El primer censo de asentamientos realizado en Ibiza revela una realidad hasta ahora no cuantificada: más de un millar de personas viven en situación de sinhogarismo o exclusión residencial en plena temporada turística. Así lo detalla el estudio elaborado por Cruz Roja en colaboración con el Observatorio Social de las Illes Balears (OSIB), que fue presentado ayer en el marco de las II Jornadas Insulares de Sinhogarismo Cada pieza cuenta, organizadas por la entidad.
Según el informe, siete de cada 1.000 habitantes de Ibiza sufren algún tipo de sinhogarismo, ya sea residiendo en chabolas, caravanas, furgonetas o tiendas de campaña. Los datos también reflejan un aumento del 66 % de personas en infraviviendas durante los meses de mayor actividad turística, según informó Alfonso López, miembro del OSIB, junto a Mary Castaño, coordinadora insular de Cruz Roja, y Silvina Carrillo, referente técnica de Personas sin Hogar.
Tres registros
El censo se elaboró en tres oleadas: marzo, julio y octubre. En marzo se contabilizaron 365 infraviviendas habitadas por unas 700 personas; en julio, coincidiendo con el pico turístico, la cifra ascendió a 655 chabolas con 1.192 personas; y en octubre, tras el cierre de la temporada, se registraron 471 infraviviendas con 937 personas.
Pese al descenso posterior al verano, Alfonso López destacó que la situación no regresó al punto inicial. «En octubre se mantuvo un 29 % más de infraviviendas y un 31 % más de personas que en marzo, lo que evidencia un sedimento de exclusión residencial que persiste todo el año. No se trata de un fenómeno estacional, sino estructural», señaló Alfonso López, resaltando que cada temporada se acumula un sustrato de chabolas y de personas que permanecen en la isla en situación de precariedad habitacional. El estudio también identifica 21 zonas distintas en las que se concentran estas formas de hábitat informal, con una densidad media de 47 personas por cada 1.000 metros cuadrados. Casi la mitad de los afectados, apuntó López, reside en áreas de entre 500 y 1.000 metros cuadrados, lo que apunta a la consolidación de algunos asentamientos.
«Las personas han aprendido a no concentrarse tanto en un mismo lugar para evitar nuevos desalojos», Alfonso López, miembro del OSIB.
Las formas de infravivienda, indicó, también varían a lo largo del año. En este sentido, explicó que, mientras que en marzo predominan las estructuras de palés y caravanas – que reflejan una intención de permanencia – en julio se dispara el número de tiendas de campaña – que crecen un 140 % – mientras que las caravanas también aumentan.
En octubre, al finalizar la temporada laboral, estas modalidades más móviles caen, mientras que las chabolas y construcciones improvisadas apenas se reducen un 23 %, lo que sugiere una mayor estabilidad de quienes residen en ellas, según añadieron. «Las personas que viven en estructuras más sólidas, como las de palés o chabolas, suelen ser quienes tienen pensado quedarse en Ibiza durante todo el año», explicó Silvina Carrillo, destacando que, en cambio, las tiendas de campaña y vehículos están más vinculados a trabajadores temporales del turismo, que utilizan estos espacios de forma puntual.
Desalojos
Durante los meses en los que se llevó a cabo el censo se produjeron varios desalojos, como los de Can Rova, Can Rova 2 y Es Gorg, que alteraron la distribución de las personas sin hogar. Estos movimientos, según Cruz Roja, no reducen el número de afectados, sino que provocan una mayor dispersión.
«Las personas han aprendido a no concentrarse tanto en un mismo lugar para evitar nuevos desalojos», explicó Carrillo. A este contexto se sumó la Dana registrada hace unas semanas, que obligó al Ayuntamiento de Ibiza a habilitar un refugio provisional con la colaboración de Cruz Roja. Sin embargo, el temporal también agravó la vulnerabilidad de quienes vivían en asentamientos precarios. «Había una caseta en ruinas donde residían seis personas; ahora están directamente en la calle», lamentó. Además de contabilizar el número de infraviviendas, el censo también midió las condiciones de habitabilidad.
Según el estudio, la mayoría de estos espacios carecen de agua potable y de sistemas adecuados para la gestión de residuos, lo que agrava los riesgos sanitarios y ambientales. A pesar del aumento de asentamientos durante la temporada alta, puntualizó Alfonso López, la presión humana sobre el territorio no crece de forma proporcional porque las personas se distribuyen por más zonas.
No obstante, la densidad de ocupación es mayor en los espacios reducidos, lo que incrementa la precariedad en determinados puntos, según informó. Durante el encuentro también insistieron en que los datos del censo deben servir como «punto de partida» para elaborar políticas públicas de vivienda y atención social más eficaces. «El fenómeno del sinhogarismo en Ibiza no puede abordarse únicamente en términos asistenciales», apuntaron los ponentes, «sino con estrategias estructurales que garanticen el acceso a la vivienda y a servicios básicos». El estudio incorpora, además, un «factor de ocupación» que permite estimar con mayor precisión «el número de personas por cada tipología de infravivienda», reduciendo el margen de error habitual en este tipo de recuentos.
Foto: Jésica López
Con este primer censo, indicaron, Cruz Roja y el OSIB sientan las bases para monitorizar la evolución del sinhogarismo en la isla y ofrecer una radiografía fiable de su magnitud. Aunque el fenómeno presenta altibajos a lo largo del año, los datos confirman, según apuntan, que la exclusión residencial ha pasado a formar parte de la estructura social de Ibiza, y que cada temporada turística deja un sedimento de precariedad que ya no desaparece. Al respecto, desde el OSIB precisaron que Ibiza necesita crear un sistema fuerte y planificado para atender a este colectivo. «Este censo es útil para tener datos. La intención es implicar a las instituciones a través de estos datos periódicos que permitan medir la evolución del fenómeno con el objetivo de elaborar un Plan Insular de Atención al Sinhogarismo en la isla. Hay varios diseñados a nivel nacional; no debería ser difícil», subrayó Alfonso López, manifestando la necesidad de romper con la normalización instaurada en Ibiza en relación a los asentamientos.
«Este censo es el punto de partida», insistió, mientras el presidente de Cruz Roja en Ibiza, Manuel Marín, adelantó que la intención de la entidad es presentar este estudio ante los ayuntamientos de la isla para que conozcan la realidad social de Ibiza. Estas jornadas también reunieron a profesionales del ámbito social y representantes institucionales para analizar la situación del sinhogarismo en la isla.
Por su parte, la consellera insular de Bienestar Social, Carolina Escandell, que presentó esta jornada, alabó la importancia de estos eventos para fortalecer lazos y conseguir una isla inclusiva, así como el trabajo de los voluntarios de Cruz Roja Ibiza. «Son personas desinteresadas que ponen su corazón y su alma en lo que hacen», puntualizó la consellera Escandell.
Los guardavidas suyos suman la cifra mucho.