El accidente del avión de la compañía Condor, que la noche del sábado se salió de la pista del aeropuerto de Eivissa, afectó a más de 3.000 pasajeros, entre los que vieron como se les desviaba a otros aeropuertos y los que esperaban pacientemente en las instalaciones ibicencas y en otros aeropuertos para poder tomar sus vuelos.
Fuentes de Aena indicaron ayer a este periódico que ocho vuelos de diversas procedencias tuvieron que ser reconducidos al aeropuerto de Palma durante las tres horas y media que las pistas estuvieron cerradas. Este organismo estimó que en dichos aviones viajaban, en total, unas 1.600 personas. A éstas hay que añadir las más de 1.000 que esperaban en Eivissa y los pasajeros que pudieron ser advertidos del cierre de las pistas ibicencas antes de despegar desde sus respectivos aeropuertos.
Las mismas fuentes de Aena señalaron que la normalidad regresó al aeropuerto de Eivissa sobre las cuatro de la mañana, tras haber acelerado el tráfico previsto para aquella noche, contabilizándose, entre entradas y salidas, hasta diez vuelos a la hora.
Entre las cuatro y las cinco de la madrugada, las instalaciones sólo registraron dos vuelos. Durante la jornada del sábado estaba previsto un tráfico total de 36.000 pasajeros en Eivissa, uno de los más altos de todo el verano.
Afortunadamente, no hubo que lamentar ningún herido, ni tan siquiera leve, entre los 234 pasajeros y los ocho miembros de la tripulación que llegaron a Eivissa a bordo del Condor procedente de Leipzig.