Juan Vicente Roselló (Ibiza, 1966) ha asumido el reto de gestionar la marina de grandes esloras del puerto de Ibiza. Una dársena que le ha dado muchos quebraderos de cabeza a la APB, ya que la última concesionaria, YSM Marinas y Puertos de España, dejó una deuda millonaria. Diplomado en Ciencias Empresariales, ha cursado estudios de dirección en el IE Business School de Barcelona y su vida profesional durante tres décadas estuvo ligada al Club Náutico deSantAntoni, también como gerente. En la pasada legislatura, ‘Agustinet’ le reclutó para dirigir PortsIB.
—¿Cómo se presenta la temporada 2025? ¿Qué nivel de ocupación de sus amarres esperan?
—Nosotros no hemos podido empezar a trabajar hasta el 1 de junio por las obras. De momento, junio ha sido un buen mes, julio está siendo raro pero confiamos en que poco a poco vayamos llenando la marina.
—¿Cómo funcionan las reservas en el sector de las grandes esloras? ¿Qué es lo que buscan los
—Muy a última hora. Por otro lado, yo sé lo que les podemos ofrecer: un amarre seguro para su embarcación, tener la posibilidad de amarrar bajo las murallas renacentistas Patrimonio de la Humanidad, en el barrio de los pescadores. Yo digo que es la marina hippy porque es de los pocos lugares en el mundo que la gente de a pie, como tú y como yo, podemos acercarnos a estas maravillas de la técnica, porque las embarcaciones son increíbles, ya que en la mayoría de puertos estas marinas están valladas, cerradas. Aquí tiene que haber un respeto y la posibilidad de convivir dos mundos diferentes: unos para poder admirar estas maravillas de la tecnología y los que amarran aquí el tener la posibilidad de disfrutar del barrio de la Marina.
—Uno de sus objetivos era el de tener barcos amarrados más allá de la temporada alta. ¿Lo conseguirán?
—Esta marina es un reto porque, si miramos los antecedentes, ha sido complicado hacerla funcionar económicamente. Y también es un reto traer barcos en invierno, pero queremos lucharlo. Mi empresa trabaja mucho la idea de integrar puerto-ciudad. Esto no quiere decir poner jardineras ni infraestructuras sino trabajar junto con el barrio:si nosotros triunfamos ellos también triunfarán. Antiguamente, el puerto de Ibiza estaba en la lista de las cosas a visitar de la isla. Esto ha cambiado en los últimos años. Es trabajo de todos recuperar este barrio para que vuelva a ser un punto de visita obligada. Estamos trabajando juntos y tenemos muy buena relación con la Asociación de Comerciantes de la Marina. Además, me he encontrado a viejos amigos con los que jugaba cuando éramos pequeños, como Joaquín de La Bomba o Mariano de Can Pou. Cuando era pequeño recuerdo que los sábados y domingos íbamos a La Alhambra con los abuelos y luego a pasear por el puerto. Toda Ibiza iba a pasear por el puerto. La idea es recuperar que la gente vuelva a la Marina.
—Este invierno su marina estaba en obras. ¿Qué han hecho?
—Mucho trabajo que no se ve. Ha habido tres grandes líneas de obras. La primera y más importante ha sido la unión de dos transformadores. De esta manera, nosotros podremos dar energía eléctrica a las grandes embarcaciones y que ellos puedan parar los generadores, consumirán menos combustibles fósiles y no se lanzarán gases contaminantes a la atmósfera. Esto también ha permitido cerrar el anillo eléctrico de la ciudad de Ibiza, por lo que ahora, si salta la luz en el barrio, volverá al instante, cuando antes tenía que venir un técnico. Así que la Marina también se ha visto beneficiada de esta obra, que ha sido la más complicada. Pedimos disculpas a todos los que haya podido afectar. La gente tenía dudas de que acabáramos, pero hemos tenido muy buena colaboración con Autoridad Portuaria, el Ayuntamiento de Ibiza y las empresas.
—La zona de es Martell está desaprovechada. ¿Tienen alguna propuesta?
—En la planta baja cuatro locales comerciales, con tiendas de standing medio-alto porque pensamos que puede ayudar a revitalizar la zona. Aquí hemos contado con la ayuda y el apoyo de Ibiza Gallery. Pensamos que puede ser otro atractivo para otro tipo de turismo.
—¿Qué hándicap tiene el que la concesión sea para solo 8 años y medio?
—Pues que la inversión que se ha llevado a cabo, que ronda los cinco millones de euros hay que hacer mucho trabajo para recuperarla. No son muchos años, por lo que es un reto. No se trata de rendir cada año para sacar un resultado positivo, sino que también hay que pagar esta inversión. Estamos ilusionados, con ganas de hacer cosas. Nosotros y el barrio de la Marina tenemos que subir: si vienen más barcos también vendrá más gente y si hay una oferta de calidad también vendrán más barcos. Todo va de la mano.
—¿Qué estancia media tienen en una marina los yates de grandes esloras?
—Hay dos tipos de marinas:las de invernaje, como puede ser el Port Vell o Málaga en los que pueden estar meses amarrados sin viajar; y las marinas de destino, como es esta. Aquí la estancia media suele ser de tres días. Los hay que están uno o dos y también los que están seis días.
—¿Las tripulaciones que amarran en su marina son conscientes de que están rodeados de posidonia, una planta Patrimonio de la Humanidad?
—Todos los capitanes de estas embarcaciones son gente formada. Hablamos mucho con ellos y estamos preparando una web para informarlos todavía mejor. Estuve en Palma con Marcial Bardolet y me dijo que el mapa de posidonia se incluiría en los plotters de los barcos. Nosotros siempre recomendamos que utilicen las aplicaciones del Govern y les explicamos por qué es importante la posidonia. Muchos no saben que sirve para que tengamos estas aguas tan transparentes.
—¿Qué supone tener un socio norteamericano? Lo digo porque en su momento dijeron que intentarían conectar Ibiza con Estados Unidos con un vuelo directo.
—Es complicado. Más que un vuelo con Estados Unidos, lo que necesitaríamos es que en invierno hubiera vuelos porque muchas tripulaciones son extranjeras y, si tuvieran buenas conexiones, podrían ir y volver sin problemas. En invierno a toda la isla le hace falta que hubiera buenas comunicaciones.
Mientras controlen los bares y su música cutre a todo volumen, que hagan lo que quieran. Pero que nos dejen dormir...