Un buen número de incendios, cuatro de ellos forestales originados en extrañas circunstancias en zonas alejadas de cualquier concentración de personas, obligaron a los bomberos a trasladarse durante la noche de Sant Joan a distintos puntos de la isla. No se descarta que estos últimos, que arrasaron en su conjunto unos 6.000 metros cuadrados, fueran provocados.
Veinte bomberos, la mayor parte de la plantilla del Parque Insular, cubrieron los servicios que se presentaron durante la noche. Cuatro bomberos, apoyados por un vehículo contraincendios y otro auxiliar, formaron una unidad móvil que patrulló las zonas donde se hicieron foguerons. Asimismo, los trabajos de perimetraje de las zonas afectadas y otras salidas ocuparon la mayor parte del tiempo del retén que estuvo de guardia durante el día de ayer. La alarma saltó por primera vez en el Parque Insular poco después de las diez y media de la noche. Una llamada alertando de la aparición de llamas junto a la carretera de Sant Eulària movilizó a los bomberos. El fuego, ya prácticamente extinguido, fue localizado en un vertedero ilegal. La misma unidad que acudió a esta intervención se desplazó seguidamente a la finca de Can Costa Redona, en Sant Rafel, donde se dio aviso de un fuego agrícola que luego resultó ser una quema de restos. En este intervalo el Parque Insular también cubrió una llamada sobre un posible incendio -finalmente una falsa alarma- en una casa de la calle Sant Cristófol.
Pasadas las once la noche se inició el primero de los cuatro incendios forestales que se declararon durante estas horas en Eivissa. La ausencia de viento y la rapidez con la que se actuó en un terreno ubicado cerca de Cala Salada facilitó que sólo se quemaran 100 metros cuadrados. Los bomberos tuvieron que tomar un camino para llegar a la zona afectada, muy lejos de cualquier núcleo de población.