La ciencia le ha dado la razón a ‘Nito’ Verdera: Cristóbal Colón era judío. Así lo ha certificado el estudio genético del descubridor de América a través del documental ‘Colón ADN, su verdadero origen’ de RTVE emitido este sábado y que ha descartado la teoría más extendida de que Colón era genovés.
El estudio del ADN de Colón desarrollado por el equipo del forense José Antonio Lorente en la Universidad de Granada ha descartado científicamente las teorías que situaban el nacimiento del Almirante en Portugal, Galicia, Mallorca, Castilla o Génova. Y aunque no se ha logrado determinar el origen del descubridor de América, la hipótesis que «más cerca está», según Lorente, es la de que era de origen judío y, por lo tanto, trató siempre de ocultar su procedencia, como defendía el periodista e investigador ibicenco ‘Nito’ Verdera y arquitecto Francesc Albardaner, expresidente del Centro de Estudios Colombinos de Barcelona, que es quien defiende la teoría del Colón de origen judío en el documental. Un estudio que sitúa su nacimiento en el Mediterráneo occidental y, concretamente, en los territorios de la Corona de Aragón.
De esta manera, la ciencia ha dado al traste con la teoría del mallorquín Gabriel Verd, que considera que Cristóbal Colón nació en Felanitx y era hijo de la mallorquina Margalida Colom y del príncipe de Viana y, por lo tanto, sobrino de los Reyes Católicos. El estudio del ADN, que también ha revelado que los restos que se conservan en la Catedral de Sevilla pertenecen tanto a Cristóbal Colón como al de su hijo Hernando, descarta que el Almirante fuera el corsario portugués Pedro Ataide ni el niño superviviente de doña Aldonza de Mendoza ni miembro de los agotes de Navarra.
Colón de Ibiza
‘Nito’ Verdera, fallecido en 2022 y piloto de la marina mercante, justificó el origen ibicenco de Colón asegurando que utilizó los topónimos de Ibiza y Formentera para bautizar zonas del Caribe. Además, descubrió en el Arxiu de la Pabordia de la Catedral de Ibiza documentos puntuados con una vírgula, una barra inclinada y dos puntos, o dos vírgulas que Colón siempre utilizaba en sus escritos pero no así en el resto de España o en Italia.