Cherif, de 27 años, arribó el pasado lunes a Formentera junto a Lyes Mohamed, Yasser y Abdelkader. Su patera había zarpado entre 12 y 15 horas antes desde Argelia. «La verdad es que no estoy seguro de cuánto duró el viaje; en medio del mar pierdes la noción del tiempo», asegura Cherif.
Los cuatro jóvenes, naturales de la ciudad argelina de Zeralda —a unas 150 millas en línea recta de Formentera—, explican que tardaron «cuatro o cinco años» en ahorrar los 50 millones de dinares argelinos, unos 2.000 euros, que cuesta el trayecto.
El riesgo
Reconocen que es un viaje peligroso: «Solo en nuestra ciudad hay muchísimas personas que han desaparecido en el mar. Yo mismo he perdido amigos y familiares en este trayecto, como la mayoría de la gente de mi ciudad en particular y de Argelia en general», cuentan Cherif y Lyes Mohamed. «Nosotros hemos tenido un viaje muy tranquilo; es importante hacerlo cuando no hay tormenta», explican, sin dejar de aferrarse a su fe y asegurando que «Dios nos ha acompañado y nos ha salvado».
Preguntados por qué decidieron emprender una travesía tan arriesgada, coinciden en la misma respuesta: buscar «una vida mejor» en Europa. «Espero encontrar trabajo, viajar, divertirme y, ¿por qué no?, casarme», enumera Cherif, experto en calistenia que ha interrumpido sus estudios universitarios para emprender esta aventura. Lyes Mohamed confía en que este viaje le permita «pasar de la miseria a la felicidad, encontrando trabajo y formalizando los papeles».
Cherif se muestra agradecido al recordar sus primeras horas en Formentera: «La Policía se preocupó por nosotros, nos preguntó cómo estábamos, nos dieron comida y agua y, después, nos hicieron un chequeo médico. Son muy buena gente». Lyes Mohamed, de 24 años y diabético, todavía llevaba en la muñeca la pulsera del Hospital de Formentera: «Me atendieron de la manera más amable del mundo; estoy muy agradecido».
«Allí no hay buena vida», resume Lyes. «No hay trabajo, no hay dinero, no hay felicidad», añade Cherif antes de criticar que «en Argelia solo puedes prosperar si conoces a alguien en un puesto importante, sin importar tu preparación. Por eso quienes tienen altos cargos son unos inútiles y corruptos».
La aventura de estos jóvenes no tiene un guion escrito: «Lo más probable es que acabemos en Barcelona —tenemos billete de barco para este jueves— o en París, donde lo tendremos más fácil con el idioma».
les tenian que decir nada mas bajar de la patera...muy bien, reclutados para limpiar bosques y asfaltar carreteras y se vuelven nadando a Argelia sin mirar atras