La reutilización del agua depurada y la reducción de la salinidad en las redes de saneamiento se han convertido en dos de los grandes retos del Govern balear para mejorar la gestión de los escasos recursos hídricos en las islas. Así lo destacó ayer el conseller balear del Mar y del Ciclo del Agua, Juan Manuel Lafuente, quien subrayó que estas actuaciones son «esenciales» para avanzar hacia un modelo de gestión más eficiente y sostenible. «El agua es un recurso limitado y necesitamos encontrar soluciones alternativas para incrementarlo», afirmó Lafuente, resaltando la urgencia de reducir las fugas y modernizar las redes de distribución. Al respecto, uno de los aspectos más prioritarios, añadió, es «la reutilización del agua tratada en las depuradoras», algo que no es posible si las aguas residuales presentan niveles de salinidad demasiado elevados.
El conseller recordó que cuando el actual Govern asumió sus responsabilidades hace dos años, balsas de riego como las de Formentera, Santa Eulària o Menorca estaban inutilizadas por la alta salinidad del agua. Tras una labor coordinada, indicó, esas instalaciones ya pueden volver a utilizarse. Lafuente reconoció que, aunque se ha avanzado, «queda muchísimo por hacer» en materia de reutilización. Por ello, defendió el uso de tecnologías que permitan detectar intrusiones de agua marina en las redes de saneamiento y actuar de forma más precisa. «Reducir la salinidad es clave si queremos aprovechar al máximo el agua depurada», precisó, mientras el vicepresidente del Govern de les Illes Balears, Antoni Costa, constató que uno de los problemas más graves que tiene la depuradora de Ibiza es «justamente el nivel de salinidad del agua que llega a la instalación». «Esto impide que se pueda reutilizar el agua de la depuradora de Ibiza, que por cierto dispone de un tratamiento terciario, por lo que podría usarse para regar o para el baldeo de calles. A día de hoy no se puede utilizar porque tiene un nivel de salinidad altísimo», lamentó.