Junto a la fotógrafa Aisha Bonet y la cineasta Bárbara Hermosilla, la empresaria Alicia Reina Escandell (Ibiza, 1974) coordina en Ibiza la Plataforma por la Dignidad de los Autónomos, que ha convocado para este domingo una movilización en toda España para decir «basta ya» a la presión que sufre este colectivo por parte del Gobierno. Reina es, además, presidenta en Baleares de la Asociación Española de Directores de Hotel (AEDH), entidad que representa a los pequeños y medianos hoteleros de las Pitiusas. De su mano han nacido también iniciativas como Tanit Ibiza Conexion y Siempre Ibiza.
— Los autónomos se echan a la calle este domingo porque ya no pueden más. ¿Qué está pasando?
— Lo que hay es un agotamiento real, un «ya no podemos más». Cada vez asumimos más cargas fiscales, administrativas y operativas. En Ibiza estamos viendo cómo cada vez más pequeños negocios cierran sus puertas porque no pueden competir ni sobrevivir en estas circunstancias. Y, además, continuamente se nos exige más. Ahora, por ejemplo, se nos exigirá a partir de 2026 tener sistemas de facturación homologados con el sistema Verifactu. Eso significa un nuevo coste e inversión en softwares. Al final, nadie querrá ser autónomo. En las pequeñas y medianas empresas locales tampoco hay relevo generacional: las nuevas generaciones ven cómo sus padres están sufriendo y no quieren repetirlo. Y mientras tanto sentimos que tenemos un socio silencioso, el Estado, que se lleva alrededor del 60% de todo lo que generamos. Siempre participa de las ganancias, nunca de las pérdidas. Nos presiona cada vez más y, encima, nos criminaliza. Existe la presunción de que el empresario es el que engaña. Ahora nos vuelven a imponer el registro horario «porque así los empresarios no pueden manipular». Esta idea de que el empresario es el malo está muy arraigada. Claro que hay empresarios que hacen las cosas mal, igual que hay trabajadores que también lo hacen mal. Pero estamos al límite. Ha llegado un momento en el que tienes que decir lo que piensas y exigir tus derechos. Esto es una injusticia absoluta.
— Da la impresión de que el Gobierno no quiere que la gente emprenda.
— Sí. En este país somos el mundo al revés. En vez de favorecer y promover el emprendimiento y que la gente genere riqueza para la sociedad, se está promoviendo lo contrario: depender de prestaciones y tener más derechos que quien intenta generar riqueza y no ser una carga para la sociedad. Tú intentas no ser ni una carga ni un parásito, y aun así te frenan. España no es un país para emprendedores.
— ¿Por qué sucede esto?
— En Europa en general, no se facilita especialmente el emprendimiento, a diferencia de lo que sucede en Estados Unidos: allí un emprendedor es un héroe; aquí, un villano. Hay que cambiar completamente la mentalidad sobre qué significa emprender y poner en valor su aportación a la sociedad. Por otro lado, creo que, en general, los políticos no tocan realidad. La mayoría nunca ha trabajado fuera de la política, y eso desconecta del día día de los ciudadanos y de lo que supone sobrevivir a estas cargas a diario. El trabajador por cuenta ajena sufre la inflación. Y el autónomo, además, ve que paga muchísimo más de lo que recibe, y esto, al final, no le compensa. Y en algunos casos se une al hecho de que está en una edad (45-55 años) en la que conseguir un empleo por cuenta ajena es muy difícil. Al final estás abocado a seguir como autónomo hasta el final.
«En Baleares la industria está muy profesionalizada: somos camaleónicos, vemos oportunidades en la dificultad»
— ¿Cree que las movilizaciones servirán de algo ante el Gobierno?
— Es difícil saberlo, porque a nuestro colectivo no se le suele escuchar. Somos un sector muy conformista a la hora de reivindicar nuestros derechos. Trabajamos y callamos. Pero es peor no pronunciarse. Tenemos que decir que esto ya no es tolerable. Somos un sector pacífico, pero queremos que nos escuchen y que vean que la situación es insostenible.
— A pesar de todo, usted anima, sobre todo a las mujeres, a emprender.
— Sí. La semana pasada, junto al Ayuntamiento de Ibiza, realizamos el taller Alas Emprende, dirigido a mujeres que quieren emprender. Les explicamos los pasos a seguir, las piedras que encontrarán en el camino y qué herramientas pueden ayudarles a superarlas. Siempre empiezo diciendo que emprender es un deporte para valientes. Pero también abre puertas, da alternativas y te permite convertir tu sueño en realidad. No trabajas para los sueños de otro: haces realidad los tuyos. Emprender te enriquece, te vuelve resolutivo, te enseña a adaptarte a la incertidumbre. Quien es capaz de gestionar la incertidumbre ya tiene valores de valentía y coraje. Eso sí también tiene que quedar claro que apoyar el emprendimiento no significa tirarse a una piscina vacía. Les damos herramientas para hacerlo de forma segura.
— Usted es una de las pocas mujeres con visibilidad dentro del sector turístico de Ibiza. ¿Son realmente pocas?
— Sí. En los puestos de decisión suele haber hombres. Llegar ahí como mujer es difícil por el techo de cristal y porque muchas veces somos nuestras peores enemigas. El síndrome de la impostora afecta a muchas mujeres: están muy formadas y son muy válidas, pero no se reconocen ese talento. Conozco mujeres brillantes que prefieren trabajar en la sombra antes que visibilizarse. En la industria turística cada vez hay más mujeres, pero aún queda mucho camino. Desde Tanit Ibiza Conexion intentamos cambiar esto. Queremos que sean conscientes de su aporte real a la sociedad y del carácter de carrera de fondo que tiene todo esto. Por otro lado, hay que tener también en cuenta la doble carga: las tareas domésticas y la profesión. A veces, por muy exigentes que seamos con nosotras mismas, resulta imposible llegar a todo. Y, cuanto más alto llegan algunas mujeres, más incomprensión encuentran a su alrededor. Falta conciliación real y falta corporativismo entre nosotras. Además, todavía hay profesiones que socialmente se perciben como masculinas. Romper ese sesgo cuesta.
«Nos cuesta ser profetas en nuestra tierra, pero tenemos empresarios muy potentes haciendo cosas muy innovadoras»
— Pero es llamativo que en un lugar como Ibiza haya tan pocas mujeres visibles en turismo.
— En los Premios Tanit siempre buscamos visibilizar a mujeres del sector hotelero que sean referentes. Hay mujeres con talento que ya están transformando la industria, pero les cuesta más ocupar espacios públicos. Incluso en empresas familiares, el relevo suele pasar al hombre pese a tener en el seno de estas familias de empresarios a mujeres muy válidas que podrían liderar con éxito.
— Estamos en un proceso de transformación turística pero da la impresión de que no hay un rumbo claro.
— Avanzamos, pero luego retrocedemos. Decimos que queremos un modelo donde prime la calidad sobre la cantidad: menos turistas, pero que permitan vivir todo el año. Un modelo de margen, no de rotación. Pero esto exige sacrificios. Nuestra industria está muy democratizada, pero si no tienes cierto poder adquisitivo, Ibiza dejará de ser accesible. Y eso forma parte de un modelo más sostenible. No podemos querer un destino premium y, a la vez, que no sea prohibitivo. Llegará un momento en que habrá que fijar precios medio-altos para frenar la masificación. O queremos una cosa, o queremos la otra, o buscamos un equilibrio realista.
— ¿Por qué no se consigue ese equilibrio?
— Porque se intenta contentar a todo el mundo. Y eso es imposible. Avanzamos, retrocedemos… y al final parece que no hay planificación, sino reacción. Hay una iniciativa del Consell de Ibiza que es interesante: han reunido a profesionales, técnicos y expertos para crear una estrategia de reposicionamiento del destino. Se está haciendo un esfuerzo por unir sensibilidades y construir un modelo común. Veo buena intención, pero también urgencia: nuestros competidores observan nuestros titubeos y se adelantan. Tenemos que ser ágiles.
«Nuestra industria está muy democratizada, pero si no tienes cierto poder adquisitivo, Ibiza dejará de ser accesible»
— Como presidenta balear de la Asociación Española de Directores de Hotel (AEDH), ¿cuáles son hoy los principales retos de sus asociados?
— El primero es dar voz real a los pequeños y medianos hoteleros. El segundo, combatir la turismofobia: en Ibiza y Formentera no podemos demonizar el turismo. Debemos ponerlo en valor. Si existe alguna consecuencia negativa, hay que identificar su origen real, y ahí está el intrusismo. También queremos garantizar condiciones dignas para vivir y trabajar en las islas. Además, debemos adaptarnos a nuevos modelos: la IA está transformando la operativa y la forma de relacionarnos con el cliente. La asociación organiza más de 20 congresos al año sobre estos temas. Otro reto es reducir la burocracia y adaptar la normativa turística a las necesidades del pequeño y mediano hotelero. Y, por supuesto, proteger sus intereses en cuestiones como la negociación laboral.
— Ustedes funcionan como una especie de patronal.
— A nivel nacional la mayoría de socios son directores de hotel, pero en Baleares muchos son también propietarios. Esto enriquece la visión y permite defender mejor los intereses de la industria. En Baleares la industria está muy profesionalizada: somos camaleónicos, vemos oportunidades en la dificultad. Nos cuesta ser profetas en nuestra tierra, pero tenemos empresarios muy potentes haciendo cosas muy innovadoras.
— ¿Qué soluciones ve al problema de la vivienda?
— La vivienda dificulta atraer y retener talento. Formas a una persona y se va porque no puede vivir aquí. Eso genera una rotación constante y afecta a la calidad. Necesitamos impulsar, mediante colaboración público-privada, promociones reales de VPO para trabajadores del sector turístico, preferiblemente en régimen de alquiler y vinculadas al empleo. También hacen falta incentivos fiscales para propietarios que alquilen a trabajadores o personas que quieren desarrollar su proyecto de vida en la isla. Hay que movilizar viviendas vacías con programas realistas, no con requisitos imposibles. Hay que avanzar en la lucha contra el alquiler turístico ilegal y garantizar residencias dignas para empleados y para profesionales esenciales: médicos, enfermeras, profesores, policías…
@Un trabajador por cuenta ajena no ve como el dinero pasa por sus manos, no es lo mismo. Si el trabajador por cuenta ajena tuviera que pagar su cuota de seguridad social y el IRPF veríamos que pasaría.