Ibiza atraviesa una situación de máxima preocupación debido a la grave sequía que afecta a la isla. En este sentido, según destacó ayer el presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Marí, las tres desaladoras que abastecen a la isla están funcionando actualmente al 110 % de su capacidad, produciendo alrededor de 45.000 metros cúbicos de agua al día, cifra que roza los 50.000 metros cúbicos en determinados momentos.
A pesar de este esfuerzo, las reservas hídricas de Ibiza continúan disminuyendo y en junio se situaron en un preocupante 34 %, dos puntos menos que el mes anterior y también algo peor que en el mismo periodo del año pasado, según recordó Marí, quien reconoció ayer la gravedad de la situación. Al respecto, señaló que la isla está «resistiendo» pese a la sequía severa. Marí explicó que el agua es un recurso escaso e insistió en la necesidad de extremar las medidas de ahorro: «Cada litro de agua cuenta. Es fundamental, entre otras medidas, cerrar bien los grifos, ya que el agua que se pierde no se recupera».
En esta línea, también agregó cómo las administraciones insulares están realizando esfuerzos para mejorar la gestión del agua y ampliar la capacidad de producción. A medio y largo plazo, indicó, uno de los proyectos prioritarios es la ampliación de la desaladora de Santa Eulària.
Esta obra, que actualmente está en fase de tramitación ambiental, permitirá aumentar la capacidad de producción en 5.000 metros cúbicos diarios adicionales. Sin embargo, esta ampliación no estará operativa hasta la temporada turística de 2026. Paralelamente, se trabaja en el proyecto de construcción de una cuarta desaladora, con el objetivo de garantizar un suministro urbano estable y suficiente para toda la isla. La estrategia incluye también un uso diferenciado del agua: la desalinizada para consumo urbano y el agua procedente de los acuíferos para uso agrícola, asegurando así una gestión sostenible y eficiente de los recursos hídricos.
El descenso de las reservas hídricas no es un fenómeno exclusivo de Ibiza. En el conjunto de las Islas Baleares, los últimos meses se cerraron con unas reservas medias del 48 %, tres puntos menos que en mayo y dos puntos menos que hace un año. La tendencia generalizada es a la baja, con Mallorca y Menorca también registrando descensos en sus niveles de agua almacenada.
Los indicadores de sequía reflejan un aumento preocupante del estrés hídrico en la región. Según la Demarcación Hidrográfica, nueve Unidades de Demanda (UD) han experimentado una disminución en sus índices de disponibilidad de agua, incluyendo Ibiza y Formentera. Sólo la UD de Formentera mantiene una situación de normalidad, lo que representa apenas el 1,6 % del territorio balear, mientras que el 98,4 % se encuentra en situación de prealerta por sequía.
Estas cifras se enmarcan en un contexto meteorológico excepcionalmente seco. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) informó de que las previsiones meteorológicas no auguran un cambio inmediato, por lo que se espera que las reservas de agua sigan disminuyendo a lo largo de este verano, poniendo en riesgo el abastecimiento si no se toman medidas urgentes.
Ante esta situación, desde las administraciones se hace un llamado a la responsabilidad colectiva para optimizar el uso del agua y, además, se intensifican los trabajos para mejorar la infraestructura hídrica, con el fin último de garantizar el suministro tanto a residentes como a turistas.
Regando jardines y árboles ornamentales a camiones, esto no lo controla nadie. Es más fácil ir a por el currito