El pasado 30 de septiembre amanecía lluvioso en Ibiza y con una alerta meteorológica naranja por fuertes lluvias. La mañana se empezó a complicar y poco antes de las 12.00 horas la gravedad de la Dana Gabrielle desembocó en alerta roja. Carreteras inundadas, personas inmovilizadas en sus coches atrapados mientras circulaban e infraestructuras gravemente dañadas. Lejos de amainar con el transcurso de las horas, la lluvia no cesaba y ya por la tarde se produjo un peligroso desprendimiento de rocas que afectó a un hotel en Puig des Molins, por lo que tuvo que ser desalojado. Por fortuna, se registraron pérdidas materiales y no hubo que lamentar fallecidos ni heridos de gravedad. En este punto es preciso recordar que en cuestión de horas se registraron en Ibiza hasta 300 litros por metro cuadrado, algo inaudito.
Rápida respuesta
A diferencia de la terrible Dana de Valencia, la respuesta entre Govern, Consell y ayuntamientos fue coordinada, rápida y eficaz desde el primer momento, lo que evitó a buen seguro que se registraran heridos de gravedad o incluso fallecidos. Y es que Emergencias del Govern, así como Aemet Baleares, alertaron desde días antes de que esa tormenta se ceñiría con virulencia sobre Ibiza durante la jornada de ese día 30 de septiembre, lo que generó que la gente fuera prudente y precavida y evitara desplazamientos. Además, se solicitó rápidamente la intervención de la UME porque se intuía la magnitud de la catástrofe.
El día después
Lo peor, sin duda, vino tras la tormenta, cuando empezaron a ser visibles los estragos que había causado Gabrielle a su paso por Ibiza. Carreteras, barrios, sótanos y negocios enfangados, torrentes llenos de lodo y ramas fueron lo que se encontraron los servicios de Emergencias y personal de limpieza de los ayuntamientos. Además, hubo infraestructuras en serio peligro y otras que se vieron afectadas, como el tanque de tormentas. Un mes después, las tareas de limpieza y reconstrucción continúan en algunos de los puntos más afectados como el polígono Eurocentro (zona edificio Brisol) y la carretera del aeropuerto, donde se están acometiendo obras de emergencia para intentar paliar los efectos de más inundaciones que puedan producirse.
En paralelo, la patronal de la pequeña y mediana empresa (Pimeef) reitera su petición de que se impulsen «con toda la premura posible» las ayudas para las empresas pitiusas afectadas por las Danas. Y es que, según calcula la patronal, hay más de 200 empresas afectadas que podrían optar a estas líneas impulsadas en las islas. Ahora es cuando toca que la administración y su burocracia sea ágil y no deje de lado a sus ciudadanos y empresarios, pues aún queda mucho trabajo por hacer.