La sequía sigue golpeando con fuerza la isla de Ibiza, donde el nivel de sus acuíferos apenas es del 29 % a finales del mes de julio, un nivel que no se veía desde septiembre de 2015, cuando se llegó al 25 %. Fue entonces, y ante la preocupación de la sociedad ibicenca por aquella situación, el detonante para la creación de la Alianza por el Agua, cuyo director, Juan Calvo, recuerda en un artículo en la sección de Tribuna y opinión de hoy. (u Más información en página 19)
Juan Calvo advierte en su artículo de que «a pesar de los avances, seguimos arrastrando problemas estructurales» que hacen que cada episodio de sequía ponga en jaque el suministro hídrico de la isla. En este contexto, Alianza por el Agua ha vuelto a alzar la voz para reclamar una serie de medidas urgentes y sostenibles que permitan afrontar esta emergencia, no solo desde la respuesta inmediata, sino con una mirada estratégica de largo plazo.
Una de las principales reivindicaciones de la Alianza es la reutilización del agua depurada para la recarga de acuíferos y uso agrícola, especialmente en momentos de escasez como el actual. «No podemos permitirnos tirar al mar aproximadamente 14 hectómetros cúbicos de agua depurada al año, equivalente a 5.600 piscinas olímpicas», denuncia Calvo. Según sus cálculos, bastaría con reutilizar una décima parte de esa cantidad para garantizar el suministro necesario para la agricultura de la isla.
La propuesta pasa por aprovechar la reciente puesta en marcha de la nueva depuradora de sa Coma y dotarla de un sistema de regeneración de agua acompañado de un depósito de regulación que sirva también como depósito contra incendios. Esta infraestructura permitiría múltiples usos: recarga del acuífero de Serra Grossa, distribución para regadío agrícola, suministro para cisternas de riego de jardines y hasta la recuperación de zonas húmedas como ses Feixes.
Calvo defiende que «aunque las aguas residuales que llegan a la depuradora son salobres por el mal estado del alcantarillado, hoy existen tecnologías que permiten reducir su salinidad y hacerlas reutilizables». Menciona como referencia el proyecto piloto desarrollado en la depuradora de Sant Lluís, en Menorca, financiado con el impuesto de turismo sostenible (ITS). «Lo que proponemos es viable, sencillo y aplicable ya mismo si hay voluntad política», insiste.
Otra de las grandes asignaturas pendientes es la reducción de las pérdidas en la red de distribución de agua. «Las fugas representan el mayor consumo de agua en la isla», afirma. Municipios como Santa Eulària o Sant Josep superan el 27 % de pérdidas, una cifra que, a escala insular, equivale a toda la producción anual de la desaladora de Santa Eulària. En este punto, Calvo lamenta que la eficiencia hidráulica siga siendo una tarea pendiente y urge a actuar para frenar un despilfarro insostenible.
Santa Eulària a la cabeza de las fugas de agua en la red de distribución de agua. Como tenemos desaladora no importa mucho si perdemos una burrada de agua anual. Lo de la salinidad en red que impide su correcta reutilización para riego y demás ya hablamos otro día. De echo lo podremos exponer en las charlas y ponencias que se darán en el futuro y carísimo Palacio de Congresos. La prioridad es el ego de unos personajes frente a las necesidades vitales de una población y su futuro.