Con una empresa dedicada al chárter náutico desde 2021, Carlos es un empresario de la isla que lamenta la «demonización» del sector y «la campaña de acoso y derribo contra los chárters que no tienen un amarre fijo durante todo el año».
«Nos han cambiado la norma a mitad de temporada cuando mucha gente tiene la autorización desde hace tiempo», explicó ayer este empresario, recordando que con la nueva ley los chárters deben contar con un punto de embarque autorizado, algo «muy razonable», pero muy complicado de conseguir en las Pitiusas.
Este ciudadano manifestó que esta temporada se está poniendo el foco en cuestiones como la actividad de los ‘dinguis’ en las playas o que son muchos los barcos atracados en las calas ibicencas, cuando «el hecho de que la gente venga a Ibiza a disfrutar del mar y de la isla desde el mar no es un problema». En relación a las Salinas, consideró que los ‘dinguis’ son el menor de los males que puede sufrir este espacio natural, «aunque se está poniendo el foco en ellos».
Para Carlos, el perjuicio real lo causa no ordenar y no brindar las opciones para poder cumplir las regulaciones impuestas. «Con las posibilidades que hay ahora en los puertos de Ibiza, es inviable dar cabida a todos los barcos incluidos en la lista de chárter de Baleares», advirtió. «Como profesional del sector, estoy de acuerdo con que debamos contar con puntos autorizados para el embarque y la recogida de pasajeros, pero tienen que proporcionarnos esos puntos», insistió.
También se refirió a la gestión de los puertos en las islas, en manos de empresas privadas y con amarres a precios «estratosféricos». Según dijo, «su objetivo no es facilitar un amarre a todo el mundo. Cuando pides una estancia de invierno, te dicen además que a los seis meses te tienes que ir porque no les sale a cuenta».
«Yo tengo un catamarán para un máximo de 12 personas. Pido entrar en el puerto y no puedo porque no tienen sitio. En invierno solicito dejar el barco y me comentan que a los seis meses me debo marchar. Pido permiso a Costas y a los ayuntamientos para usar algún muelle de los que hay y me lo deniegan. Te atan de pies y manos porque son muelles que sí utilizan golondrinas y barcos de excursiones y por qué a unos sí y a otros no», lamentó.
Para este empresario, la solución sería habilitar puntos de embarque y desembarque por toda la isla, incluso desmontables, para poder tener opciones. «En caso contrario, no podemos realizar la actividad de una manera ordenada», afirmó.
También lamentó que en Talamanca haya tantos problemas para atracar en determinados muelles las pequeñas lanchas conocidas como ‘dinguis’. «Es un punto que necesita usar la gente que viene a la isla por mar y, en vez de permitir que puedan desembarcar ahí de una forma segura y ordenada, sólo hay problemas como si estas personas fueran delincuentes. El turismo náutico no roba a la isla, sino que aporta mucho», comentó este empresario, quien destacó el beneficio que este tipo de turismo supone para Ibiza. «Que den opciones para cumplir la ley», insistió.
Según destacó también, «está muy bien que hagan controles», aunque lo cierto es que la gran mayoría se realizan en embarcaciones de bandera española pertenecientes a la lista sexta, cuando los chárter ‘pirata’ suelen tener bandera extranjera y están incluidos en la lista séptima.
«El turismo náutico en Ibiza ha crecido mucho en los últimos años, pero no así los puertos y otros servicios que este turismo necesita», concluyó.
Para los que declaran su actividad sobra sitio. El resto tienen que irse por donde han venido. Pero no en octubre, en cuanto llegan.