La noche de este pasado viernes se vivieron momentos de máxima tensión en la avenida Pedro Matutes Noguera, ubicada en el municipio de Ibiza, cuando un incendio se declaró en un tercer piso de un edificio residencial.
La columna de humo fue visible desde distintos puntos, generando alarma entre los vecinos. Una dotación de cinco bomberos, junto a un cabo y una Bomba Rural Pesada (BRP), acudió al lugar y logró controlar el fuego. Desde el equipo de emergencias se pidió «prudencia en la zona y facilitar la actuación de los servicios de emergencia».
El día después del suceso transcurrió entre la aparente normalidad y los comentarios del vecindario. «Vimos coches de bomberos y que cortaban la calle, pero seguimos trabajando con cierta calma», explica Dani, desde su negocio de tatuajes. «Desde este lado de la calle apenas se veía el humo», añade.
Isabel y Laura, vecinas del edificio de enfrente, cuentan que en su caso «empezamos a oler a humo y, cuando nos asomamos, vimos todo el jaleo de bomberos». Ambas reconocen haber vivido el momento con «relativa calma».
Una percepción similar comparten Paco y Noel, que residen en el edificio contiguo al del piso afectado. «Escuché algo de jaleo y, al asomarme, vi a la policía y a los bomberos, pero volví al sofá y no le di más importancia», recuerda Paco. «Yo llegué de trabajar a la una de la madrugada y no nos enteramos de lo que había pasado hasta esta mañana», añade Noel.
Muy distinta fue la experiencia de los vecinos que viven en el mismo edificio donde se originó el incendio. Insaf, residente en el primer piso, relata momentos de angustia: «Mi hija pequeña ya estaba acostada cuando empezamos a oír carreras y gente tosiendo por los pasillos». Al abrir la puerta, se encontraron con vecinos corriendo y cubriéndose la boca con toallas. «Solo nos dijeron: «¡Corre, corre!»», recuerda.
«Fui corriendo a despertar a la pequeña mientras avisaba a mi marido y bajamos los cuatro a la calle corriendo», explica. Una vez fuera, intentaron avisar a otros vecinos que no se habían enterado del fuego. «Les gritábamos desde la calle para que salieran. Mi hija mayor estaba muy asustada y pasamos cerca de dos horas bastante tensas hasta que los bomberos terminaron su trabajo».
Sobre las causas del siniestro, Insaf asegura que «se hablan muchas cosas entre los vecinos, pero la realidad es que nadie lo sabe con certeza». Aún así, confía en que los afectados directos «estén bien y puedan solucionar su situación cuanto antes».