Un trabajador del servicio de emergencias 061 en Ibiza asegura haber vivido una situación de «acoso laboral y vejaciones» desde que fue reubicado en un puesto administrativo, tras recuperarse de una agresión sufrida durante una intervención en 2022. El empleado, con más de 30 años de antigüedad, afirma que se encuentra «en una situación límite» y que teme por su futuro laboral.
Según relata el sanitario Antonio González a Periódico de Ibiza y Formentera, la cadena de acontecimientos comenzó a finales de 2022, cuando fue agredido mientras atendía un aviso en una vivienda junto a un equipo médico. «Me partieron la nariz, tuve varias lesiones y estuve de baja mucho tiempo, con tratamiento psiquiátrico y psicológico», recuerda, mientras lamenta que el caso todavía no ha llegado a juicio. El trabajador critica además que, el día de los hechos, no se cumplió el protocolo del 061: «Subimos al domicilio antes de que llegara la policía, y eso no se puede hacer, pero se hizo». Tras un largo periodo de recuperación, a finales del año pasado recibió el alta médica y fue reubicado en el área de logística del servicio, donde debía revisar botiquines, medicación y realizar tareas administrativas.
Fue en este nuevo puesto, afirma, donde comenzaron los problemas. El trabajador asegura que desde entonces ha sufrido «agresiones psicológicas, maltrato verbal y un trato vejatorio», especialmente por parte de una de sus superiores, de la que dice que «mucha gente tiene problemas con ella». Entre los episodios que relata, menciona insultos recibidos delante de compañeros: «Me llegaron a llamar perro delante de varias personas». El deterioro de su salud física y mental se agravó durante estos episodios, llegando a sufrir picos de tensión arterial muy elevados, lo que le llevó a coger una nueva baja médica. Sin embargo, asegura que el proceso se vio obstaculizado: «Fui a mi médico para que me diera la baja por mi estado de salud y por depresión, y estaba bloqueada».
Según cuenta, el médico de salud laboral inicialmente le declaró «no apto» para su puesto, pero una semana después, «supongo que por presiones de la empresa», le consideró «apto con restricciones», lo que en la práctica implicaba seguir trabajando en el mismo lugar y con las mismas personas con las que asegura tener conflictos. El trabajador afirma que su psiquiatra, que lo atiende desde hace casi tres años, ha emitido un informe en el que indica que actualmente no está en condiciones de realizar sus tareas. A pesar de ello, denuncia que la inspectora médica rechazó concederle la baja. «Sé que hubo una reunión, no puedo acusar directamente a mi jefa porque no lo he visto, pero creo que fue ella quien habló con la inspectora para bloquear la baja», sostiene. En este momento, asegura, no está ni de baja ni incorporado a su puesto, y desconoce cuál será su situación laboral a corto plazo.
«Me están continuamente mandando emails desde la empresa presionándome. Me dicen que me van a echar», lamenta. El empleado interpreta lo que vive como una estrategia para forzar su salida: «Es un despido silencioso. Quieren que me vaya yo, que me vaya amargado. No sé qué va a pasar conmigo laboralmente después de 30 años trabajando en Ibiza». Asegura que lo que le ocurre no es un caso aislado y que hay más personas que sufren situaciones similares, aunque no se atreven a denunciarlas por miedo a represalias. El trabajador subraya que durante más de tres décadas ha desempeñado su labor «de forma profesional» y que nunca había tenido problemas con la empresa.
Afirma que la situación le ha llevado a aislarse socialmente: «Estoy en mi casa encerrado, no tengo ganas de salir ni de ver a nadie». También relata que su tratamiento médico se ha intensificado. El empleado asegura que ha puesto en conocimiento de la empresa y de las autoridades sanitarias su situación, y que está dispuesto a facilitar la documentación médica y los informes que respaldan su versión.
La denuncia de este trabajador se suma a otros testimonios recientes de profesionales de este ámbito sanitario que han alertado sobre situaciones de acoso laboral, conflictos internos y falta de apoyo institucional. Mientras espera una resolución judicial por la agresión sufrida en 2022, el trabajador continúa en una situación de incertidumbre laboral y personal. «Estoy destrozado. No sé qué va a pasar conmigo, y siento que todo esto es profundamente injusto», concluye.
Si recibe acoso, lo que tiene que hacer es denunciarlo judicialmente y acompañado de todos sus informes médicos. Jefes de este tipo siempre a habido y siempre habrá. Cúrate pronto y reincorporate, que hacéis mucha falta.