El Departamento de Medio Rural y Marino del Consell d´Eivissa, tras las inspecciones realizadas por el Servicio de Veterinarios y ante las denuncias recibidas sobre Can Dog, ha dictaminado medidas cautelares de clausura del centro. Según explicaron ayer fuentes de la institución, la semana pasada se notificó al responsable que tenía siete días para devolver a los animales a sus dueños. Cuando ello sea imposible, la Administración se hará cargo de la custodia.
«En ningún caso se va a abandonar ni sacrificar a ningún animal», afirmaron.
El Consell explicó que esta decisión se debe a las faltas constatadas en las inspecciones a este establecimiento, confirmando incumplimientos de la normativa en materia de Bienestar y Sanidad animal.
En total, los servicios veterinarios del Consell realizaron seis inspecciones a Can Dog desde el pasado mes de junio.
En la última, llevada a cabo la semana pasada, se determinó que, si bien no existía un riesgo inminente para la vida de los animales, se certificó que continuaban existiendo los mismos incumplimientos que se vienen constatando desde las primeras inspecciones.
Por lo tanto, Can Dog deberá darse de baja en el registro como núcleo zoológico y se adoptarán medidas para que el centro no pueda acoger a más animales. También, se concede un plazo de siete días para desalojar a todos las mascotas acogidas.
La formación animalista Pacma solicitó este miércoles que las instalaciones de Can Dog, ubicadas en Sant Joan de Labritja, fueran clausuradas de manera definitiva. Según explicaron sus responsables, este espacio de acogida para animales «lleva más de 30 años acumulando denuncias, informes e acusaciones de presunto maltrato, sin que las autoridades competentes hayan actuado con eficacia suficiente como para poner fin a la situación». También exigieron la retirada del núcleo zoológico que le permitía seguir operando.
El coordinador de Pacma en Ibiza, Olivier Hassler, lamentó que Can Dog «llevaba bastantes años con problemas» y recordó que los animales se encontraban en «unas condiciones inaceptables de suciedad, miedo y abandono». Incluso, recientemente se habían registrado ataques de perros potencialmente peligrosos.
Hassler llegó a dirigirse a la Delegación del Gobierno en Baleares reclamando soluciones «porque entendemos que es un problema de seguridad ciudadana».
«Los perros no recibían a veces comida o agua. Además, había denuncias por la muerte de alguna mascota que se quedó allí unos días», insistió.
Ayuntamientos como el de Santa Eulària rompieron con Can Dog el contrato que mantenían. En este municipio, el centro llevaba a cabo la prestación del servicio de recogida, acogida y adopción de animales, aunque el contrato fue rescindido tras constatarse numerosas infracciones.
Yo os voy a contar una cosa que me pasó hace muchos años: Can Dog fue a retirar un perro suelto que estaba matando las gallinas de un payés, y una vecina les comentó inocentemente que yo tenía muchos gatos. A los pocos dias apareció un policìa en mi casa por una denuncia... de Can Dog, que había visto en la información una ocasión para quitarme mis compañeros de vida y cobrar por el "servicio" ( y descuento que por la eutanasia posterior). Por suerte, el policía no vio una cantidad alarmante de animales en mi finca y todo quedó en nada. Pero eso fue lo que intentaron hacer. Retirar unos animales del hogar donde eran amados y bien cuidados para echar más sous en su infame butxaca.