Habla el okupa del piso de Sant Antoni: «El propietario tiene razón, pero ¿dónde nos vamos a ir?»

El okupa, este miércoles por la noche, asomado a la ventana del piso ubicado en la calle Bisbe Cardona. | Toni Planells

| Ibiza |

El okupa del piso de Sant Antoni reconocía este jueves a Periódico de Ibiza y Formentera que «el propietario tiene razón». Acto seguido, justificaba su situación con una pregunta retórica: «¿Dónde vamos a ir?».

El joven magrebí, de 26 años, asegura que lleva tres años en la isla. «He trabajado en la construcción, como jardinero o como pintor», explica, y añade que vive con su novia, «que es camarera, de Ibiza y está embarazada».

«Venimos sin ninguna maldad y queremos marcharnos por las buenas. Lo único que necesitamos mi chica y yo es un lugar en el que dormir», defiende el joven antes de disculparse por las formas: «Estoy un poco nervioso por la situación y porque, como estamos en Ramadán, estoy sin comer ni fumar».

El okupa explica que «hemos estado viviendo en un hostal, pero ahora que se acerca el verano, nos suben el precio y no encontramos ningún sitio donde ir. Hemos estado buscando, pero no sé dónde están».

«Vi que la puerta de la calle estaba abierta, estaba rota. Subí por las escaleras y, al ver que no había nadie, entré sin hacer daño a nadie», relata el magrebí, que reconoce que el pasado 8 de marzo accedió a la vivienda y asegura que «en cuanto encuentre una habitación u otro lugar donde estar, nos marcharemos. No queremos problemas».

Además de los problemas, el joven apunta al estado precario de la vivienda para sostener que «no podemos vivir en estas condiciones durante mucho tiempo. No somos animales, pero peor es dormir en la calle con cuatro cartones». Adoptando una actitud conciliadora, el joven marroquí afirma: «Me gustaría llegar a un acuerdo con el propietario mientras encontramos otra cosa», aunque reconoce que «es difícil, porque me he encontrado con una persona que no quiere escuchar y que dice que nuestros problemas no son su responsabilidad». Por el momento, el okupa manifiesta su intención de «quedarme unos días y marcharme a un lugar donde pueda, por lo menos, tener un WC en condiciones».

Por su parte, Garrover reconoce que el okupa le trasladó la posibilidad de alquilar la vivienda, pero que, sin embargo, «las condiciones en las que se encuentra la casa hacen imposible que la pueda alquilar

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