Dos enormes maceteros con forma de ánfora barnizados en marrón tierra flanquean la puerta de madera que da acceso a Casa Prima. Mientras me dirijo a la vivienda, oigo un suave murmullo de agua de uno de los estanques que se abren paso a lo largo del camino de madera. Todo cuidadísimo hasta el último detalle. La casa era antiguamente unos estudios de música «aquí grababan los Rolling Stones, Julio (por Julio Iglesias) en los 80, por eso los techos son altos». Llevamos ya una hora de conversación con Francisca Sánchez Ordoñez y todavía le queda mucho por decir a Paquita, «tendríamos para llenar 20 periódicos», exclama riendo cuando intento dirigirle para que no se vaya por las ramas. En los círculos en los que se mueve la malagueña se sabe (o al menos se intuye) el gran patrimonio y el poder financiero que tiene, pero poca gente sabe que Paquita no es una empresaria corriente. Es mucho más. Una gran empresaria. Actualmente, además de sus ya famosas villas de lujo en Ibiza, (no hablamos de todo el patrimonio que tiene fuera de la isla) Paquita es propietaria de seis hoteles. «Acabo de comprar uno en Menorca y ya lo he alquilado», se refiere al Hotel Marina Parc, en Arenal d’en Castells. En Ibiza tiene otros cinco, de momento, porque su intención es seguir comprando alguno más. A medida que me va contestando a las preguntas, va incorporando pasajes de sus recuerdos y, de manera espontánea, introduce nombres de personas que me llaman la atención.
— Era muy amiga de Jesús Quintero, ¿cómo lo conoció?
— Yo amaba el Loco de la Colina, los miércoles yo me iba, dejaba a toda mi gente y me iba a verlo a mi casa siempre. Tenía adoración por él. Y un día estaba en la cocina y me llama una chica de parte de Jesús Quintero. Yo me quedé que me iba a dar algo. Digo, pero ¿qué quiere? y me dice quiere comprar una casa aquí, donde yo vivo en Playa Rocío. Así que me vi con él y ya, hasta que se fue. La pena que tengo es que se fue muy pronto; no estuve todo el tiempo que quería estar con él. Éramos muy amigos, le cocinaba, le cuidaba, me contaba sus cosas. Una conexión muy buena y un ser humano sumamente- lo quiero subrayar- trabajador.
— Vamos a hablar de Km5, ¿por qué lo compró?
— Para mí, Km5 era un sitio tan emblemático de Ibiza. Todo el mundo tiene un recuerdo de km5, porque allí conoció a la novia, porque se han casado… hay tantas historias yo creo que es una cosa que se tiene que recuperar. Pero todo son problemas. Hace cinco años que lo compré, ya debería estar abierto, la gente quiere disfrutar de sitios así en la isla. No se debería de tardar tanto tiempo en dar las licencias. El otro día vino un ingeniero, ¡me pusooo… qué brutalidad! Mira, tenía en las terrazas unos techos de madera que me dijo que tenía que tirar, con unas mesas, todo espectacular porque estamos en Ibiza y yo sé lo que tengo que hacer aquí para que quede bonito. Antes había unas carpas y yo lo quise poner más liviano. Me dicen que no, que eso lo tengo que tirar. Yo lo tiro. Después de tirar eso me dicen que la cocina que hay, que tampoco estaba. Digo bueno, yo en el plano vi eso, pero me dicen que no… ¡Ya ves! es una cocina de nada, de 3x3 metros, que es que yo soy la alcaldesa y digo, hágala usted de 6 para que venga gente, porque nosotros tenemos que vivir de la gente que viene a Ibiza. Ya está bien. ¡Que se dejen ya de tanta pluma y que dejen a los sitios abrir pronto y rápido, que eso trae dinero y no hacen nada más que poner impedimentos desde el ayuntamiento! Es que de verdad, ya está bien [realmente indignada]. Es que km5 hace ya cinco años que lo tengo. Debería de estar ya abierto, pero claro…
[Lo deja ahí, pero se la ve muy afectada por este tema. Veo que no quiere decir más, pero le insisto… ]
Desde el ayuntamiento de Sant Josep dicen que no le puede dar el final de obra si el proyecto no se ajusta a la legalidad y al proyecto presentado.
— A mí Ibiza me gusta tanto que creo que es lo más bello que hay en el mundo. Pero claro las personas que vienen aquí todos quieren hacer cosas y cosas, una al lado de la otra. Soy partidaria de que Ibiza ya ha crecido lo que tenía que crecer. Ibiza ahora hay que ponerla más bella. Lo que hay, hay que arreglarlo. Porque veo algunos sitios de Ibiza muy abandonados. Y este año todo el mundo lo dice, que la temporada está siendo rara. Yo por ejemplo no he alquilado mis casas en verano. He alquilado a una familia tranquila unos días, pero la gente me decía quiero hacer una fiesta, un cumpleaños. Y he dicho, ¡no!
— Porque no ha querido alquilarlas o porque la gente tiene miedo de alquilar las casas de Paquita.
— Bueno hay dos cosas ahí. A mí me han destruido moralmente. Y he resistido y no estoy en la ruina por la fuerza que tengo. Pero me han destruido moralmente.
— ¿Quién le ha destruido?
— Pues mira… Diría que [balbucea] ¿Qué quién me ha destruido? Pues te diría que… YO. [reímos las dos]. Sí, sí, porque he sido imbécil, he traído todo mi capital a Ibiza caí en la trampa de tres o cuatro que me han hecho cosas y he caído en todo esto.
— Casa Paola, ¿qué pasa con ella ahora?
— Bueno, he tirado todo lo que tenía ilegal. Me dijeron lo que tenía que tirar y lo he tirado. Vamos, hasta unos bancales que tenía, que aquí todo el mundo hace bancales, pues me dijeron que tenía que tirarlos y los tiré.
— Aprendió de lo que le pasó con Casa Lola.
— Bueno eso de aprender, no. Es que tuve información con Casa Paola. Si esto me lo dicen en Lola yo lo hubiese hecho, pero es que mi abogado me decía que no iban a entrar. Te lo repito, me fie de mi abogado y me engañó. Pero mira, aquí se ve que yo no lo hice con mala voluntad en Lola, porque en Paola me dijeron tiene que tirar habitaciones, pues las tiré; la piscina, tirada y ¿sabes lo que he hecho ahora? He hecho un huerto espectacular, un gallinero y el jardín entero de higueras. Todavía está más bonito que antes. Todo se convierte en bello cuando tú eres grandiosa. Y sí te puedo decir que me gusta la belleza.
— ¿Hay gente que se ha aprovechado de Paquita?
— Subrayado. La gente como piensa que tengo una fábrica de hacer billetes porque no le doy importancia al dinero, pues todo lo que es de Paquita es sacarme dinero. Yo estoy muy agradecida a Ibiza porque invertí aquí mi dinero, si yo hubiera sido más inteligente yo no hubiera hecho casas. Hubiera comprado hoteles. Pero como me gustaban las casas y venía la gente, tuve gente muy buena y me quedé ahí para que viniese la gente más importante del mundo, porque me encantaba hacer fiestas y recibir. Y me quedé ahí bloqueada porque me emocionaba de la gente bella que venía. Todo el mundo quería venir a las casas de Paquita.
— Pero tiene hoteles también.
— Pero le repito que si yo hubiese sido más inteligente y no me hubiese emocionado tanto con la gente que venía, yo hubiera invertido en hoteles des del principio y no tendría todos estos problemas que tengo. Con decirle que las quiero vender todas.
— ¿Las quiere vender todas?
— ¡Todas! Me quiero quedar con una de solo dos dormitorios y no quiero tener servicio. Porque mi madre me enseñó a fregar y a limpiar porque teníamos una finca enorme en el campo y mis hermanos no hacían nada, eran unos vagos. Y mi madre se quedó viuda y yo le decía, mamá no te preocupes que yo te recojo la alfalfa para los ‘guarros, para los cerdos.
— ¿Cuántas casas tiene en Ibiza?
— Pues no sé, unas seis. Tampoco son tantas. Es una carga que tengo, que las quiero vender todas.
— Y cuando venda las casas, ¿qué va a hacer?
— [Con rapidez y riéndose]. ¡Comprar hoteles!
— ¿En Ibiza o fuera?
— Pues mira, sigo amando Ibiza, hoy por hoy me quedo en Ibiza.
— ¿Y qué hoteles va a comprar?
— Pues lo que pueda comprar.
— ¿Paquita puede comprar cualquier hotel?
— Paquita hasta sin dinero compra.
— Pero Paquita tiene dinero.
— Paquita tiene mucho invertido, pero ahora acabo de vender unas cosas en Málaga y tengo un poquito de dinerito y han dicho que mejor comprar aquí que fuera. En Menorca ya he comprado uno y ya lo tengo alquilado.
— ¿Lo hubiera tenido más fácil si hubiera sido Paquito?
— Pues mira honestamente yo desde que empecé siendo Paquita en Málaga ya era una grande. Pero como destruí mi matrimonio porque me enamoré y lo vendí todo y rompí todo, ahí sí sentí el machismo. Y te voy a decir una cosa, cuando vivía con mi marido, yo me sentía protegida. Y cuando me separé de mi marido me sentí desprotegida. Es muy difícil luchar sola.
— ¿Y ahora qué?
— Pues ahora estoy conmigo misma; el dolor te hace más sabia, estoy en un momento muy triste de mi vida. Así que ahora me dedico a nadar, a pasear y me siento estos días traicionada pero creo en Dios y el de arriba me hace más fuerte.
— No me quiero despedir sin que me cuente alguna anécdota curiosa que le haya pasado con algunas de las celebridades que han pasado por sus casas.
— Pues mira sí, te voy a contar una de Leonardo DiCaprio, que estuvo en Casa Lola invitado por unas personas. Estuvimos hablando- con una persona que nos traducía, porque yo no sé inglés- y te tengo que decir que el tío no es corriente. Tuvimos una conversación muy interesante. Y te cuento otra que te vas a quedar muerta, en mi casa de Sa Caleta estuve tres horas hablando con una cantante muy famosa, sin saber que era ¡Madonna! Claro ella estaba allí sin maquillaje, una señora de 60 años, con el pelo sin hacer y la verdad no la reconocí. Pero ella hablaba conmigo porque vio que no la reconocía. ¡Tres horas estuvimos hablando! Es una persona maravillosa.
En ese momento entra la hermana de Paquita, Raquel, «cuéntale lo de Justin Bieber». «Ah sí qué risa, cuéntaselo tú» – «Que le confundimos con el chófer. Que estábamos esperando con él a que salieran los clientes de la casa y el chico que iba conduciendo un Ranger tremendo dice que tiene ganas de hacer pipí. Y creíamos que era el chófer. Y mi hermana entra, para que veas como es ella, y con los clientes dentro de la casa todavía y sin saber quién era el chico, ella entró y dijo: ‘este señor quiere hacer pipí, llevadle a un baño’. Luego nos dijeron que no era el chófer. Que era Justin Bieber.
DecenciaPues ha perdido 50 millones. Porque el grupo solo es rentable por la publicidad institucional. Ahora los capos montan otro periodico, mandan allí todas las subvenciones y la Paquita incurre en perdidas al 2 año.