El Casal de Igualdad de Vila acogió ayer dos talleres organizados por la Oficina para la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres de la UIB. El primero de ellos se dirigió al colectivo femenino y se centró en un taller de autodefensa basado en la técnica Wen-Do. El segundo taller se basó en cuestiones como «repensar la masculinidad», replanteándose la responsabilidad del hombre en el patriarcado.
El técnico de la Oficina, Aliji Molina, explicó que suelen organizar estas iniciativas que buscan dar a conocer recursos teóricos y prácticos y, sobre todo, remover conciencias.
«Siempre nos pasa que tenemos más facilidad para llenar los talleres de autodefensa feminista, lo que demuestra que ellas se movilizan más a la hora de participar en estas actividades. A los hombres, para estos temas, es más complicado convocarlos», reconoció.
Molina reiteró que ambas sesiones tienen un objetivo común: combatir las violencias machistas, ofreciendo herramientas a la mujer en el caso del primer taller para que puedan autodefenderse ante posibles situaciones violentas.
«Trabajamos en ese objetivo de la indefensión aprendida, de la socialización de género y cómo aprendemos determinadas conductas, entendiendo estos conceptos para identificarlos después en nuestro día a día», señaló el técnico de la Oficina para la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.
Molina resaltó que, a través de la reflexión, las participantes acaban siendo conscientes de situaciones que pueden llegar a sufrir en sus vidas, al tiempo que aprenden técnicas físicas de autodefensa. Numerosas participantes en la iniciativa en el Casal de Igualdad eran menores de edad, según puntualizó el técnico.
En relación al taller dirigido a los hombres, Molina recordó que intentan sensibilizar sobre el impacto del patriarcado y su relación con la mujer, intentando prevenir comportamientos machistas muy arraigados en la sociedad.
«Lo que queremos es que se visualicen estas conductas para evitarlas», afirmó el experto.
Para Molina, no hay ningún tipo de duda y todavía queda mucho trabajo por hacer, principalmente entre el colectivo masculino que puede tener más dificultades para identificar determinadas conductas precisamente por la gran herencia social recibida.
«Los hombres están menos implicados, pero desde la UIB podemos aportar estos talleres para que se impliquen y se cambie esta situación», concluyó el técnico.