Un juzgado de lo Contencioso de Palma ha confirmado la sanción de dos años suspensión que impuso el IB-Salut a un médico por vivir en un centro de salud. La sentencia admite de forma parcial el recurso interpuesto por el médico y anula uno de los cuatro hechos diferentes por lo que fue expedientado por la administración.
Según ha publicado Última Hora, lo que sí se mantiene es que el médico se instaló en un centro de salud de Ibiza. Varios testigos coincidieron en el juicio en que le vieron en las instalaciones fuera de su horario laboral, que recibía allí visitas, desayunaba, comía y dormía. El médico argumentaba que trabajaba todo el día porque no tenía otra cosa que hacer, dice la sentencia, y que dedicaba ese tiempo a estudiar. Para la juez, esta justificación «carece de verosimilitud»: «Cuesta creer que se quedara casi todas las tardes y los fines de semana. Las visitas personales en el centro fuera del horario tampoco tienen justificación, por lo que parece que lo utilizaba como segunda residencia, lo que está prohibido».
La sentencia admite el recurso presentado por el abogado Juan Alemany sobre la sanción que se le impuso por faltar al respeto a varios pacientes. La resolución echa en falta que, en el expediente administrativo declararan los dos usuarios que presentaron quejas contra el doctor. «No es suficiente que el personal del 061 y administrativo corrobore que el trato era de falta de respeto». Sí considera demostrado que dejó de atender a una paciente, «ni la exploró, ni le permitió acercarse por si tuviera el Covid». El médico apuntaba a que fue un malentendido, algo que la sentencia rechaza.
El cuarto motivo que detentó la sanción fueron una serie de comentarios sobre compañeros, en especial sobre uno de ellos: «Es un vago del sur, un sinvergüenza y un paleto» y también «andalucito». La sentencia sí considera que existe un ánimo despectivo en la expresión. La representación legal del doctor recurrirá el fallo ante el Tribunal Superior de Justicia.
Muy bien, porqué no colgamos unas monjas también…