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Isidor Marí: «La idea de ‘Flors de baladre’ ha fracasado estrepitosamente, pero yo seguiré cantando»

Isidor Marí publica la biografía de su padrino, Isidor Macabich, uno de los personajes más influyentes del siglo XX en Ibiza

| Ibiza | |

Isidor Macabich fue una de las figuras más relevantes del siglo XXen Eivissa. Fue el primero en estudiar la vasta documentación del Archivo de la Catedral y en poner negro sobre blanco la historia de las Pitiusas. Con su papel como periodista y eclesiástico influyó en la sociedad de su época. De su fuerte personalidad da buena cuenta su ahijado, Isidor Marí i Mayans (Eivissa, 1949) que acaba de presentar ‘Isidor Macabich Llobet (1883-1973). Una biografia’ editada por Miquel Costa Editor y el Institut d’Estudis Eivissencs. Además de hablar de la historia de Macabich, Isidor Marí recuerda sus inicios del grupo UC y repasa la actualidad política y del catalán.   

—De alguna manera, estaba destinado a escribir la biografía de Isidor Macabich. ¿Por qué no lo ha hecho antes?

—Lo tenía claro, evidentemente, cuando Macabich me dejó todos sus papeles. El haberme dedicado también a buena parte los temas que él empezó y que me había transmitido, ya veía claro que era una de las cosas que me tocaba hacer y con tanta dedicación como me fuera posible. Ya sabes que yo he vivido siempre fuera de Eivissa y ordenar todos los papeles que tenía, que era una auténtica montaña, y repasar todos los artículos que había publicado era un trabajo que necesitaba mucho tiempo y solo he podido abordarlo cuando me he jubilado. Estoy bastante contento de cómo ha quedado. He intentado que sea una biografía completa, resumida naturalmente, y que pudiera dar pie a que si alguien quiere dedicarse a estudiar algún aspecto concreto tenga pistas.

—Macabich creció en lo que hoy llamamos una familia desestructurada. ¿Cómo le marcó el hecho de que lo cuidara su abuela?

—Seguro que este fue un hecho muy importante aunque no sabes cómo un niño lo va asimilando ni si es consciente de ello. Macabich tuvo mucha suerte de tener una abuela como la que tuvo. Él reconoció que fue una de las personas que más le marcó y yo creo que fue la persona que más quiso. Fue una relación muy profunda. Hay algunas cartas que se escribieron cuando Macabich se fue a Figueres a estudiar que emocionan al ver cómo se trataban.

—¿Por qué se hizo sacerdote?

—Nunca me lo dijo, pero siempre he pensado que es posible que este trauma familiar hubiera influido. Que tu padre se vaya con la hermana de tu madre es una historia muy dura y es posible que él pensara que si se hiciera sacerdote la imagen de la familia... No lo sé, no tengo ni idea.

—¿Se escribió con su padre? ¿Se intentó poner en contacto con él?

—No, con él no. Hay cartas con los descendientes de su padre, descendientes de Barcelona, con los que yo me he puesto en contacto y hemos compartido alguna información. Hay una foto que he identificado que debe ser de su padre con un escrito en la parte de atrás que permite deducir que era él. Con su padre supongo que no debía haber demasiada relación.

—Macabich no pudo estudiar una carrera universitaria porque quien iba a ayudarlo, Joan Roman Calbet, falleció. Este hecho debió contrariarle.

—Sí, así es, fue una fatalidad para él. Macabich, que se había dedicado tanto a la historia, tenía una expectativa de poder sacarse un título universitario. Debió ser un trauma para él la muerte repentina de Roman.     

—¿Macabich se preocupó de saber de dónde venía su apellido tan poco ibicenco?

—Sí, por supuesto. Su abuelo era de Cartagena y supongo que él tuvo claro bastante pronto que la familia de su abuelo procedía de Venecia. Hasta aquí seguro que llegó porque en sus papeles ya consta. Y en algún otro papel que guardaba y que él me había explicado, habló con un médico que había estado por Croacia que le dijo que por allí había gente que tenía este tipo de apellidos. Luego, yo he intentado completar esta información con papeles que conservaba la familia de Barcelona. Y el más antiguo es un abuelo de su abuelo que fue también marinero que se llamaba Lucas Matcovitz, por lo que la grafía originaria tampoco era Macabich, que era como algún funcionario del Registro debió escribirlo. A partir de aquí es muy difícil saber pero podría ser que fuera de Eslovenia, que está tocando con Venecia. Pero también podría ser de Croacia o de otros países de lengua eslava.   

—Uno de los hombres que le marcó sobremanera fue mossèn Alcover.

—Ytanto. Alcover fue, junto con Josep Clapés, que estaba casado con una prima, el que más le orientó hacia la historia. Pero en la manera de entender la cultura, la lengua y la afirmación de la importancia de la conquista catalana de 1235. Todo esto es fruto de la influencia y del contacto que tuvo con Alcover, que todos sabemos que era una persona con un carácter muy fuerte y con argumentos muy convincentes.

—Macabich recoge el testigo de Fajarnés Tur como cronista de Eivissa y ya como canónigo archivero bucea en el Archivo de la Catedral. La historia de los corsarios y de Antoni Riquer le debió fascinar y gracias a él tenemos este monumento dedicado a los corsarios en el puerto.

—Fanny Tur aprovechó la documentación que le proporcioné con toda la correspondencia que tenía Macabich cuando estaban buscando contribuciones para erigir este monumento a los corsarios. Fanny Tur ha profundizado en este tema pero aún hay aspectos del interés de Macabich con los corsarios que merecerían algún artículo o algún estudio, porque Macabich llegó a escribir una pequeña obra de teatro sobre Riquer. Debió ser para él un personaje muy emblemático.

—Macabich fue clave para poner en valor la historia de Eivissa. ¿Qué sabían los ibicencos de su historia antes de que la explicara Macabich?

—Yo creo que no sabían demasiado, sobre todo la gente. Una cosa es que hubiera algún trabajo histórico como el que había hecho Vicent Nicolau sobre la historia de Eivissa, pero no fue hasta que se explotaron a fondo los archivos de Eivissa y que Macabich contactara con toda las historiografía catalana en un momento en que había una voluntad de recuperar la memoria histórica. Como ya he dicho antes, fue Josep Clapés quien le animó a hacerlo ya que debía ser consciente de que había una gran montaña de información. Que en 1908 se llevara a cabo el Congreso de Historia de la Corona de Aragón es una muestra de que se estaba intentando recuperar las fuentes históricas para saber cómo había evolucionado la Corona de Aragón. Alcover fue quien invitó a Macabich a que escribiera el primer artículo sobre los documentos de la conquista.

—Si hoy celebramos las Festes de la Terra es gracias a Macabich.

—Y siguiendo el diseño que él marcó. Le costó porque estuvo insistiendo con sus artículos y con gestiones con las autoridades locales de una manera bastante persistente porque pensaba que era una vergüenza que no se celebraran las fiestas de una manera solemne. Poco a poco fue dándole forma a unas fiestas que ahora se siguen celebrando prácticamente igual.

—Macabich ya reñía a los políticos porque no iban a misa para celebrar las Festes de la Terra.

—Sí. Explico una anécdota que cuentan que es bastante creíble conociéndolo a él y el genio que tenía. Él había insistido en que fueran los representantes de los ayuntamientos a la ceremonia de la Catedral. Cuando subió al púlpito a dar el sermón, saludó al obispo y después se giró para decir ‘dignísimas autoridades’, pero vio que no estaban y se supone que dijo algo así como ‘ni punyetera falta que fan’, o incluso algo más fuerte.

—El papel de Macabich como periodista también fue notabilísimo. Leyendo su biografía me lo imaginaba en nuestra época escribiendo diariamente en Twitter y comentando la actualidad política.

—(Sonríe). Es difícil de saber pero seguro que, de una manera u otra, si hubiera vivido ahora habría intervenido bastante y con contundencia sobre todo lo que está pasando en Eivissa, porque creo que lo estamos llevando bastante mal.

—Hablando de su ideología, Macabich era ibicenquista y españolista.

—Sí, él compartía el criterio de Alcover. En alguna de las conferencias que explico en la biografía, Alcover estaba convencido de que España debía reconocer su pluraridad como una riqueza, no solo de palabra sino que también tenía que ponerlo en práctica y que declararse catalanista también era españolista, para él no había contradicción. Y Macabich estuvo claramente en contra del independentismo catalán.   

—Debido a la amistad con su padre, Macabich fue uno más en su familia.

—Y tanto. Yo ya me lo encontré hecho porque fui el tercero de los hijos y ya venía de muy atrás. Mi padre fue al colegio en el Centro de Acción Social, donde Macabich daba clases para los obreros, marineros y sus hijos. Se ve que mi padre y Macabich se hicieron muy amigos, le ayudó en los estudios y a encontrar trabajo. A partir de aquí, como Macabich se quedó solo, no tenía familia, se incorporó a la nuestra. A mí me trató como si fuera su nieto: me llevaba a pasear e incluso me quedaba a dormir en su casa. Me acuerdo de las tertulias que tenía con vecinos que iban a fer sa vetlada, entre ellos un carpintero que se ponía ascuas en la palma de la mano y no se quemaba de tantos callos que tenía. Son imágenes que se te quedan grabadas cuando eres niño. Este carpintero, que se llamaba Besora, me hizo una cometa y una barca con corteza de pino por encargo de Macabich, claro. Fue como mi abuelo.

—¿Qué diría Macabich ahora si viera que le han dedicado una avenida y calles por toda la isla, un instituto o una estatua en Dalt Vila?

—La avenida ya la vio en vida porque, si no me equivoco, se abrió en 1955. Y también tuvo el reconocimiento como hijo ilustre. La estatua no la vio pero supongo que diría que Elías Torres, que es quien la promovió, había encontrado un lugar y una estatua realista muy adecuada. Macabich salía a pasear por aquella zona y escribió algunos poemas dedicados a los eucaliptos, a los tercianers, que decía él. Supongo que le gustaría.

—Macabich falleció en 1973, justo un año antes de que UC publicara su primer disco. ¿Conocía el trabajo que estabais llevando a cabo?

—No tengo un recuerdo concreto pero es posible que cuando preparamos junto a (Joan) ‘Murenu’ y Victorí (Planells) el concierto ‘Provem altra vegada’, que fue en septiembre de 1972, habláramos de aquellas primeras canciones porque, en parte, ya las había publicado Macabich. ‘Ses germanes captives’, ‘Bona nit blanca roseta’ o ‘Sa serena cau menuda’ eran canciones que ya habían salido en la obra de Macabich. Es posible que se lo hubiera comentado, pero no tengo un recuerdo concreto. Él ya estaba tocado entonces, porque se había caído meses atrás.

—En los últimos UC ha recibido toda una serie de homenajes coincidiendo con el 50 aniversario de la publicación del primer disco, Cançons d’Eivissa. Marcasteis a toda una generación de pitiusos en una etapa de la historia muy importante, el final de la dictadura franquista.

—Hicimos una prueba que creíamos que daría resultado, pero no lo sabíamos. Había la posibilidad de que las cuatro o cinco canciones que preparamos en 1972 hubieran pasado desapercibidas como las canciones que entonces cantaba la gente del campo. La primera sorpresa y que supuso una satisfacción enorme fue que la gente joven conectara con ellas. Y no solo la gente joven, sino todo el mundo. Fue como sacar un trasto viejo de un almacén y ver que tenía mucho valor. Fue fantástico y es una gran satisfacción.

—De alguna manera Ressonadors ha recogido vuestro testigo y    ha permitido a otra generación conocer unas canciones que, quizás, no las hubiera escuchado nunca.

—Seguro. Esto es casi más importante que nuestros inicios. La tradición tiene que estar viva y si la convertimos en una pieza de museo, que todos dicen que es muy bonita pero nadie la practica, estamos perdidos. Está muy bien hacer versiones nuevas de aquellas canciones pero también hacer canciones nuevas, siguiendo unos esquemas similares pero modernizados. A veces he dicho, un poco en broma, que las cançons redoblades, pueden ser como un precedente del rap. Hay un dúo que se llama L’Arannà que está mirando de introducir cançó redoblada en sus temas de música actual. Esto es lo que creo que se tendría que hacer: ser respetuoso con las formas y las tradiciones pero incorporar a las tendencias actuales elementos de nuestra larga historia.

—¿Aún quedan flors de baladre que vender en Ibiza?

—En Eivissa se ha vendido casi todo. Ahora casi todo depende de intereses externos o de gente de aquí que se ha vendido a intereses externos. La adelfa es una planta que no es muy apreciada y aún debe haber de silvestres que no se han vendido. La idea de aquella canción era que hay cosas que tienen tanto valor (se emociona al recordarla) aunque aparentemente no valgan nada, que no hay que venderlas nunca. Aquella idea ha fracasado estrepitosamente, pero yo seguiré cantando.

El apunte

«España es un estado muy cerrado que no quiere evolucionar»

—Este año ha sido difícil personalmente, pero ha recibido la Creu de Sant Jordi por parte de la Generalitat de Catalunya, y el premio al Mèrit Ciutadà por parte del Consell d’Eivissa y la Medalla d’Or del Institut d’Estudis Eivissencs por los 50 años del primer disco del grupo UC.

—Es una gran satisfacción, pero lo que yo he hecho y lo que hicimos con el grupo UC, en parte lo pudimos hacer porque coincidimos con un momento propicio. Si no hubiera habido el cambio político, seguramente yo no habría podido estudiar una carrera universitaria ni participar de la política lingüística de Cataluña como pude hacer con Aina Moll. Ha habido estas coyunturas que lo ha hecho posible y, a la vez, prácticamente todo lo que he hecho, lo he hecho con mucha otra gente. Es un reconocimiento personal, pero al mismo tiempo es un mérito colectivo.   

—Usted formó parte de la candidatura de Puigdemont en las elecciones de diciembre de 2017. ¿Entiende que Puigdemont no declarara la independencia después del 1 de octubre?

—La declaración (de independencia) se hizo, pero se congeló. Es muy difícil saber exactamente todos los factures que influyeron pero, por las informaciones que he recogido, he deducido que tanto los negociadores españoles como los europeos, dieron la idea a Puigdemont y a su Govern que si congelaba la declaración de independencia se abrirían unas negociaciones que permitirían llegar a un estatus satisfactorio de autogobierno completo para Cataluña, sin saber exactamente las condicones con respecto al Estado y a Europa. Por otro lado, la amenaza explícita de que el Ejército y las fuerzas de orden podían llegar a hacer uso de las armas, entiendo que un gobernante responsable podía estar en una situación de encontrarse un baño de sangre si tiraba hacia adelante. Lamentablemente no ha habido esta negociación política porque España es un estado muy cerrado, no quiere evolucionar. Barack Obama dijo, mucho antes del Procès, que una Constitución es un diálogo permanente abierto entre las instituciones y la sociedad. Aquí, en cambio se hizo una constitución que es prácticamente imposible modificar, y esto no es bueno. Estamos en una situación en la que el Estado español podría evolucionar hacia un estado confederal, como Suiza, y Europa podría respetar más la diversidad, no solo de palabra,    y asumir la oficialidad del catalán y otras lenguas. Lo del catalán es un escándalo porque, en la actualidad y tras salir el Reino Unido de la Unión Europea, solo hay 6 millones de europeos que tenga el inglés como lengua oficial, mientras que hay 12 o 13 millones que su lengua oficial es el catalán.

—El estado de salud del catalán siempre es cuestión de debate. Usted suele ser de los más optimistas, pero lo que es cierto es que en Eivissa cada vez lo habla menos gente.

—No me gusta plantearlo en términos de optimismo o de pesismo porque son estados de ánimo. No me gustan los pesimistas que son tan derrotistas que ya lo ven perdido y no hacen nada, ni los optimistas que también piensan que no hay que hacer nada. Eivissa debe ser de los territorios de habla catalana con un cambio poblacional más brutal y solo debe haber un tercio de población de origen ibicenco. A ello hay que sumar los millones de turistas de cada verano. Se deja demasiado en manos del sistema educativo y de instituciones privadas como el Institut d’Estudis Eivissencs que la gente aprenda el catalán. La política debería ser más activa a la hora de exigir a los negocios que, por lo menos, nos traten igual a los que hablamos catalán que a los que hablan inglés. Es un escándalo que en Eivissa no puedas usar tu lengua y el que te lo dice esté atendiendo a tu lado en italiano, en alemán o en la lengua que sea necesaria.

3 comentarios

user Leopold Llombart | Hace 3 meses

Si Espanya fos un suma d'identitats, igualment respectuosa de totes elles, podria sentir-se l'espanyolitat sense contradiccions. Però no és així ni de bon tros.

user Saoneta | Hace 3 meses

Entrevistes a supremacistes independentistas, fa realmente falta, fent el ridicul defensant i justificant a Cocomotxo? Aquesta genteta no ha evolucionat, s'han quedat ancorats en el passat del botifarrèndum i la República de Nàrnia. En el fons fan peneta.

user Municipal | Hace 3 meses

Una muy interesante entrevista. Siempre mil gracias a UC. Eivissa és una ciutat real, es mengen figues i no hi ha cap figueral ...

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