La recomendación del Ayuntamiento de Ibiza de no alimentar a los patos del Parque de la Paz, emitida tras las observaciones del veterinario municipal, ha dividido las opiniones entre los vecinos y visitantes del parque más céntrico de la ciudad. Mientras el Consistorio advierte de los riesgos sanitarios y medioambientales de una sobrealimentación incontrolada, muchos ciudadanos siguen viendo en este gesto cotidiano una forma de conexión con los animales y con el propio parque.
Durante la mañana de este viernes, el estanque del Parque de la Paz volvía a ser punto de encuentro entre quienes pasean, alimentan o simplemente observan a las aves. Antonia, habitual del lugar, caminaba mirando entre los arbustos: «Estoy buscando a ver si hay polluelos, hace poco conté hasta 22, pero se los habrán llevado». Para ella, la medida municipal tiene sentido: «Me parece bien cualquier cosa que hagan por el bien de los animales».
Sin embargo, su vecina de paseo, Susana, no comparte esa visión. Observando cómo los patos nadan entre hojas caídas, replica a Antonia: «¡Los tienen desmayaicos de hambre!». Susana reconoce que entre sus aficiones está la de alimentar a estas aves, a las que ya considera casi parte de la comunidad del barrio: «Suelo darles pan y muchas veces voy a comprar arroz para que se lo coman».
La advertencia municipal se basa en la opinión del veterinario de Vila, que ha alertado de los efectos negativos que tiene el exceso de alimento humano sobre las aves: desequilibrios nutricionales, contaminación del agua del estanque y proliferación de ratas o palomas. El Ayuntamiento ha pedido colaboración ciudadana y ha recordado que los patos disponen de una dieta específica controlada por personal especializado.
Aun así, la costumbre persiste. «Si lo dicen los veterinarios, habrá que hacerles caso. Ellos saben de lo que hablan», opina Constantino, que pasea habitualmente por el parque y asegura haber visto cómo algunas personas arrojan pan en grandes cantidades. Pero reconoce que la medida no será bien recibida por todos: «Hay quien no le va a gustar nada. Mi amigo Emilio se entretiene mucho dándoles de comer y no sé cómo se lo va a tomar».
Mientras Antonia y Susana seguían discutiendo a pocos metros del estanque, un niño, Noam, correteaba detrás de los patos, intentando acercarse sin éxito. Su abuelo, Vicent, lo observaba con paciencia. «Me parece muy bien que no dejen que cualquiera alimente a los animales —dice—. La gente les da cualquier cosa y no pueden estar reproduciéndose sin control porque también hay quien se los lleva, a saber para qué».
Vicent recuerda que, años atrás, los patos del parque se contaban por decenas y que muchos acababan desapareciendo sin explicación. «Algunos se los llevaban a sus casas o los niños los cogían para jugar», comenta con gesto de desaprobación. Para él, la intervención municipal es necesaria: «El problema no es darles un poco de comida, es que no todo el mundo sabe lo que les hace bien o mal».
Educación ambiental
La medida del Ayuntamiento no implica sanciones, pero sí busca concienciar a la ciudadanía sobre el impacto que puede tener un gesto aparentemente inofensivo. Según los técnicos municipales, los alimentos como el pan o el arroz alteran la dieta de las aves y ensucian el agua, lo que favorece la proliferación de algas y bacterias.
La intención, aseguran, es proteger tanto a los animales como al propio parque. Sin embargo, entre los bancos, los caminos y el murmullo del estanque, la costumbre de lanzar migas sigue viva. Y entre quienes pasean por el Parque de la Paz, la conversación sobre si deben o no seguir alimentando a los patos se ha convertido, al menos por ahora, en otro de sus sonidos habituales.
A ver.. Inculcais a la gente que os voten de forma sistemática, robótica y ausente de racionalidad. Para luego pretender que la gente sea racional en otros menesteres..😂😂