la Conselleria balear de Medio Ambiente la que decide la gravedad de la infracción, con multas que pueden ser entre 100 y 6.000 euros por infracciones leves, hasta 100.000 euros por las graves y un máximo de 450.000 euros para las consideradas muy graves.
Otra de las grandes cuestiones más recientes es la de llegada de pateras. Pese a que ellos no realizan tareas de patrulla de vigilancia, sí que son notificados en caso de ser necesario. «Nos encargamos cuando ya han llegado y están en sitios inaccesibles, para sacarlos de zonas acantiladas o para recuperar pateras que se han quedado en ciertos sitios a los que los servicios de limpiezas de costas no pueden llegar», explica González.

Posidonia

Llegando a la bahía, a los agentes les llama la atención una embarcación que podría estar arrastrando la posidonía con su ancla. Por ello, se acercan a la embarcación y realizan las comprobaciones. Rueda, el encargado de estas tareas, sumerge una particular cámara subacuática y realiza las comprobaciones. Sigue la línea del ancla, que a veces puede estar muchos metros más allá de donde se sitúa la embarcación, y comprueba que no, que el ancla está correctamente sobre la arena. Por ello, la lancha vuelve a partir.

Unos minutos después un gran yate de bandera española llama la atención de los agentes. La lancha se acerca a él, coloca sus defensas y con la colaboración del patrón de la otra embarcación, quedan amarrados. Se requiere toda la documentación necesaria, como podría suceder en un control rutinario de tráfico con los vehículos, y se realizan ciertas preguntas al patrón. Todo parece estar en orden, se devuelve toda la documentación y la lancha vuelve a partir.
Los agentes explican que muchas veces las embarcaciones que podemos ver en la costa llevan banderas de otros países porque las normativas son más laxas en materias de revisiones o de equipamiento de segurid

ad. Mientras que la normativa española requiere pasar una inspección de manera quinquenal, otras naciones no lo solicitan. Por ello puede llegar a ser común encontrar embarcaciones con bandera polaca o alemana en las costas de la isla.

El cuerpo

El proceso de entrada al cuerpo de los GEAS es complejo. Primero hay que formar parte del cuerpo de la Guardia Civil y, una vez dentro, se abren ciertas plazas. Sin embargo, son pocas y exigen unas pruebas duras muy físicas, explica González. Una vez seleccionado se realiza un curso de entre cuatro y seis meses en los cuales, además, se puede ser expulsado si no se están cumpliendo los requisitos. En su caso lleva 23 años en el cuerpo y su compañero, Rueda, está a punto de cumplir los 14.
Su día a día en el cuerpo es muy variable. Mientras que «hay semanas muy tranquilas», también las hay que son de mucha actividad. El carácter tan estacional de la isla de Ibiza también marca su trabajo. Mientras que en verano realizan más «trabajo de campo y resolver incidencias», en invierno se dedican más a seguir especializándose y formarse, con las directrices y el número de inmersiones que se les dicta desde Madrid.

González explica que, más allá de sus labores propias, lo que realizan mucho es apoyo a otras unidades, como puede ser, por ejemplo, el Seprona. Hace escasos días colaboraron con ellos para realizar unas comprobaciones del emisario de Talamanca para comprobar los niveles de contaminación. Rueda cuenta como realizaron un perímetro a la altura del emisario para obtener las muestras que luego serían estudiadas por los especialistas.

También han de intervenir en esos casos, desgraciadamente tan frecuentes en la isla, de precipitados desde acantilados u otras zonas. Por ejemplo, en el caso del precipitado en el Ullal de na Coloms (mal llamada ‘cueva de la luz’), que tan sonado fue hace unos meses, fueron ellos quienes acudieron a la llamada de los Bomberos, que no eran capaces de encontrar al desaparecido. Finalmente, los GEAS encontraron el cuerpo sin vida de ese joven en el fondo del mar.
Tras una salida rutinaria en la que ha imperado la tranquilidad en las inspecciones y lo picado del mar no ha permitido toda la expedición que sería deseable, la lancha vuelve al dique y nos deja en tierra, mientras que la unidad de GEAS sigue con sus labores habituales.

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