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Cunde el desánimo entre los comerciantes del Mercat Vell

No creen que las obras acaben en 2026, mientras que negocios del entorno se quejan por las molestias

Las paradas que estaban en el Mercat Vell se trasladaron a principios de septiembre a la calle Comte de Rosselló | Foto: Jésica López

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Las obras de rehabilitación del Mercat Vell están ahora mismo paralizadas por el hallazgo de diferentes restos arqueológicos. Esta situación ha dado al traste con la pretensión de que este emblemático espacio pudiera estar operativo en el mes de diciembre. Y entre los paradistas, ubicados hoy en la calle Comte de Rosselló, a los pies de la muralla, cunde el desánimo.

Reubicados en casetas de madera, estos comerciantes no creen que los trabajos de rehabilitación del Mercat Vell acaben en 2026. Llevan desde el día 1 de septiembre trabajando en este espacio y justo el pasado jueves el concejal de Comercio, Álex Minchiotti, los tranquilizó al anunciarles que podrían permanecer ahí hasta que concluyan las obras.

«El mercado no va a estar para 2026», asegura Alejandra Ribas, propietaria de la parada Azibi Sales, desde su parada, «nos quisieron echar de allí y nosotros aceptamos pensando que volveríamos pronto. Pero están haciendo lo que les da la gana». Ribas agradece que, al menos, ahora tienen claro que podrán permanecer en esta calle hasta el fin de las obras. Que Vila decidiera iniciar los trabajos el 1 de septiembre obligó a los paradistas a trasladarse en plena temporada turística: «Íbamos a estar allí hasta finales de octubre y luego nos trajeron aquí el 1 de septiembre. Ahora también nos querían sacar de aquí pero han cambiado de opinión y nos han dicho que podremos seguir hasta que esté abierto el Mercat Vell. Creo que lo han hecho porque saben que el mercado no estará tampoco el año que viene».

«No hay nada que indique que esto es el Mercat Vell y no lo han promocionado»

En esta nueva ubicación, añade la joven, «pasa gente, pero mucha menos que en la otra, que está en la subida al Castillo». Y a esto suma la queja de que «no hay nada que indique que esto es el Mercat Vell y no lo han promocionado». «Lo que yo pido», concluye, «es que no nos vacilen más, que nos digan la verdad porque ahora nos están mareando. Nos tienen en un vaivén y van cambiando de versión sin que sepamos el porqué. Cuando vemos que se acerca Álex Minchiotti (concejal de Comercio) ya tenemos miedo porque no sabes por dónde va a salir».

Más comedida se muestra desde su puesto de frutas y verduras Pepita Ramis, quien apunta que su único deseo es «que esté todo listo lo más rápido posible». Ramis sí señala que los paradistas estaban «decepcionados» ante la posibilidad de que solo pudieran permanecer en la calle Comte Roselló hasta el día 15 de este mes. Sin embargo, la decisión de Vila de permitirles trabajar ahí hasta que acaben las obras les ha «alegrado».

Sobre los primeros días tras el traslado, Pepita Ramis cuenta que «fue un poco difícil pero te vas adaptando poco a poco». Eso sí, lamenta que en este espacio al aire libre están más expuestos ante fenómenos como la lluvia: «Ahora estamos al aire libre y, si llueve, no podemos abrir, cosa que en el Mercat Vell no pasaba».

Desde su puesto de encurtidos y bocadillos, Tamara Lizarte es más optimista que el resto de paradistas pues ella sí cree que las obras del Mercat Vell acabarán en 2026 y que entonces podrán retornar al histórico espacio. «Yo estoy a la espera de ver qué pasa», explica, «pero sí espero que el año que viene esté todo listo. Hay preocupación, claro». Sobre cómo ha afectado el traslado a su negocio, Lizarte aclara que «la temporada en general ha sido rara para todos, no tiene que ver con el traslado, es que ha habido menos gente que en años anteriores». No obstante, sí admite que el cambio ha provocado un cierto descenso en sus ventas: «Es normal. La gente estaba acostumbrada a ir al otro lado y ahora les cuesta. Pero no me puedo quejar, la verdad».

Jim David, trabajador de la parada de bisutería de la marca ibicenca Fina Bou, no comparte el optimismo de Lizarte. David cree que las obras del Mercat Vell no estarán acabadas cuando dice el Ayuntamiento. En su caso, además, la situación se agrava porque, explica, ya han comunicado a los responsables de la empresa que no podrán optar a un espacio en el Mercat Vell porque este se destinará únicamente a la venta de productos alimenticios. «A nosotros nos dieron un espacio en la plaza del Parque», relata, «y nos ha ido tan mal que no llegamos a acabar el mes de septiembre. Menos mal que mis jefes pudieron coger una tiendecita en Dalt Vila. Si no llega a ser por eso, hubiera sido la ruina. Te estoy hablando de que para la parada del Mercat Vell éramos ocho personas entre los dos jefes, tres orfebres y tres vendedores».

En el entorno del Mercat Vell las obras también están generando importantes molestias. Uno de los establecimientos más afectados es la conocida cafetería Croissant Show, cuyo encargado, Facundo Invierno, explica que «lo que da un poco de bronca es que nadie viene a explicar nada». «Desde que empezó la obra, se nos ha dado muy poca información», denuncia, «no sabemos ni qué, ni cómo, ni cuándo. Lo que echamos en falta es que venga a alguien a explicar las cosas. Estamos pidiendo que nos den más información porque no sabemos absolutamente nada».

Invierno considera «indignante» esta situación. Las obras, asegura, han provocado que las ventas de Croissant Show hayan bajado «un 25% en septiembre, que es el mejor mes» para este establecimiento. «Aquí venía la gente, incluso familias que son clientes habituales, y se iban porque no podían sentarse en la terraza por culpa del ruido y del polvo», denuncia, «y, por mucho que tapes la obra, ese ruido y ese polvo siguen ahí. Lo que más nos indigna es que nadie haya venido a decirnos qué iban a hacer y en cuánto tiempo. Nos hemos enterado de todo por los medios de comunicación».

Gema Marí, dependienta en varios establecimientos de la Marina, también asegura que otros comercios se han visto afectados por esta situación. «En esta isla afecta todo lo que están haciendo», dice, «en estas obras lo insoportable es el ruido y el polvo. Estamos hablando de que han estado así desde principios de septiembre y hasta mediados de octubre, cuando aún había mucha gente aquí. Yo pongo en duda ya todo, incluso lo que dicen de cuándo acabarán. No me creo nada de los políticos».

Desde la Asociación de Comerciantes de la Marina, Carolina Bonet también muestra su indignación con los problemas que están causando las obras del Mercat Vell. Bonet admite que este tipo de trabajos «causan siempre molestias» pero, en este caso, el problema se agrava porque, además, es previsible que las obras afecten incluso a las fiestas de Navidad en el barrio. «Es imposible que se haga lo que estaba programado», explica, «el concejal de Fiestas, Fran Haro, nos ha dicho que intentará llevar algo a esta zona, pero será difícil».

«Las obras son un desastre para todos los que están alrededor del Mercat Vell»

Bonet también señala que algunos comerciantes que tenían previsto ampliar este año la temporada «han decidido cerrar porque con las obras no les compensa». «Las obras, como todas las obras, son un desastre para los que están alrededor del Mercat Vell», concluye la vocal de la Asociación de Comerciantes de La Marina, «y es normal porque esto supone ruido, polvo, camiones entrando y saliendo… Y hay que sumar que se están retrasando por culpa de los restos arqueológicos. Ya se verá qué pasa con todo esto».

6 comentarios

MASIFICACION ibiza MASIFICACION ibiza | Hace un mes

porque no los ubican en Vara de Rey? que ahora en Navidad se llena de casetas con precios exagerados

user Pau (i amor) | Hace un mes

Hablando de gramática: las palabras "Minchiotti" y "cumplimiento" suelen ser antónimas. Igual sí que hay alguna acepción de "parada" (o paralización) como sinónimo de Minchiotti.

user Crispis | Hace un mes

Que molestias si han hecho que se pasee más en la zona y solo esyan por las mañanas. ¿De verdad alguien confiaba que una obra en manos públicas terminaría cuando decían? Como os han vendido la moto y os lo habéis creído. A carai....

Ruttiger Ruttiger | Hace un mes

@Qué haríamos sin Vicente!

@ @ | Hace un mes

Vicentacabas de descubrir la pólvora. Gracias por aclararnos lo de "parada" me había quedado bloqueado pensando que hablaban de alguna línea de autobús que había cambiado de ruta. Por cierto, veo que lo tuyo son las letras, por lo que te diré que después del 1) viene el 2).

Vicent Vicent | Hace un mes

Dos asuntos: 1) En castellano no usamos la palabra "parada" para referirnos a un puesto de mercado. La RAE no admite entre sus 20 acepciones para la palabra "parada" como sinónimo de puesto de mercado. En cambio para la palabra "puesto" vemos que su séptima acepción nos indica que un puesto es una "tienda de un mercado". "Parada" es en catalán, definido como "exposició de mercaderies que hom fa en una fira, un mercat, etc". Si hablamos castellano hablemos castellano, y si hablamos catalán hablemos catalán, pero no mezclemos lenguas. 3) El Mercado Viejo hace ya décadas que es un lugar principalmente turístico. La gente que compra en los puestos son la mayoría turistas (y residentes extranjeros). Los residentes ibicencos y españoles no compran allí. No digo que no hagan alguna compra puntual, pero nadie va al Mercado Viejo a "hacer la compra" como se hacía antiguamente y como se hace ahora cuando vas al Lidl o a Mercadona.

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