La Avenida 8 d’ Agost presentaba este miércoles una escena que difícilmente se reconocía: sirenas de ambulancias, furgonetas de protección civil, la UME y la Guardia Civil se movían entre calles inundadas intentando llegar a los puntos más críticos. Coches atascados, barro acumulado y agua estancada obligaban a vecinos, turistas y trabajadores a moverse con precaución.
Trabajadores atrapados por el agua
En uno de los hoteles de Talamanca, un empleado describe cómo la tormenta se volvió crítica en cuestión de minutos. «Empecé a trabajar a las 8 de la mañana y hasta las 10 de la noche no pude ir a mi casa. Primero parecía un día normal, pero hacia las 9.30 empezó a entrar agua en cuestión de minutos. Pusimos toallas, intentamos achicarla, pero llegó un punto en que la planta baja estaba completamente inundada. La recepción y el lobby quedaron bajo el agua», relata.
El personal tuvo que reubicar a los clientes en zonas más altas del hotel mientras esperaban ayuda. «Las salidas estaban bloqueadas y no podíamos sacar a los clientes hasta que llegaron refuerzos de la UME de Denia. Vinieron con helicóptero y ayudaron a desbloquear la entrada, permitiendo que todos los huéspedes fueran reubicados en otros hoteles de la isla», añade.
Comercios y pérdidas materiales
El impacto también se dejó sentir en negocios como Seacharter Ibiza Boat Rental. Juan, encargado del lugar, relataba que las oficinas, que se encontraban en un bajo, han quedado inundadas: «Hemos sacado ordenadores, impresoras, juguetes acuáticos, ropa de cama de barcos, mobiliario de oficina… calculo unos 40.000 euros de pérdidas solo en equipos y materiales de oficina». La falta de luz y la saturación de los espacios complicaron la recuperación. Calculan, mirando las marcas que han quedado en las paredes, que el agua alcanzó aproximadamente un metro y medio. Paula, una de las trabajadoras, añadía que esa mañana se encontraba trabajando en el lugar. Por suerte, salió a tiempo, ya que si hubiese esperado un poco más se hubiese quedado atrapada dentro.
En Talamanca, Pacha retiraba alfombras, movía mobiliario y achicaba agua mientras curiosos observaban el interior. La escena se repetía en la calle: coches atascados, subidos a las aceras o torcidos por la fuerza del agua, y vecinos ayudando a limpiar barro y restos arrastrados por la corriente.
Vecinos afectados
Un hombre que trabajaba en la zona explicaba cómo su coche había quedado parcialmente inundado, aunque consiguió que arrancara. «No me ha ido muy mal, solo ha entrado agua en la parte baja, pero al final podemos decir que hemos salvado lo importante», contaba. Otros trabajadores coincidían en la rapidez con la que el agua se acumuló y la dificultad para evacuar o proteger los espacios.
En la zona de Puig des Molins los turistas esperaban a la llegada de los taxis para ir al aeropuerto. Uno de ellos, desesperado, afirmaba que estaba tardando hora y media en llegar, cuando de un lugar a otro apenas hay 10 kilómetros.
Una tormenta intensa
El temporal comenzó el martes por la mañana y la lluvia intensa, acumulada sobre un alcantarillado saturado, provocó que el agua no tuviera salida suficiente. Los testimonios coinciden en que la rapidez con la que el agua subió hizo imposible reaccionar a tiempo. La combinación de lluvias fuertes y drenaje insuficiente dejó a residentes, turistas y trabajadores en una situación límite durante horas.
La Avenida 8 d’ Agost ha quedado marcada por la rapidez con la que subió el agua, la saturación del alcantarillado y la respuesta de emergencia. La presencia de la UME, la Guardia Civil, ambulancias y protección civil fue imprescindible para desbloquear accesos y asistir a quienes se quedaron atrapados.
Hemos aprendido algo de estas inundaciones?? Se van a adecuar las estructuras y canalizaciones??. Se pondra alguien a trabajar en ello Ya???